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Chaac y Milagros, dos jaguares víctimas del tráfico ilegal de fauna, han encontrado refugio en el Bioparque Ukumarí de Pereira, Colombia, donde reciben atención especializada luego de haber sido rescatados en condiciones que imposibilitan su retorno al hábitat natural. Su historia ilustra los desafíos que plantea el tráfico ilegal para la conservación de la biodiversidad y subraya la función crucial de los centros de rescate en la protección de especies amenazadas. El Bioparque Ukumarí, reconocido por su compromiso con la rehabilitación, es un pilar fundamental en la preservación de animales silvestres que no pueden reinsertarse en su entorno original.
Desde su fundación, el Bioparque Ukumarí ha enfocado sus esfuerzos en brindar no solo un espacio seguro y condiciones óptimas de vida a las especies silvestres afectadas por el tráfico o lesiones severas, sino también en educar al público sobre la importancia de erradicar prácticas que fomenten la tenencia y comercialización ilegal de fauna. De acuerdo con Carolina Aristizábal, directora comercial de Ukumarí, la misión del bioparque se orienta tanto a la recuperación física y emocional de los animales como a la generación de conciencia en los visitantes.
Chaac, macho de siete años, fue rescatado en diciembre de 2024 por la Corporación Autónoma Regional de la Frontera Nororiental (Corponor) en Cúcuta, frontera con Venezuela, y trasladado a Pereira en un operativo que evidencia la cooperación interinstitucional para salvar especies emblemáticas como el jaguar. Calificados como “guardianes del bosque”, los jaguares son considerados especies clave para el equilibrio ecológico. Según el veterinario Javier Guerrero, Chaac presentaba deficiencias nutricionales producto de su tiempo en cautiverio, pero no daños físicos graves, lo que permitió al equipo veterinario implementar un plan nutricional efectivo.
Por su parte, Milagros, una hembra de ocho años, presenta secuelas mucho más severas tras haber sido víctima de tráfico en sus primeros meses de vida. La enfermedad metabólica ósea que padece, ocasionada por una nutrición inadecuada y falta de movilidad en su etapa inicial, le ha provocado deformaciones, limitando su desarrollo y descartando cualquier posibilidad de liberación en la naturaleza. La atención médica y el seguimiento permanente han permitido estabilizar parcialmente su condición, aunque su calidad de vida depende de los cuidados continuos proporcionados por el personal del bioparque.




Colombia, como uno de los países más biodiversos del mundo, enfrenta un grave problema de tráfico ilegal de especies, especialmente de felinos como el jaguar, cuyo valor en los mercados ilícitos los convierte en blanco de traficantes. El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible resalta que este fenómeno, junto con la pérdida de hábitat, es una de las principales amenazas para la supervivencia de grandes mamíferos. En respuesta, instituciones como la Policía Nacional han intensificado operativos y han rescatado centenares de animales, que, como Chaac y Milagros, terminan bajo el cuidado de bioparques especializados.
El Bioparque Ukumarí, además de funcionar como refugio de rescate, ejerce una labor educativa vital al sensibilizar a la población sobre las consecuencias ecológicas y éticas del tráfico ilegal de fauna. Se convierte así en un agente de cambio, apoyado por entidades internacionales como la Wildlife Conservation Society (WCS), que colaboran en la mejora de protocolos de rehabilitación, atención veterinaria y conservación genética, contribuyendo a la protección de especies amenazadas.
El caso de estos dos jaguares también abre la reflexión acerca de las condiciones de bienestar animal en cautiverio y la responsabilidad de bioparques de ofrecer entornos enriquecidos, que prioricen la salud física y mental de los ejemplares. Estudios recientes revisados en la Journal of Zoo and Aquarium Research subrayan la necesidad de establecer programas que minimicen el estrés y favorezcan conductas naturales como mecanismo para elevar estándares de bienestar.
Así, Chaac y Milagros simbolizan tanto la fragilidad como la resiliencia de la vida silvestre colombiana, y su historia evidencia la necesidad de políticas de conservación integrales y un compromiso social para reducir el tráfico de especies, proteger ecosistemas y garantizar un futuro para la rica diversidad del país.
Preguntas frecuentes relacionadas
¿Por qué los jaguares rescatados no pueden ser devueltos a su hábitat natural?
El retorno de animales rescatados depende de factores como su estado físico, psicológico y la presencia de habilidades necesarias para sobrevivir en la naturaleza. En el caso de Chaac y Milagros, sus condiciones médicas, derivadas de la privación y el cautiverio, comprometen su capacidad para cazar, defenderse y adaptarse a un entorno salvaje, lo que haría inviable su supervivencia en libertad, según informan el equipo veterinario de Ukumarí y la Alcaldía de Pereira.
La decisión de mantener jaguares y otros animales en centros de rescate responde a la ética de evitar sufrimiento y riesgos que afrontarían al ser liberados injustificadamente. Los protocolos internacionales, como los que promueve la Wildlife Conservation Society, priorizan el bienestar del individuo sobre la reintroducción en casos donde existen secuelas severas o dependencia irreversible del ser humano.
¿Qué es una enfermedad metabólica ósea y cómo afecta a los felinos?
La enfermedad metabólica ósea consiste en una alteración en la formación o mantenimiento del hueso, a menudo causada por una dieta deficiente en calcio, vitamina D y exposición inadecuada a la luz solar durante etapas de desarrollo. Este trastorno resulta en huesos frágiles, deformados y susceptibles a fracturas, como ocurre con Milagros, quien padece graves limitaciones físicas derivadas de esta condición.
En felinos silvestres, la enfermedad metabólica ósea compromete la movilidad, el crecimiento y la adaptación al entorno, por lo que requiere tratamiento médico especializado, dieta controlada y monitoreo permanente. El caso de Milagros pone de manifiesto la importancia de la atención profesional y de evitar la tenencia ilegal de animales que, al carecer de cuidados adecuados, sufren daños irreversibles para su salud y bienestar.
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