El peso colombiano vuelve a ubicarse en el radar internacional, pero no por razones positivas, según un análisis de Bloomberg Línea que calculó la magnitud de los movimientos esperados en el precio de una divisa: cuanto mayor sea el porcentaje, mayor será el riesgo de fluctuaciones bruscas en un corto periodo de tiempo.
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En esta ocasión, Colombia lidera el ‘ranking’ regional, reflejando un escenario donde coinciden presiones externas y tensiones económicas internas.
¿Por qué el peso colombiano está tan inestable?
El informe explica que la volatilidad del peso responde a una combinación de factores que incrementan la sensibilidad de la moneda frente a cualquier noticia económica o política.
Uno de los detonantes principales está fuera del país: la Reserva Federal (Fed). Aunque los mercados anticipan recortes en las tasas de interés estadounidenses, no existe un calendario claro, lo que aumenta la incertidumbre y causa movimientos abruptos en las monedas emergentes. En este grupo, el peso colombiano es especialmente reactivo.
A nivel interno, el peso también enfrenta vientos en contra: el hundimiento reciente de la reforma tributaria reavivó dudas sobre la capacidad del país para ordenar sus cuentas.
Siguen abiertas las discusiones sobre déficit fiscal, metas de deuda y la respuesta de las calificadoras de riesgo, que evalúan con lupa la estabilidad macroeconómica.
A esto se suma el ambiente político previo a las elecciones de 2026, que históricamente aumenta la cautela de inversionistas nacionales y extranjeros.

Paradójicamente, Bloomberg Línea también recuerda que durante varios momentos de 2025 el peso colombiano fue una de las monedas con mejor rendimiento entre los emergentes, registrando apreciaciones interanuales cercanas al 12%.
Sin embargo, esta combinación —episodios de fortaleza seguidos de rápidas fluctuaciones— muestra que la moneda está altamente expuesta a cambios en el sentimiento global. En otras palabras, cuando los mercados reaccionan, el peso colombiano lo hace todavía más fuerte, para bien o para mal.
El comportamiento proyectado sugiere que el peso podría enfrentar subidas y caídas marcadas a corto plazo. Por ahora, los analistas coinciden: la volatilidad seguirá siendo protagonista, y el peso colombiano tendrá que navegar en un entorno de alta sensibilidad, donde cualquier anuncio macroeconómico —nacional o internacional— puede mover la aguja con fuerza.
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