
Nacido en una familia campesina como el séptimo de 13 hijos, desde niño Guerrero mostró un gran espíritu empresarial, criando conejos y cultivando cilantro para vender en la plaza.
A los 15 años se trasladó a Bogotá, donde trabajó como repartidor en una empresa de mensajería. Con el tiempo, adquirió conocimientos sobre el negocio y notó la mala gestión de su jefe. Un día, lo enfrentó directamente, llamándolo mediocre e incompetente, lo que le costó su despido inmediato.
Lejos de ser un obstáculo, esa situación fue la oportunidad que transformó su vida. Con el dinero de la liquidación, Jesús compró un traje, una bicicleta y diseñó tarjetas de presentación para fundar Servientrega junto a su hermana.
“Mi jefe era un mediocre e incompetente. Me despidió por decírselo en la cara. Con mi liquidación fundé mi empresa y ahora soy millonario”, dijo un usuario de Linkedin resumiendo la historia de Guerrero.




Él mismo visitaba clientes vestido de manera elegante y luego realizaba las entregas personalmente, generando confianza y compromiso. Su propuesta de ofrecer entregas en menos de 24 horas le permitió abrirse rápidamente un espacio en el mercado.
Con esfuerzo, sacrificio y visión, Servientrega creció de manera exponencial, expandiéndose por todo el país y más tarde a nivel internacional, hasta consolidarse como una de las empresas de mensajería más importantes de Latinoamérica.
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