Con este fichaje se parecía enviar un mensaje importante de una liga que quería dar un salto de calidad. Para esa misma época se negociaron los derechos de TV internacional, cifras importantes para que los clubes potenciaran sus nóminas o salieran de sus crisis. Todo parecía mejorar, incluso, para el canal privado que pagó por este fútbol y cambió el esquema de transmisión, para que el televidente pudiera ver los partidos del fútbol colombiano en vivo solamente mediante una suscripción mensual a un canal premium, denominado Win+.

Pero los meses pasaron y llegó la pandemia que puso en entredicho los derechos televisivos internacionales pactados.  Adicional a esto, el pobre rendimiento de los equipos colombianos a nivel internacional, y un constante rechazo del público hacia el canal colombiano por limitar la transmisión del FPC, pusieron en jaque al fútbol colombiano. La gente manifestó su inconformidad en redes haciendo tendencia el hashtag #LoPagaráSuMadre.

Esto sin mencionar los casos de directivos que gracias a sus malos manejos y las innumerables deudas que tienen con los jugadores perdieron el respeto de la hinchada, lo cual termina de ponerle la cereza al pastel. El caso más grave es el de José Augusto Cadena, actual presidente del Cúcuta Deportivo y con un amplio historial de malas prácticas, recientemente acaba de perder el reconocimiento deportivo por parte del Ministerio del Deporte, poniendo al club motilón entre la espada y la pared: o saldan sus deudas, o no juegan.

¿La solución? En medio de la pandemia lograron sacar al presidente de la Dimayor con la intención de descomprimir un poco la situación. Pero esto no fue suficiente, los suscriptores de Win+ cayeron y ahora sencillamente es muy poca la población que está pendiente de la liga colombiana.

La negociación de la Dimayor con el canal terminó de matar al fútbol colombiano, ya que hicieron un plan que parece rentable a costa de sacrificar la demanda neta. Hoy la gente no puede ir a los estadios, no puede ver los partidos, pero lo peor de todo, no les interesa. Muy pocos saben quién es el goleador, en que fecha van, quienes son las promesas, y lo poco que se ve es gracias a los partidos de los nuestros en las competiciones continentales.

Sacar el tiempo para ver un partido colombiano es muy costoso, por lo que cuesta adquirirlo y por el espectáculo paupérrimo ofrecido, desde los campos en los que se juegan, hasta la organización y disminuida capacidad futbolística de los equipos. El espectador promedio tiene al alcance de sus manos en sus canales de televisión básica la Champions League, la Premier League de Inglaterra y las ligas española e italiana, parece un sin sentido pagar una suscripción adicional para sostener una estructura corrupta y mediocre.

Aunque el presidente de Win Sports presenta un parte de tranquilidad al decir que el número de suscriptores es suficiente para mantener el negocio, la realidad es otra. El fútbol colombiano pasa por uno de sus peores momentos.

Nuestro sentido pésame a la Dimayor que con sus decisiones mataron al “deporte más hermoso del mundo” en Colombia.

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