
La compañía, fundada para facilitar el consumo a estratos medios y populares mediante crédito directo, llegó a operar más de 40 tiendas en varias ciudades del país.
Sin embargo, sus resultados financieros de 2024 evidencian un deterioro estructural, con deudas millonarias impagas a proveedores, arrendadores y entidades financieras. Actualmente enfrenta más de 1.000 procesos judiciales, la mayoría de carácter ejecutivo por incumplimiento en pagos, detalla La República.
(Vea también: Este es el único país de Sudamérica que tiene Walmart, famoso supermercado de EE. UU.).
Varios embargos ya afectan su operación: cinco de sus seis cuentas bancarias están bloqueadas, mientras que la única activa apenas contiene 50 millones de pesos, monto protegido por ley, apunta ese diario.




También han sido embargados locales e inmuebles de la empresa, lo que golpea directamente su actividad comercial. Casos puntuales incluyen facturas vencidas desde 2023 por cientos de millones de pesos y demandas por arrendamientos atrasados que superan los 2.000 millones de pesos, destaca ese periódico.
La Superintendencia de Sociedades ha advertido riesgo de insolvencia y mantiene un proceso de seguimiento, mientras que la SIC evalúa posibles investigaciones por afectaciones a consumidores.
A pesar de la magnitud de la crisis, Flamingo no se ha pronunciado públicamente sobre sus deudas ni sobre planes de recuperación. Mientras tanto, sigue operando, aunque con un futuro incierto, sentenció ese medio.
Por qué es delicado que cadenas de supermercados quiebren en Colombia
La quiebra de cadenas de supermercados en Colombia tiene efectos negativos que van mucho más allá de la pérdida de una empresa privada. En primer lugar, impacta directamente el empleo. Estas compañías suelen generar miles de puestos de trabajo formales, tanto en sus tiendas físicas como en centros de distribución y áreas administrativas.
Cuando cierran o entran en procesos de insolvencia, cientos o incluso miles de familias pierden su principal fuente de ingresos, lo que aumenta las tasas de desempleo y la precariedad económica en las ciudades donde operan.
Otro efecto importante es la disminución de la competencia en el sector del comercio minorista. Los supermercados son actores claves en la regulación de precios, ya que al competir entre sí obligan a mantener los productos a valores más accesibles.
Si una cadena se retira, se reduce la oferta y se concentra el mercado en menos jugadores, lo cual facilita la subida de precios y afecta directamente el bolsillo de los consumidores, en especial de los hogares de ingresos medios y bajos.
Asimismo, la quiebra de estas empresas golpea a los proveedores nacionales, muchos de ellos pequeños y medianos productores que dependen de las cadenas para distribuir sus mercancías. Al no recibir los pagos correspondientes ni tener dónde colocar sus productos, estas empresas proveedoras también enfrentan riesgos de cierre, generando un efecto en cadena que debilita la economía local.
Por último, hay un impacto en la confianza del consumidor y en la dinámica social. Los supermercados no solo son lugares de abastecimiento, también representan puntos de encuentro y servicios complementarios para la comunidad. Su desaparición obliga a los ciudadanos a desplazarse más, encareciendo costos y reduciendo accesibilidad a bienes básicos. En conjunto, la quiebra de estas cadenas debilita el tejido empresarial, afecta la estabilidad económica y deteriora la calidad de vida de la población.
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