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Subeditor     Sep 8, 2025 - 6:57 am

Los nanocréditos se han consolidado como una alternativa financiera notable para quienes requieren préstamos de bajo monto, que van desde 50.000 hasta 5 millones de pesos, y que se solicitan principalmente a través de plataformas digitales.

Entidades como Daviplata y Nequi lideran este segmento con productos diseñados para cubrir necesidades inmediatas y de corto plazo, detalla La República.

Por ejemplo, Daviplata ofrece créditos 100 % digitales desde 50.000 hasta 5,2 millones de pesos, con plazos de pago de hasta 36 meses, mientras que Nequi cuenta con su ‘Préstamo Salvavidas’, que otorga montos de entre 100.000 y 500.000 pesos, exigibles en un plazo de un mes, añade ese diario.

Además de estas billeteras digitales, existen otras entidades como Monet, Banco Pichincha, Solventa, Multipréstamo, Bancolombia, Aavance, iKiwi, RapiCredit, Prospery y Compensar, que también ofrecen este tipo de producto. Monet, por ejemplo, ha desembolsado 2,3 millones de nanocréditos, equivalentes a 190.000 millones de pesos, beneficiando a unos 900.000 usuarios, destaca ese periódico.

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Expertos señalan que los nanocréditos son clave para enfrentar el problema del ‘gota a gota’, al brindar acceso a financiamiento formal con condiciones más justas, seguras y confiables.

Asimismo, impulsan la economía popular, pues se destinan a cubrir necesidades como insumos, inventarios, estudios o gastos escolares, facilitando inclusión financiera y dinamizando el consumo.

Por qué es bueno que más colombianos accedan a créditos

El acceso a créditos en Colombia es un factor fundamental para el desarrollo económico y social del país, ya que permite a más personas contar con recursos inmediatos para cubrir necesidades, invertir en proyectos o mejorar su calidad de vida.

Cuando más ciudadanos logran acceder al crédito formal, se fortalece la inclusión financiera, lo que significa que quienes antes estaban excluidos del sistema bancario tienen ahora la oportunidad de participar activamente en la economía. Esto reduce la dependencia de métodos informales como el ‘gota a gota’, que suelen implicar altos riesgos y tasas abusivas.

Por otro lado, el crédito se convierte en una herramienta de progreso personal y familiar. Muchos hogares pueden financiar estudios, adquirir vivienda, emprender negocios o enfrentar emergencias sin tener que sacrificar su estabilidad.

Esto genera un círculo positivo: al poder cumplir con sus obligaciones crediticias, las personas construyen un historial financiero que les abre la puerta a préstamos de mayor monto o mejores condiciones en el futuro. Así, se fomenta una cultura de responsabilidad y confianza en el sistema financiero.

Además, la expansión del crédito dinamiza la economía en general. Cuando los ciudadanos consumen más, invierten en emprendimientos o compran bienes, se generan empleos y aumenta la productividad.

Las pequeñas y medianas empresas, que representan gran parte del tejido empresarial colombiano, se benefician especialmente, ya que el acceso a financiamiento les permite crecer, innovar y competir en mejores condiciones.

En un país con retos de desigualdad y pobreza, facilitar el acceso al crédito es una vía para reducir brechas y ofrecer oportunidades. Al democratizar los servicios financieros, más personas pueden proyectar un futuro con estabilidad, mayor seguridad económica y capacidad para cumplir metas, impulsando a la vez el desarrollo del país en su conjunto.

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