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Escrito por:  Fabián Ramírez
Subeditor     Sep 8, 2025 - 7:29 am

El impactante hallazgo del cuerpo sin vida de la niña Valeria Afanador, a 300 metros del Gimnasio Campestre Los Laureles, en Cajicá, es apenas el punto de partida de una meticulosa investigación que no descarta la intervención de un tercero y que, paradójicamente, sitúa bajo la lupa el presunto ahogamiento como causa de muerte.

(Vea también: Dan a conocer video sobre lo que hizo colegio de Valeria Afanador luego de su desaparición)

La pequeña Valeria, de apenas 10 años, desapareció repentinamente del instituto educativo y fue hallada 18 días después. Durante ese período, un despliegue de búsqueda intensiva y exhaustiva, utilizando desde buzos hasta drones, no logró encontrarla, lo cual ha causado inquietud y llamar la atención sobre la seguridad y respuestas eficaces frente a casos de desaparición infantil. 

En consonancia con lo reportado por El Tiempo, el abogado de la familia Afanador, Julián Quintana, ha cuestionado la versión oficial de los hechos. “El reto principal es esclarecer qué circunstancia originó ese ahogamiento y qué ocurrió durante los 18 días en que Valeria permaneció desaparecida”, aseguró. Además, el abogado insiste en la necesidad de analizar detenidamente los videos donde Valeria parece seguir directrices de un tercero, ratificando así el análisis de la posible intervención de un tercero en los hechos.

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El togado dice que en dichas grabaciones se ve a Valeria “muy inquieta como si un tercero estuviera detrás de la reja”, lo que sugiere una posible intromisión de otra persona que pudo intervenir para que Valeria saliera de la institución educativa.

Al comparar este suceso con casos anteriores, como el de Luis Andrés Colmenares, Quintana señala carencias y inconsistencias en las investigaciones, lo que pone en duda el informe de Medicina Legal. Para el abogado, la muerte de Valeria se convierte en un homicidio si existió la participación de un tercero, independientemente de si la causa de muerte fue un ahogamiento, de acuerdo con el rotativo.

Para avanzar en el caso, el letrado exige que se adelanten las correspondientes pruebas técnicas exhaustivas, como la comparación del agua encontrada en el estómago de Valeria con la del río donde apareció su cuerpo. De igual forma, se requiere la práctica de pruebas de ADN a todos los trabajadores del colegio, para descartar o incriminar a algún sospechoso dentro de la institución educativa, según el citado diario.

También se ha mencionado la responsabilidad del colegio en la desaparición de Valeria. Según la información suministrada por el periódico, Julián Quintana considera que el colegio incurrió en una negligencia que facilitó la salida sin control de la niña, sugiriendo que la institución podría ser responsable de un homicidio con dolo eventual o por negligencia.

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