
Carlos Camargo, exdefensor del Pueblo, fue elegido en el Congreso de la República con un total de 62 votos. Superando a María Patricia Balanta, que tuvo 41.
Los aspirantes para magistrado de la Corte Constitucional eran María Patricia Balanta (magistrada del Tribunal de Buga), Carlos Camargo (exdefensor del Pueblo y exmagistrado del CNE) y Jaime Humberto Tobar (conjuez del Consejo de Estado), que no tuvo ningún voto.
La disputa principal se concentraba entre Balanta, respaldada por sectores afines al Gobierno Petro y el Pacto Histórico, y Camargo, apoyado por la oposición. Fue él quien finalmente fue elegido.
Ambos bandos venían intensificando en las últimas horas sus gestiones para asegurar mayorías, con llamadas y reuniones que reflejaban la importancia de esta elección, señalada incluso por el presidente Gustavo Petro como definitoria de las alianzas en el Congreso.




La elección del nuevo magistrado de la Corte Constitucional se desarrolló en un ambiente de alta tensión política. El presidente del Senado, Lidio García, incluso estableció reglas estrictas para garantizar transparencia y orden en la tan importante votación.
Solo podían ingresar al recinto los senadores, los ternados y el personal autorizado, mientras que la comisión escrutadora estaba compuesta de manera equilibrada con representantes del Gobierno, la oposición y el centro.
Los tarjetones tenían sello seco y únicamente era válido el voto marcado con una X sobre el candidato elegido; cualquier otra marca era anulada.
Previo al inicio de las votaciones, el partido Cambio Radical anunció denuncias por prevaricato contra dos magistradas del CNE, tras otorgar medidas cautelares que permiten a los senadores Ana María Castañeda y Temístocles Ortega participar en la votación pese a sanciones previas.
Por qué la candidata María Patricia Balanta causaba controversia
Balanta, fuertemente cuestionada en los últimos días, rechazó los señalamientos que la presentaban como cuota política del presidente Gustavo Petro. En medio de la controversia, afirmó que ha sido víctima de una doble estigmatización: por ser mujer y por ser negra, negando cualquier vínculo con el petrismo.
Balanta defendió su trayectoria y aseguró que su candidatura se sustentaba en la preparación que tenía y no en factores políticos o raciales.
También destacó su independencia, su capacidad de diálogo con diferentes bancadas y su visión como librepensadora, sin compromisos partidistas. Subrayó que su concepción de la ideología responde más a la filosofía política y jurídica que a militancias.
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