A los interrogantes que se vienen haciendo los investigadores para esclarecer el asesinato de Marcelo Pecci, fiscal especializado de Paraguay en lucha antidrogas y contra el crimen organizado, ejecutado por dos pistoleros, este martes, en la playa de un hotel en Barú, corregimiento de Cartagena, se suma uno que sencillamente riñe con el sentido común.

Una persona como Pecci, que se especializó en temas relacionados con lavado de dinero y financiamiento del terrorismo, lideró la operación ‘Ultranza’, que desmanteló una poderosa estructura criminal y salpicó a diputados nacionales; ordenó el decomiso de una propiedad de un exjefe narcotraficante, y desmanteló un laboratorio de drogas instalado en el penal de Tacumbú, entre otros, no podía andar sin seguridad.

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Incluso fuera de su país, porque, como lo demostró su propia muerte, los criminales que enfrentaba no reconocen fronteras. Además, de acuerdo con lo que informó en Red + Noticias el vicepresidente paraguayo, Hugo Velásquez, el fiscal Pecci “acababa de llevar adelante una extradición de un narcotraficante colombiano”.

Tampoco se entiende que Pecci permaneciera sin seguridad si, como lo aseguró su jefa, la fiscal general de Paraguay, Sandra Quiñónez, “en algún momento [Pecci] tuvo que afrontar algunos tipos de amenazas que había sabido manejar muy bien, tomando las precauciones propias de su trabajo”. Pese a eso, el fiscal “quiso disfrutar de la privacidad de la nueva vida que estaba empezando”, agregó Quiñónez.

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Preguntado en Red + Noticias por qué, si era un hombre que llevaba investigaciones sobre casos tan complejos, Pecci no viajaba con seguridad, o por qué no alertaron a las autoridades colombianas sobre su presencia en Cartagena, Velásquez respondió: “Eso realmente [lo] desconozco. Yo creo que fue una imprudencia”.

El vicepresidente paraguayo no fue claro sobre a quién atribuir esa “imprudencia”: si a Pecci por querer viajar solo con su esposa o al gobierno de su país por dejar que lo hiciera así. En lo que sí fue preciso Velásquez fue en asegurar que el fiscal era “una persona con mucha experiencia en materia de la investigación y él sabía del peligro que podía tener, sobre todo en Colombia”.

Velásquez desestimó la hipótesis de que a Pecci lo habrían seguido desde Paraguay para asesinarlo en Colombia. “Yo no sé si alguien le siguió del Paraguay, porque no lo creo necesario”, dijo en Caracol Radio. “El crimen organizado va siempre un paso más adelante que la ley. Y creo que sí, esto formaría parte de un esquema del crimen organizado, primero de ajustar cuentas con él por alguna investigación que hizo o que estaba realizando, y además para tratar de amedrentar a las instituciones republicanas”.

Sophia López Garelli, embajadora de Paraguay en Colombia, también dijo en NTN24 que ella no había sido informada sobre el viaje de Pecci a Colombia, que comenzó el 5 de mayo y terminaba este martes, día en que lo asesinaron.

“¿El fiscal había informado al gobierno de su viaje a Colombia?”, le preguntó ese medio a la diplomática. Y la respuesta fue: “Por lo menos yo en la embajada no sabía. No sé si el Gobierno colombiano sabía. Pero ellos a nosotros no nos informaron oficialmente que venían a Colombia. No tenía conocimiento de que ellos estaban aquí”.