Un curioso momento vivió un viajero en Japón cuando, al pagar su cuenta en un bar, se encontró con un datáfono muy distinto a los que se usan en la mayoría de países.
El hecho fue compartido por el usuario @thekanesar en su cuenta de Threads, donde relató que los números en la pantalla, en lugar de aparecer en el orden tradicional, estaban completamente desordenados.
“Lo más divertido pagando tu factura en un bar en Japón es que de vez en cuando mueven los números en la máquina de débito”, escribió en su publicación, que acompañó con una foto del dispositivo.
En la imagen se ve claramente que le estaban cobrando 4.565 yenes, es decir, unos 119.000 pesos colombianos al cambio actual.
El post rápidamente llamó la atención de internautas de diferentes países, quienes se mostraron intrigados y sorprendidos con esta medida que, para algunos, podría ser confusa al momento de digitar la clave, pero para otros es un avance importante en seguridad digital.
Aunque para muchos extranjeros pueda parecer extraño, en Japón este tipo de medidas son más comunes de lo que se cree. El desorden aleatorio de los números no es un error ni una rareza anecdótica: es, de hecho, una estrategia deliberada de seguridad.
Mover aleatoriamente los números del teclado virtual evita la creación de patrones predecibles. De esta manera, se reduce el riesgo de que otra persona pueda adivinar la contraseña simplemente observando el movimiento de los dedos del usuario o, incluso, por las manchas de huellas dactilares que suelen quedar marcadas en las pantallas táctiles.
En otras palabras, si cada número se encuentra en una posición distinta cada vez que se va a digitar la clave, es mucho más difícil para un potencial estafador memorizar o reconstruir la secuencia del PIN.
Esto convierte al sistema en un mecanismo adicional de protección frente a prácticas fraudulentas como el ‘shoulder surfing’ (mirar por encima del hombro de alguien para robar información).
Esta tecnología ya se ha visto en cajeros automáticos de algunos bancos japoneses y, en los últimos años, también ha llegado a datáfonos de comercios, restaurantes y bares.
En países como Colombia y otros de Latinoamérica, en cambio, los teclados de los datáfonos suelen ser físicos o virtuales con una distribución estática, lo que facilita al usuario digitar su PIN de memoria, pero también aumenta el riesgo de fraude.
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