El Espectador es el periódico más antiguo del país, fundado el 22 de marzo de 1887 y, bajo la dirección de Fidel Cano, es considerado uno de los periódicos más serios y profesionales por su independencia, credibilidad y objetividad.
En una reciente publicación, la revista Science ha dado a conocer los eventos científicos más esperados para el próximo año, sugiriendo que estos hitos marcarán la dirección de la investigación en 2026. Entre los temas que resalta el informe se encuentra la evolución de la inteligencia artificial (IA). Según Science, el año siguiente podría ser testigo de los primeros avances realmente significativos en este campo. Se espera que las herramientas de IA integren grandes modelos de lenguaje, más conocidos por sus siglas en inglés como LLM, permitiendo procesar tareas complejas que requieren varios pasos y, en ciertos casos, funcionando sin necesidad de intervención humana.
Estos avances reflejan un giro en el enfoque, donde investigadores priorizan la creación de modelos de inteligencia artificial a menor escala, capaces de aprender de conjuntos de datos limitados y adaptarse a la resolución de problemas muy específicos. Lo relevante de esta aproximación, señala Science, es que no se centra en la generación de textos, sino en procesar la información de manera matemática, analizando estructuras subyacentes al lenguaje y al razonamiento lógico. Este cambio podría transformar numerosas áreas de aplicación, aumentando la autonomía y especialización de los sistemas inteligentes.
En el campo de la medicina, dos ensayos clínicos están previstos para potenciar el desarrollo de terapias génicas personalizadas en niños con enfermedades raras de origen genético. Un caso destacado es el de KJ Muldoon, un bebé con un desorden metabólico poco común, quien recibió una terapia CRISPR específicamente adaptada para corregir su mutación genética. Los investigadores planean solicitar luz verde a la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) para llevar a cabo un ensayo clínico en Filadelfia, lo que podría abrir camino a nuevas posibilidades terapéuticas.
En el ámbito de la detección temprana de enfermedades, el Reino Unido divulgará los resultados de una prueba sanguínea capaz de identificar cerca de 50 tipos de cáncer incluso antes de que los síntomas aparezcan. La técnica consiste en el análisis de fragmentos de ADN liberados por células cancerígenas en la sangre, facilitando la localización del tejido u órgano afectado, de acuerdo con el informe de Science.
La exploración espacial también será protagonista. La misión Artemis II, impulsada por la NASA, enviará cuatro astronautas a la órbita lunar en la nave Orión. A la par, China planea el lanzamiento de la sonda lunar Chang’e-7, y Japón prepara la misión MMX destinada a explorar los satélites marcianos Fobos y Deimos, con la intención de retornar muestras de Fobos a la Tierra en 2031. La Agencia Espacial Europea se suma con el satélite PLATO, enfocado en la búsqueda de exoplanetas, mientras que la India pondrá en operación la misión solar Aditya-L1 para seguir de cerca la actividad máxima del Sol.
En oceanografía, la embarcación china Meng Xiang se alista para su primera expedición. Su objetivo es excavar hasta 11 kilómetros bajo la corteza oceánica, logrando muestras que ayudarán a entender la formación y dinámica tectónica del lecho marino.
¿Cómo impactarán estos avances científicos en la vida cotidiana?
La pregunta sobre el impacto de los avances científicos que se avecinan está estrechamente ligada a los resultados de los ensayos y misiones que ha destacado la revista Science. Desde la mejora en diagnósticos médicos hasta el desarrollo de nuevos tratamientos personalizados y la implementación de inteligencia artificial en tareas diarias, estas innovaciones tienen el potencial de transformar aspectos clave del bienestar social, la salud pública y la industria tecnológica.
La integración de tecnologías avanzadas en áreas tan diversas como la medicina, la inteligencia artificial y la exploración espacial sugiere que tanto los individuos como las sociedades deberán adaptarse y reconfigurar sus rutinas, a medida que las posibilidades científicas se vuelven realidades cotidianas.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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