
Las autoridades japonesas investigan un macabro hallazgo en Tokio, donde una mujer de 75 años, identificada como Keiko Mori, confesó haber mantenido el cadáver de su hija en un congelador dentro de su vivienda durante más de dos décadas.
El caso salió a la luz cuando Mori se presentó voluntariamente en una comisaría de la ciudad, acompañada por un familiar, y relató que el cuerpo de su hija permanecía oculto en su domicilio cercano a Ibaraki, al noroeste de la capital.
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Agentes policiales acudieron al lugar y confirmaron la versión: dentro de un congelador encontraron el cadáver en avanzado estado de descomposición, vestido con ropa interior y una camisa, en posición boca abajo.




Según declaraciones citadas por el medio NHK, la mujer explicó que decidió comprar un congelador para guardar el cuerpo debido al fuerte olor. Agregó que su hija, llamada Makiko, había nacido en 1975 y tenía alrededor de 30 años cuando falleció.
Aunque Mori aseguró que se trataba de su hija, la Policía abrió una investigación para determinar las causas de la muerte. Los investigadores no descartan que se haya tratado de un posible estrangulamiento, pero será la autopsia la que confirme o descarte esta hipótesis.
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La mujer fue arrestada y se encuentra bajo custodia. Las autoridades informaron que Mori tenía otros hijos, aunque no precisaron cuántos, y que recientemente había perdido a su esposo, lo que la dejó viviendo sola en la casa donde se produjo el hallazgo.
Este caso ha causado conmoción en Japón y reabre el debate sobre la soledad y los trastornos familiares en una sociedad marcada por el envejecimiento poblacional.
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