Seguramente no habrás escuchado nunca el término petofilia, ya que es un concepto nuevo que ha surgido a raíz del comportamiento de algunos adoptantes de perros.

Para saber si sufres de petofilia primero debemos saber qué significa este concepto. El prefijo peto- viene de mascotas, mientras que el sufijo -filia viene de amor o atracción.

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La palabra petofilia significaría pues amor a las mascotas, sin embargo, cuando hablamos de filias no nos referimos a un amor normal, si no a un amor problemático.

Cómo saber si se sufre de petofilia

Te preguntarás dónde está el límite entre el amor por tu mascota y el amor desmedido por la misma.

La mayor parte de las personas que compartimos vida con un perro, lo queremos, queremos lo mejor para él, nos preocupamos de su alimentación, de sus cuidados, en definitiva, de que sea feliz. Hasta ahí no hay problema.

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El problema de la petofilia surge cuando ese amor por nuestro perro nos limita nuestras relaciones sociales, porque preferimos estar con nuestro perro que relacionarnos con nuestra familia o amigos.

Nos limita la vida en cuanto a que no viajamos si no es con él, cuando gastamos cantidades de dinero en comprar cosas que nuestro perro no necesita; decenas de juguetes, ropa, cambiar sus ropa de forma habitual, dar prioridad al perro antes que a nosotros en temas de comer, de dormir, etc.

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Es decir, cuando dejamos de tratar a nuestro perro como un perro y lo tratamos como si fuera un humano al que agasajamos y mimamos con exageración.

Los perros no necesitan alojarse en hoteles cinco estrellas para recibir menús de caviar, ni ir al spa para relajarse de su estresante vida, ni tener un armario con colecciones de ropa ilimitada. Cuanto más perro sea el perro, más feliz será.

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El amor hacia nuestro perro es sano, la obsesión por quererlo llevar entre sedas ya no. A nuestros perros les gusta revolcarse en cosas malolientes, entrar en charcos, cazar moscas o comer cualquier cosa, ¡así son felices!

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Por tanto, si descubres que eres petofílico es importante que sepas que cuanto más lo seas más infeliz harás a tu perro. Solo dejando a tu perro ser perro, es como conseguirá ser feliz y ahí demostrarás el auténtico amor que sientes por él.

Amar y cuidar a tu mascota es siempre bueno, pero hacerlo de una forma enfermiza es perjudicial para ambos. Como siempre, la mesura es importante.

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Otros síndromes por el amor exagerado hacia la mascota

Hay casos muy evidentes de trastorno en el amor por los animales. Uno de los más conocidos es el síndrome de Noe. Quién lo sufre cree que está salvando animales que tienen problemas pero, en realidad, los tiene en su hogar en malas condiciones poniendo en riesgo la salud propia y también la de las mascotas.

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En el caso de la petofilia no siempre hay un exceso de mascotas, sino que a veces hay un exceso de atenciones. Se gastan cantidades elevadas de dinero en comprar ropa o juguetes para el animal, incluso en detrimento de la propia economía. Y se renuncia a la vida social a fin de estar siempre con la mascota.

En algunos casos, la persona desearía poder llevar otro tipo de vida, pero es incapaz de hacerlo y siente que tiene esa obligación hacia su compañero peludo. Una obligación ficticia ya que su mascota no necesita tenerle todo el tiempo a su lado. Por el contrario, este exceso de atención puede hacer que el animal acabe desarrollando problemas como una excesiva dependencia del humano.

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Una definición dada por los expertos sobre la petofilia es “nos hallamos ante un caso de petofilia si el afectado solo siente satisfacción cuando tiene contacto con seres irracionales y se aísla de su entorno, si limita completamente su forma de vivir o si el individuo enganchado a este vínculo anómalo quiere desligarse de él pero se siente incapaz de hacerlo”

Sandra Ferrer

Experta en Educación Canina