¿Cómo les fue a nuestros representantes colombianos? Fracasamos rotundamente. Por segundo año consecutivo nuestros equipos se quedan afuera de los octavos de final de la competición más importante de América.

Nuestro último campeón, América de Cali, quedó último de su grupo sin acceso a nada. Con la misma suerte corrió nuestro campeón de Copa Colombia, el DIM. El ‘Poderoso’ inclusive perdió contra Caracas en Medellín, siendo el primer equipo colombiano que pierde como local contra un venezolano en toda la historia de la copa.

El premio de consuelo, la clasificación a la Copa Sudamericana, pareció ser suficiente para el Junior de Barranquilla, el único de los 3 colombianos en competencia que no terminó último de su grupo. Desde sus redes anunciaron casi que con orgullo que continúan en competición internacional. Inclusive la Dimayor los felicitó desde su cuenta de Twitter.

Y aunque en teoría nuestras tres copas Libertadores (dos del Nacional y una del Once Caldas) parecieran validar que estamos por encima de naciones como Paraguay (3, pero con menos semifinales), Ecuador (1) o Bolivia (0), en octavos de esta copa habrá representantes paraguayos, bolivianos y ecuatorianos, pero no colombianos. Los hermanos ecuatorianos entre otras cosas metieron 3/4 equipos en la segunda ronda de esta edición.

En los últimos 4 años, solo 1 equipo colombiano pudo pasar de fase de grupos: Atlético Nacional en 2018. En comparación, Bolivia tuvo 3, Uruguay 3, Ecuador 7 y Paraguay 8. Ni hablar de las potencias continentales: Argentina 18 y Brasil 24. Estamos tocando fondo.

¿Qué pasa con nuestro torneo colombiano que no es capaz de brillar a nivel sudamericano? Es posible que nuestro pobre rendimiento en el ámbito internacional se deba a varias limitantes que tenemos dentro del contexto nacional, y que como país vamos a tener que empezar a reconocer y atacar si queremos tener proyectos serios y relevantes a nivel Conmebol.

La gran limitación está en el ingreso financiero de nuestros clubes. La superintendencia de sociedades reportó que en 2018 nuestros clubes reportaron pérdidas de 58.000 millones de pesos, y muchos de los clubes del país se encuentran en quiebra.

Existen jugadores a los cuales se les adeuda su salario, y no existe un acuerdo colectivo de jugadores en los que se haga un reparto más equitativo de los derechos de transmisión. Los derechos televisivos que se perciben en Colombia son particularmente bajos, producto de un conjunto de irregularidades y monopolios que existen en el país.

Los dueños de los derechos televisivos, en conjunto con la Dimayor, pactan contratos de derechos televisivos por valores mucho más bajos a los valores pactados en el resto de la región, y reparten de igual manera entre la primera y la segunda categoría de la Dimayor.

Esto hace que los clubes pequeños, con nóminas baratas, tengan ganancias al recibir entre 0.5 y 1 MUSD, con esto logran la mayoría absoluta en las votaciones y se asegura la perpetuidad del negocio. Fuad Char, dueño del Junior de Barranquilla, denunció en 2019 que los equipos ecuatorianos reciben entre 3 y 4 veces más por derechos televisivos, una liga que en teoría es una liga menor, y con menos espectadores.

Basta mirar a Inglaterra para darse cuenta de la relevancia que tienen los derechos televisivos dentro de la economía de un club. Si los derechos televisivos están mal repartidos, no se garantiza el buen nivel del fútbol colombiano. El sistema actual de competición de torneos cortos con liguillas de los 8 primeros también favorece la mediocridad.

La gran mayoría de países del continente ya han adoptado los torneos largos como norma, los cuales favorecen a los equipos más regulares, y por lo tanto los que mejor los pueden representar en las copas.

Por lo tanto, no existe un interés real por parte de las directivas del fútbol colombiano en realizar inversiones grandes, ya que el modelo de negocios y el sistema de competencia favorecen la mediocridad, y por lo tanto esto se ve reflejado en nuestras pobres actuaciones a nivel continental.

No se descubre nada al afirmar que los procesos a largo plazo son los que brindan más réditos. La selección alemana es un claro ejemplo de ello, que desde 2002 inició un proceso de transformación bajo la dupla Klinsmann-Löw, lo cual los llevó nuevamente a la cúspide del fútbol mundial en 2014. Para no irnos tan lejos tampoco, nuestros vecinos de Independiente del Valle pasaron de ser un club con poca historia a ser Campeones de Copa Sudamericana y ser un equipo respetable a nivel continental. No a base de golpes de chequera, sino con base en un proyecto a largo plazo, seriamente administrado y con una clara apuesta a formación de juveniles.

Acá en Colombia parece ser que no somos capaces de hacer un proyecto así. Nos limitan los torneos cortos. Nos limita el monopolio de los derechos televisivos. Nos limita la corrupción y la mentalidad. Tendremos que vencer muchas limitaciones.

 

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.