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La queratosis es una afección cutánea donde la acumulación anómala de queratina, la proteína que confiere dureza a la piel, genera placas o costras sobre la superficie epidérmica. Estas manifestaciones pueden distinguirse entre sí por su tamaño, color y textura, factores que dependen del tipo específico de queratosis que esté presente. De acuerdo con lo reportado en el portal 90 Minutos, las variantes más comunes de esta enfermedad incluyen la queratosis seborreica y la queratosis actínica. Ambas, aunque comparten el nombre y la naturaleza de la alteración, difieren considerablemente tanto en su origen como en la severidad de sus implicaciones para la salud.
La queratosis actínica merece una atención especial, debido a que constituye una forma precancerosa, vinculada en gran medida a la exposición solar continua y directa, afectando principalmente a personas con piel clara. Según la fuente mencionada, esta variante aparece como una placa rojiza y escamosa, frecuentemente localizada en áreas expuestas al sol como rostro, cuello y manos. La importancia de su detección y control radica en su potencial para evoluciona a cáncer de piel, específicamente al carcinoma espinocelular, ya que la radiación solar prolongada puede provocar alteraciones en el ADN de las células afectadas.
En contraste, la queratosis seborreica, aunque es la forma más habitual, suele considerarse benigna y no representa en sí un peligro oncológico. Se presenta como pequeñas verrugas o placas, de tono marrón o similar al color natural de la piel. Su origen, según lo informado, está relacionado con factores hereditarios. A pesar de su naturaleza inofensiva desde el punto de vista médico, suele ser motivo de preocupación estética para quienes la desarrollan, debido a su aparición notoria en distintas zonas corporales.
Los síntomas de la queratosis varían según el tipo. En el caso de la actínica, las lesiones cutáneas tienden a ser ásperas al tacto, pueden sangrar o incluso ulcerarse en ausencia de tratamiento adecuado. La importancia del diagnóstico temprano radica en evitar que esta condición evolucione a cáncer. Por otro lado, la queratosis seborreica suele ser detectada principalmente por su aspecto visual, semejante al de verrugas o lunares inofensivos.
Las alternativas terapéuticas para la queratosis actínica consisten principalmente en crioterapia, procedimiento en el que se utiliza nitrógeno líquido para eliminar las placas. Además, se hace especial énfasis en la prevención, recomendando que los pacientes reduzcan la exposición solar y empleen bloqueadores solares médicos para resguardar la piel y prevenir la aparición de nuevas lesiones.
¿Por qué es importante diferenciar entre la queratosis actínica y seborreica?
La distinción entre ambas formas reviste gran importancia clínica y personal. Mientras la queratosis actínica puede ser precursora de un carcinoma cutáneo, la queratosis seborreica, aunque llamativa estéticamente, carece de implicaciones graves para la salud. Conocer las diferencias permite al paciente identificar si debe acudir con urgencia a consulta médica o si se trata de una alteración netamente benigna.
Comprender las particularidades de cada variante también ayuda a orientar los tratamientos y las medidas preventivas apropiadas. Esto fomenta la vigilancia activa sobre cambios en la piel, promoviendo intervenciones tempranas y contribuyendo al bienestar general.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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