El caso de Zulma Guzmán Castro, la empresaria colombiana acusada de envenenar con talio frambuesas cubiertas de chocolate, continua evolucionando con nuevas revelaciones. En abril de 2025, el consumo de las frutas envenenadas resultó en la trágica muerte de dos jóvenes bogotanas, Emilia Forero y Inés de Bedout, de 13 y 14 años, respectivamente.
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La trama de este hecho macabro es un viejo amor tornando venganza: Juan de Bedout, economista y padre de una de las víctimas. Según la Fiscalía de la Nación, de Bedout habría mantenido una relación extramatrimonial con Guzmán, que terminó en 2014 y el resentimiento de esta última llevó a un acto de venganza mortal en forma de un regalo envenenado: frambuesas espolvoreadas con talio, un metal pesado altamente tóxico.
“Existen pruebas contundentes que vinculan a la acusada con este doble homicidio agravado y tentativa de homicidio, como registros de llamadas desde un número argentino a ella, y el análisis toxicológico que confirmó la presencia de talio, descartando una intoxicación alimentaria general”, reportó El Tiempo. Las compras hechas por la acusada antes y después del crimen son objeto de investigación, incluyendo posibles vínculos con empleados o allegados de De Bedout.
Una línea argumental de la defensa de Guzmán es que las compras de frambuesas eran para su dieta personal y ha negado rotundamente su responsabilidad en los hechos. Sin embargo, la sombra de la duda la persigue. Tras las muertes de las jóvenes, Guzmán huyó de Colombia hacia Argentina, Brasil, España y finalmente el Reino Unido, como se dijo en Blu Radio.
En un giro dramático, fue rescatada del río Támesis por la Policía Metropolitana tras un presunto intento de quitarse la vida en un último acto de desesperación. Ahora, protegida por la ley de salud mental británica, enfrenta una solicitud formal de extradición respaldada por una notificación roja de Interpol.
Este caso ha traído de vuelta antiguas sospechas de un caso similar en 2021, cuando la esposa de De Bedout, Alicia Graham Sardi, murió con talio en su sangre, manifestando pérdida de cabello y dolores en las piernas. La família busca, para Zulma, una pena de más de 50 años de cárcel.
Pese a las evidencias y la presión por extraditarla, Guzmán se mantiene firme en su inocencia y justifica sus viajes por motivos personales y académicos. Mientras las autoridades colombianas y británicas continuan trabajando en los trámites de extradición, la investigación sobre el caso sigue en curso, con el foco en la relación entre Guzmán y De Bedout.
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