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El juvenil Yéiler Valencia del Once Caldas se hizo célebre el pasado fin de semana después de anotar su primer gol como profesional e ir hasta la tribuna en busca de su mamá para abrazarla y celebrarlo con ella. Esa situación le generó una segunda tarjeta amarilla y por ende la expulsión.
El momento emotivo se vivió al minuto 86 de encuentro en el que el Once Caldas venció 4-0 al Cali, el jugador de tan solo 19 años siguió de largo tras saludar al técnico Pedro Sarmiento. Se subió en unas escaleras para llegar a la tribuna en donde se encontró con su familia.
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Un día sueñas con marcar tu primer gol como profesional y celebrarlo con tu familia…
¡Logro alcanzado de Yeiler Valencia con el @oncecaldas! 🥹#HechosDePasión pic.twitter.com/n3M9iwz5Kl
— DIMAYOR (@Dimayor) July 31, 2023
Después del gesto que emocionó a quienes veían la transmisión y los que estaban en el estadio, al árbitro Wílmar Roldán no le quedó de otra que mostrarle la tarjeta que significó su expulsión.
Pero, ¿cuál es su historia para llegar al profesionalismo? Yéiler es un futbolista nacido en Guachené, Cauca que recién debutó profesionalmente en 2023. Llevaba 6 partidos disputados. En el séptimo le llegó el gol.
Guachené, municipio donde hace un mes secuestraron a un mes secuestraron a escoltas, es una cuna de crack para el fútbol colombiano y pese a que solo cuenta con una sola cancha, de este pueblo afro del pacífico colombiano, hasta acá han salido 19 jugadores profesionales.
Tal vez los más representativo son los defensores Yerry Mina (que hasta el momento no tienen club), Dávinson Sánchez y Cristian Zapata, todos mundialistas con la Selección Colombia.
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El entrenador de ese municipio, Seifar Aponzá, dice que las condiciones para los jugadores que crecen allí no son las mejores, les toca sufrir, no tienen agua potables y es un pueblo de 20 mil personas, casi todas afrodescendientes, donde casi la mitad son pobres.
“No hay dinero para el pasaje para ir entrenar, para comprar guayos e indumentaria es muy difícil y cuando uno se ve en medio de esas incomodidades, solamente con una buena fortaleza mental puede ser grande en el fútbol”, dijo Aponzá.
Arley Mancilla, otro formador, indicó que Yéiler creció queriendo ser como esos jugadores que han llegado al profesionalismo. “La mayoría de niños dicen que quiere ser como Yerry Mina, porque él ha cruzado las fronteras y ha pasado por ligas importantes. Es uno de los grandes orgullos del pueblo”.
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Unos 180 niños entrenan en esa misma cancha y, entre ellos, Yéiler tuvo la posibilidad de sobresalir y hoy poder llegar al profesionalismo con el Once Caldas.
El abrazo con su madre marcó ese momento como inolvidable en su carrera y en su vida. Infortunadamente para él y el equipo, la consecuencia estuvo en la segunda amonestación. Sin embargo, como dicen en su pueblo, “Fue una reacción llena de emoción, el juvenil corrió como loco hacia la tribuna, pasando por alto a su entrenador, saltó una valla y se metió a las tribunas para darle ese tremendo abrazo a su madre.
En ese abrazo están reflejadas las luchas, los momentos difíciles y hasta los que pudo haber tirado la toalla, también el cariño de una madre que ve cómo su hijo realiza su sueño de niño.
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Aunque la sorprendente decisión del árbitro dejó a todos perplejos, ya que el futbolista solo buscaba compartir ese momento especial con su familia, las normas no permiten que un jugador se meta a las tribunas a celebrar.
Yeiler Valencia (19 años) marcó su primer gol como profesional en el triunfo 4-0 del Once Caldas vs Cali. Fue a festejarlo con su mamá que estaba en la tribuna. Tenía amarilla y lo expulsaron.
¿Valió la pena? Obvio. El sueño del pibe, y familia es familia.pic.twitter.com/zSmynO7kLZ
— WillyRodríguez (@WillyRodri13) July 31, 2023
La expulsión de Yéiler Valencia generó comentarios y reacciones en las redes sociales, donde los aficionados expresaron su apoyo al juvenil. Lo claro es que él no se arrepiente y le dejó un mensaje de amor a toda Colombia.
Su situación es la de miles de jóvenes que buscan realizar sus sueños para sacara adelante a sus familias y corresponder al amor de sus padres y a los sacrificios que ellos hacen para que sus hijos puedan lograr sus sueños.
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