El Espectador es el periódico más antiguo del país, fundado el 22 de marzo de 1887 y, bajo la dirección de Fidel Cano, es considerado uno de los periódicos más serios y profesionales por su independencia, credibilidad y objetividad.
El cuchuco de cebada, una sopa tradicional de Colombia, representa una fusión de historia, cultura y valor alimenticio. Tal como relata la chef santandereana Diana Acevedo, esta preparación se remonta a una época en la que se requería alimentar, de forma económica y reconfortante, a colectivos numerosos como los trabajadores de campo. La cebada, grano protagonista de la receta, evoca sabores y aromas que conectan con la tierra colombiana, simbolizando un alimento pleno tanto en significado cultural como en cualidades nutricionales.
Indagando en su origen, el cuchuco tiene raíces indígenas profundas, aunque es con la llegada de la cebada durante la colonización española cuando cobra el carácter que se conoce hoy. La cebada se integró a la dieta en regiones andinas como Santander y Boyacá, donde se mezcló con papas locales, arveja, y zanahoria. Esta mezcla de ingredientes evidencia la inventiva campesina y la transmisión de saberes que, según el historiador gastronómico Segura de la Universidad de Antioquia, convierten al cuchuco en un símbolo de resistencia cultural y legado ancestral de la cocina colombiana.
Desde el ángulo nutricional, la cebada destaca como cereal rico en fibra soluble, compuestos antioxidantes y betaglucanos que favorecen la salud digestiva y cardiovascular, como confirma una investigación de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins publicada en 2022. Complementariamente, el uso de hueso de cogote en la sopa aporta proteínas, colágeno y minerales esenciales, haciendo del cuchuco un plato equilibrado y sostenible, pues aprovecha partes del animal con menor demanda comercial, subrayando su papel en la alimentación consciente y tradicional (Johns Hopkins, 2022).
El proceso de preparación también es clave: el cuchuco se cocina lentamente para extraer la gelatina del hueso y lograr la textura ideal del grano de cebada, el cual demanda un tiempo mayor de cocción frente a otros cereales. La adición de cilantro fresco al final, según chefs entrevistados por el Instituto de Cultura Gastronómica de Bogotá, eleva la experiencia, aportando aroma y frescura que completan la receta (ICG, 2024).




Este plato, incluido en el patrimonio inmaterial colombiano según reportajes de El Espectador y Semana, representa la relevancia de la cocina campesina en la construcción de identidad nacional. El renovado interés por el cuchuco de cebada es reflejo de un fenómeno más amplio: el rescate de prácticas y alimentos ancestrales ante la globalización y uniformidad gastronómica (El Espectador, 2023; Semana, 2024).
Las invitaciones de los medios a que los lectores compartan sus propias versiones del cuchuco ilustran la vitalidad actual de esta sopa, integrando tradición y creatividad. Este diálogo culinario promueve el sentido de pertenencia y una revalorización colectiva de la historia alimentaria local, en la que el cuchuco permanece como un referente narrativo y sensorial.
¿Por qué se consideran las sopas campesinas parte clave del patrimonio inmaterial colombiano?
Las sopas campesinas, como el cuchuco de cebada, ocupan un lugar destacado en el patrimonio inmaterial de Colombia porque sintetizan experiencias, adaptaciones y prácticas transmitidas de generación en generación. Además de nutrir, estas sopas encarnan la historia de comunidades rurales y su relación profunda con el entorno, el clima y la escasez, permitiendo entender cómo la cocina rural forjó modos de vida y cohesión social a lo largo del tiempo. Diversos reportajes y estudios, como los de El Espectador y la Universidad de Antioquia, insisten en que la cocina campesina es pilar de la identidad nacional y un símbolo de resistencia cultural frente a los cambios sociales y económicos.
Hoy, la puesta en valor de estos platos responde a un movimiento general de recuperación de saberes populares amenazados por la globalización. Guardar las recetas y técnicas tradicionales contribuye a mantener vivo el legado de las comunidades, asegurando que continúe influyendo en las generaciones futuras y en la diversidad culinaria del país.
¿Qué significa "betaglucano" y cuál es su importancia en la alimentación?
El término "betaglucano" se refiere a un tipo de fibra soluble presente en cereales como la cebada y la avena. Según el estudio de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins citado en el artículo, los betaglucanos contribuyen significativamente a la salud cardiovascular y digestiva, ya que ayudan a reducir los niveles de colesterol y promueven una flora intestinal saludable.
Además, los betaglucanos otorgan sensación de saciedad, lo que los hace relevantes en la alimentación equilibrada. Su inclusión en recetas tradicionales como el cuchuco de cebada muestra cómo los saberes ancestrales han sabido combinar placer gastronómico con ingredientes beneficiosos para la salud.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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