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Subeditor     Sep 5, 2025 - 6:58 am

El presidente de la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex), Javier Díaz, advirtió que la reforma tributaria presentada por el Gobierno Nacional tendría un fuerte impacto negativo en la competitividad del país.

Según explicó, el incremento de impuestos a los combustibles, incluyendo la gasolina y el diésel, así como el impuesto al carbono, elevaría significativamente los costos del transporte de carga en el territorio nacional.

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Esto repercutiría no solo en las operaciones de comercio exterior, sino también en toda la economía, encareciendo productos y afectando la canasta familiar.

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Díaz recordó que los costos logísticos en Colombia ya representan en promedio el 17,9 % del valor de los productos, mientras que en países competidores de la Ocde estos oscilan entre 8 % y 9,5 %.

Esta diferencia, dijo, pone en desventaja a los empresarios colombianos, especialmente a quienes deben trasladar materias primas desde el interior hacia los puertos.

Además, expresó preocupación por la pérdida de atractivo para la inversión extranjera. Con una tasa de renta corporativa del 35 %, frente al promedio de 25 % en Centroamérica, Colombia corre el riesgo de ahuyentar capitales que buscan mayor rentabilidad.

Finalmente, señaló que los mayores costos logísticos comprometen la meta de superar los USD 50.000 millones en exportaciones, cifra que se ha estancado en los últimos años.

Por qué reforma tributaria afectaría a industrias en Colombia

La nueva reforma tributaria en Colombia tendría un impacto transversal sobre diversas industrias clave debido al incremento de impuestos a los combustibles, el carbono y el patrimonio empresarial.

En el sector del transporte y la logística, el alza en los precios de la gasolina y el diésel encarecería de manera directa el traslado de mercancías dentro del país y hacia los puertos.

Esto afectaría tanto a exportadores como a importadores, reduciendo la competitividad frente a mercados internacionales donde los costos de transporte son mucho más bajos. Industrias dependientes de cadenas de suministro extensas, como la agroindustria y la manufactura, verían comprometida su rentabilidad.

El sector productivo también se vería golpeado por la alta carga impositiva corporativa, que ya alcanza el 35 %, frente a un promedio regional del 25 %. Este escenario podría desalentar la inversión extranjera directa en sectores estratégicos como la energía, la construcción y la tecnología, incentivando a los inversionistas a localizarse en países más competitivos.

Por su parte, la canasta familiar y los bienes de consumo masivo sufrirían incrementos en sus precios, afectando el comercio interno y la capacidad adquisitiva de los hogares. En conjunto, la reforma podría frenar el dinamismo económico y agravar los desafíos de competitividad del país.

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