Durante el foro organizado por Pulzo y Positiva Compañía de Seguros, titulado “Jóvenes en el entorno laboral, el nuevo poder que conquista las emociones”, se abordaron temas clave sobre bienestar, seguridad emocional y salud mental en las organizaciones.
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Uno de los momentos más relevantes del encuentro fue la intervención de Andrea Torres, asesora en riesgos laborales de la Procuraduría General de la Nación, quien explicó de manera detallada cuál es la ruta que deben seguir los trabajadores —tanto del sector público como del privado— al enfrentar situaciones de acoso laboral o conflictos que afecten su salud emocional.
Torres comenzó recordando que las normas de convivencia y los protocolos de atención aplican para todos los trabajadores, sin importar si laboran en entidades estatales o en empresas privadas.
Explicó que la primera ruta obligatoria es acudir al Comité de Convivencia Laboral, organismo creado para recibir y gestionar denuncias relacionadas con acoso laboral, ya sea ejercido por un jefe hacia un empleado, entre pares o incluso de un trabajador hacia un superior.
Según la funcionaria, este último caso —aunque menos visible— también ocurre y debe ser atendido de la misma manera.
La asesora destacó que, aunque el Comité de Convivencia existe desde 2012, la norma evolucionó al evidenciar que muchas quejas quedaban estancadas durante meses o incluso más de un año en los archivos de recursos humanos.
Por eso, las regulaciones recientes, como la resolución expedida por el Ministerio de Trabajo, buscan acelerar los tiempos de respuesta y garantizar que las denuncias no queden olvidadas.
“La queja de acoso laboral no puede dormir en un anaquel. Debe ser atendida rápidamente porque estamos hablando de la salud mental del trabajador”, enfatizó.

El papel del Comité no es sancionatorio, sino preventivo y conciliador. Su función es propiciar acuerdos, buscar soluciones tempranas y promover medidas de prevención que eviten la escalada del conflicto.
Entre las posibles acciones están el traslado del trabajador a otra área, el acompañamiento emocional o la recomendación de ajustes en estilos de liderazgo cuando un jefe presenta conductas inadecuadas que afectan el clima laboral. “Hay líderes que no saben liderar y empiezan a crear problemas sociales. Ahí deben tomarse decisiones”, señaló Torres.
Sin embargo, cuando no se logra una conciliación dentro del Comité, la ruta cambia dependiendo del tipo de entidad. En el sector público, la Procuraduría exige que el trabajador demuestre que ya acudió primero al Comité y a recursos humanos antes de elevar una denuncia formal.
En el sector privado, si el conflicto persiste y no se llega a un acuerdo, el caso puede escalar a otras instancias, incluida la Fiscalía, siempre y cuando el denunciante presente las pruebas de que agotó el proceso interno.
Torres también hizo un llamado urgente sobre un fenómeno preocupante: el aumento de intentos de suicidio relacionados, entre otros factores, con problemas laborales. Aclaró que estas situaciones pueden originarse en dificultades personales, económicas o afectivas, pero también en entornos laborales hostiles.
Advirtió que en los últimos cuatro años la curva de casos ha sido ascendente, por lo que insistió en la necesidad de intervenir tempranamente. “Hay que tener cuidado con la punta del iceberg. Detrás de un intento de suicidio hay situaciones que el sistema no está detectando a tiempo”, afirmó.
El foro concluyó reiterando que el bienestar emocional en el trabajo no es opcional: es una responsabilidad compartida entre trabajadores, empleadores y entidades de control.
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