[…] a finales del año pasado, aquel que reza que Colombia está condenada, y no se puede hacer más que pensar en 2026.  

Esta premisa, fácilmente justificada por algunos por las paupérrimas actuaciones del seleccionado en las dos fechas anteriores, parece a priori absurda si se miran las matemáticas y se entiende que faltan aún 14 fechas por delante para definir los cupos al mundial. Y, aunque la diferencia de gol que hoy acumula el seleccionado colombiano (-5) es bastante más que preocupante por el contexto históricamente reñido del torneo, el verdadero motivo detrás del fantasma de la eliminación radica en un problema mucho más sutil, pero a la vez crónico y profundo de nuestro fútbol nacional: la actitud y el desempeño del seleccionado ante la adversidad. 

Hagamos el ejercicio matemático por un momento. De los 5 tiquetes al mundial, otorgaremos los dos primeros a Brasil y Argentina por razones históricas, aunque en los últimos años la Argentina venga demostrando que sin duda es tan mortal como cualquiera de nosotros. Eso dejaría en la pelea por los 3 cupos restantes a selecciones claramente candidatas a clasificar como son Chile, Uruguay, Ecuador, Colombia y, para hacer el panorama aún más pesimista, el Perú de Ricardo Gareca. Tres cupos para 5 selecciones. Ahora a los números. 

Para el siguiente ejercicio intentaremos hacer un paralelismo, en la medida de lo posible y guardando el contexto, con las últimas dos eliminatorias exitosas para nuestra selección, la de Brasil 2014 y Rusia 2018. Intentaremos darle más peso específico a la clasificación de Rusia, teniendo en cuenta que se acerca más a nuestra realidad actual en cuestión de dificultad para clasificar y participación de Brasil. Arranquemos. 

Colombia se encuentra actualmente en la séptima posición con 4 puntos y -5 de diferencia de gol (DG), lo que nos deja a 2 puntos, 5 goles del quinto puesto (ocupado por Uruguay), y 2 puntos, 6 goles del cuarto (ocupado por Paraguay). En la eliminatoria de Rusia, nos encontrábamos igualmente en el séptimo puesto, mientras que en Brasil ocupábamos el sexto.

Colombia arrancó la presente eliminatoria con una victoria importantísima de local ante Venezuela (3-0), rival siempre complicado para los nuestros; para Rusia haríamos lo mismo con una victoria 2-0, mientras que en la eliminatoria hacia Brasil lograríamos sacar un empate a uno. Buen arranque para el equipo.

La siguiente fecha fue contra Chile de visitante, donde logramos un empate a 2 contra un equipo considerado rival directo. Lo mismo haríamos en el camino a Rusia (1-1), mientras que para Brasil dábamos golpe de autoridad venciendo a los australes 3 por 1. Hasta ahora un panorama no muy distinto a la eliminatoria anterior. 

El camino empezó a torcerse recién en la tercera fecha, con la preocupante derrota de local ante Uruguay. Preocupante por no sumar de local y entregar puntos importantes a una de las selecciones que seguro peleará a muerte con nosotros por alguno de los cupos disponibles. Para Rusia lo haríamos un poco mejor asegurando un empate, mientras que para Brasil nuevamente nos daríamos un baño de jerarquía derrotando a los charrúas por 4 goles en una de las mejores actuaciones de aquella eliminatoria. 

Lo que nos trae a la última fecha disputada hasta el día de hoy, el escandaloso 6-1 ante Ecuador en la altura de Quito, encuentro que le costó la cabeza al anterior entrenador, Carlos Queiroz. El partido es escandaloso más por sus formas y abultado marcador, que por el desenlace de por sí. Si bien en el camino a Rusia logramos la victoria de visitante, en 2012 nuevamente perderíamos. Ecuador nunca ha sido una plaza sencilla, como dicen los toreros, y la relevancia de esta derrota se verá a futuro dependiendo del desempeño de los demás rivales en el país vecino. Esto nos deja con un balance negativo, pero lejos de ser catastrófico para nuestras aspiraciones mundialistas.

Si organizáramos los ‘fixtures’ de las anteriores eliminatorias para que coincidieran con el actual, el saldo sería 7 puntos para Rusia y Brasil, versus los 4 puntos que acumulamos a día de hoy, es decir un déficit de 3 puntos que debemos procurar recuperar en alguno de las fechas siguientes. Lo primero es enderezar el barco y asegurar solidez en la localía, ganar los partidos que se deben ganar, e intentar robar de visitante siempre que podamos. Chile ya no es el mismo de antes, Paraguay, quien hoy se encuentra en la 4ta posición se espera que caiga, y Perú, Uruguay y Ecuador serán partidos a muerte, pero definitivamente ganables. 

Si la matemática nos da esperanza, ¿por qué pensar, entonces, que todo está perdido desde tan pronto? Como planteamos en un principio, la falta de confianza que tenemos al triunfo en la adversidad es un fantasma que ha acompañado a la selección por décadas. No es un complejo infundado, numerosos antecedentes confirman que somos boxeador con mandíbula de cristal. Superar aquellos traumas de inferioridad y minusvalía será realmente el gran reto de Reinaldo Rueda. Las siguientes 14 fechas serán terapia de choque, tratamiento psicológico. De superarlo, nos graduaremos por fin de equipo chico y, tal vez podamos soñar con llegar a ser potencia futbolera algún día. Ya no más del “jugar con humildad y respeto”, ni del odioso “estamos para aprender”.

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