El Espectador es el periódico más antiguo del país, fundado el 22 de marzo de 1887 y, bajo la dirección de Fidel Cano, es considerado uno de los periódicos más serios y profesionales por su independencia, credibilidad y objetividad.
La historia de la carne de cerdo en la gastronomía mundial encierra siglos de intercambios culturales y transformaciones sociales. Según El Espectador, la domesticación y el consumo del cerdo se remontan a la ciudad anatolia de Turquía, lugar que vio nacer las primeras prácticas relacionadas con la explotación de este animal. Sin embargo, su llegada al continente americano tuvo lugar en 1493, durante el segundo viaje de Cristóbal Colón, marcando así el inicio de su integración en las tradiciones alimenticias del Nuevo Mundo. Desde entonces, la carne de cerdo se ha consolidado como uno de los alimentos preferidos en múltiples países.
Actualmente, la carne de cerdo es uno de los productos más consumidos mundialmente. Sin embargo, no en todas las culturas es aceptada. Tal como lo señala El Espectador, existen religiones como el judaísmo y el islamismo que prohíben el consumo de cerdo por motivos religiosos. A pesar de estas restricciones, en muchas otras regiones, su versatilidad en la cocina lo ha convertido en un pilar fundamental de la oferta gastronómica.
Su preparación adopta numerosas formas: puede ser horneada, asada a la brasa, o ahumada, por mencionar solo algunas técnicas. Además, del cerdo se derivan otros productos típicos, como la morcilla, el chorizo y el jamón, ampliando así el repertorio culinario disponible. China se destaca como el principal productor mundial de carne porcina, seguida por naciones con gran tradición culinaria como Francia e Italia.
La receta compartida por El Espectador describe un procedimiento detallado y fácil de seguir para preparar carne de cerdo. El primer paso consiste en dorar la carne en un sartén con aceite caliente, añadiendo sal y pimienta, hasta lograr una costra dorada por todos sus lados.
Como toque final, el cilantro picado y las semillas de ajonjolí se incorporan justo antes de servir, enriqueciendo tanto la textura como el gusto del plato. El Espectador invita además a los entusiastas de la cocina a compartir sus propias creaciones culinarias con los responsables de la sección gastronómica, abriendo la puerta a nuevas interpretaciones y sabores.
¿Por qué algunas religiones prohíben el consumo de carne de cerdo?
Esta pregunta surge frecuentemente entre quienes exploran la diversidad gastronómica global. Las restricciones religiosas sobre el consumo de cerdo, como enfatiza El Espectador, responden a tradiciones culturales y a normas alimenticias que han prevalecido durante siglos en culturas como la judía y la islámica.
Estas prohibiciones se fundamentan en conceptos de pureza ritual y en preceptos originados en sus libros sagrados. Así, la carne de cerdo no solo constituye un alimento, sino también un símbolo cultural que refleja la compleja relación entre identidad, creencias y gastronomía.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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