La Copa Libertadores de América siempre se ha caracterizado por escenas surrealistas, pero lo que se vivió en el Romelio Martínez puede ser una de las páginas más negras de nuestra historia en la Copa. Por presión de la CONMEBOL y de las autoridades colombianas se decidió jugar este partido por fase de grupos en medio de uno de los estallidos sociales más graves que ha vivido este país en su historia reciente. 

El resultado salta a la vista: se presentaron fuertes enfrentamientos entre la Policía y los Manifestantes a los alrededores, hasta el punto que el minuto de silencio fue interrumpido por los ruidos de las granadas de estruendo alrededor del estadio, y el humo de los gases lacrimógenos llegó hasta Marcelo Gallardo y sus dirigidos. 

Los relatores argentinos de ESPN trataron con mayor dignidad el estallido social que nuestros propios periodistas, ya que ellos no tienen las mordazas de los grandes poderes económicos que gobiernan este estado fallido. El propio DT argentino declaró post partido:  Era un momento complejo y uno no se puede abstraer de lo que está pasando. No es normal venir a jugar en una situación inestable como la que vive Colombia. No fue normal la previa y se jugó en situaciones muy incómodas, con humo, gases, escuchando estruendos y estallidos. Fue una situación anormal en todo sentido y no podemos mirar para otro lado“. 

Y el ‘Muñeco’ tiene toda la razón. Ya no podemos mirar para otro lado. Para el pueblo barranquillero solo hay dos cosas sagradas: el Carnaval y el Junior, y el hecho que hayan decidido manifestarse antes de ver a su amado equipo jugar contra River Plate, uno de los gigantes del continente, muestra que esta situación es realmente grave.

La gente está cansada. Está cansada de ser tratada con indignidad, está cansada de la corrupción y está cansada de la falta de oportunidades. El 41 % de los colombianos viven por debajo de la línea de pobreza, y el que gane más de 1000 USD al mes ya es considerado rico por el DANE.  Y por sobre todas las cosas, está cansada que la única respuesta que reciban sea plomo. A corte de hoy, luego de dos semanas de protestas, las agencias de derechos humanos reportan 47 muertes y 471 casos de desapariciones forzadas, cifras dignas de regímenes dictatoriales.

¿Y cómo llegamos hasta acá? Con nuestro silencio cómplice hemos permitido que los nefastos que están en el poder tengan todos los entes de control. La Fiscalía es de ellos, las Cortes son de ellos, la Procuraduría, la Contraloría y el CNE también. En el Senado son la mayoría absoluta. La corrupción marcha impune caso tras caso, y miles de lideres sociales fueron asesinados en los últimos años. Y eso que no hemos hablado de los más de 6400 casos de Falsos Positivos perpetrados por nuestras gloriosas Fuerzas Armadas, ni del sufrimiento de las madres de Soacha. 

Ellos son los principales culpables. Pero cómplices somos todos. Cómplice fue la CONMEBOL al dejar que el partido se jugara acá y pretender que todo estaba bien. Cómplice fue la policía y el alcalde Pumarejo al dar parte de tranquilidad, y fingir que acá todo está bien. Cómplices somos todos nosotros que nos quedamos callados ante la injusticia, por miedo al rechazo social, o por miedo a perder nuestras posiciones de privilegio dentro de la sociedad. 

Seríamos cómplices también si usáramos este espacio para hablar del partido, que realmente ante esta situación pasa a un rol secundario. Hoy no vamos a hablar de cómo se le escaparon los tres puntos a Amaranto al último minuto, haciendo cambios inexplicables y ratoneando, al estilo de su mentor en el Atlético de Madrid, Diego Pablo Simeone. 

Porque mientras sigamos pretendiendo que todo está bien, nada va a cambiar, y los nefastos que se sientan hoy en el poder, seguirán en el poder. Se seguirán robando el dinero de los puentes, seguirán fomentando la inequidad con exenciones tributarias a la banca, seguirán teniendo fincas cocaleras y tomando whisky con narcos, en un matrimonio inmoral y podrido que lleva más de 200 años. Y seguiremos dando vergüenza internacional, solo que ahora además de dar espectáculos bochornosos por DW y CNN, ahora también son por ESPN. 

Estoy cansado de ser cómplice. Aquí las cosas no están bien y el mundo se está dando cuenta. Tenemos que organizar la casa y cambiar el rumbo de las cosas. Y hasta entonces no estaremos capacitados para organizar una Copa América. 

Si se la llevan, está bien ida. Y si por alguna insensatez deciden jugarla aquí, sepan que vamos a presenciar un espectáculo bochornoso como el de esta semana durante casi todos los partidos, en casi todas las sedes. Y la pelota seguirá rodando mientras afuera siguen matando y desapareciendo compatriotas, tal como pasó en Argentina 1978. 

Somos la vergüenza de América. En manos de cada quién está la decisión de seguir siendo cómplice, o pararse del lado correcto de la historia. 

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