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La reciente rendición de cuentas realizada por la Secretaría de Salud de Valledupar para el año 2025 dejó en evidencia un panorama complejo y matizado de la salud pública en la ciudad. Durante el evento, la secretaria Jaide Medina enfatizó una serie de logros cuantificables en la lucha contra enfermedades como la fiebre amarilla, el dengue, los suicidios, las muertes maternas y la desnutrición. Entre los avances destacados, se encuentra la respuesta frente a la tuberculosis: el municipio logró por primera vez recibir transferencias nacionales directas, consolidar un equipo técnico, formar gestores comunitarios y participar en investigaciones operativas vinculadas con el Instituto Nacional de Salud.
Según lo expuesto en la rendición, Valledupar se posiciona como el único municipio del Cesar involucrado en la red de investigación en tuberculosis y ha conseguido que diez pacientes retomen tratamientos que antes habían sido interrumpidos, además de integrar esfuerzos con el Hospital Eduardo Arredondo Daza y poner en marcha el programa ENGAGE-TB. Sin embargo, el contexto nacional reportado por el propio Instituto Nacional de Salud señala un aumento sostenido de los casos de tuberculosis, con una incidencia de 37,38 por 100.000 habitantes en 2024, lo que contrasta con las metas planteadas y evidencia que la problemática persiste, especialmente en poblaciones vulnerables como personas privadas de la libertad, habitantes de calle, la población indígena y menores de 15 años.
En paralelo, la estrategia “Valledupar te cuida” fue presentada como la principal bandera territorial, desplegando acciones en 34 barrios y ocho corregimientos, con más de 12.000 beneficiarios a través de alianzas interinstitucionales. Medina resaltó el enfoque en promoción y prevención junto a actores clave, entre ellos el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) y las Empresas Promotoras de Salud (EPS). Este trabajo territorial, aunque logra aliviar algunas brechas en el acceso, no basta para contrarrestar la crisis del sistema hospitalario local, caracterizada por servicios colapsados y deudas que amenazan la continuidad de la atención, como documentan la Gobernación y congresistas citados por el diario EL PILÓN.
En el área de la salud mental y la protección de la niñez, se informó una reducción significativa en la mortalidad por suicidio y embarazos adolescentes, además de la capacitación de miles de jóvenes en prevención de violencia sexual. No obstante, la Secretaría reconoció que los indicadores de violencia, incluyendo la de género e intrafamiliar, continúan al alza, superando la capacidad institucional y recordando que el progreso en ciertos frentes no compensa los retos persistentes en otros ámbitos críticos para la salud pública.
Respecto al control del dengue, aunque la Secretaría reportó una disminución del 38,5 % en los casos durante 2025, los registros nacionales muestran que Valledupar sigue siendo el principal foco de transmisión en el Cesar, lo que ha motivado la intensificación de jornadas preventivas y de inspección a servicios de salud. Estas acciones apuntan a cerrar la brecha entre los datos reportados y la percepción comunitaria, manteniendo el dengue como una amenaza constante para la región.
El balance final exhibido por Jaide Medina refleja una gestión activa y orientada a resultados en aspectos concretos, pero también revela los límites de la oferta institucional ante una crisis sistémica que desborda la capacidad local. Los avances micro, como la reanudación de tratamientos y campañas de prevención, coexisten con un entorno marcado por un sistema de salud financieramente frágil y sobrecargado, según lo documentó EL PILÓN durante el año, subrayando el reto estructural que enfrenta Valledupar en materia de salud.
¿Por qué persiste la alta incidencia de tuberculosis en poblaciones vulnerables pese a los avances reportados?
La pregunta adquiere relevancia en el contexto actual de Valledupar y del país, dado que, a pesar de los esfuerzos institucionales y de las estrategias como la conformación de equipos técnicos y el fortalecimiento de la investigación, los datos del Instituto Nacional de Salud continúan mostrando una concentración de casos en personas privadas de la libertad, habitantes de calle, población indígena y menores. La persistencia de barreras estructurales como la pobreza, el hacinamiento y el limitado acceso efectivo a los servicios de salud condiciona la transmisión y limita el impacto de las políticas públicas.
Este escenario evidencia que, si no se abordan de manera integral los determinantes sociales de la enfermedad y no se garantiza estabilidad en los recursos y el monitoreo, los logros alcanzados pueden verse rápidamente opacados. En consecuencia, la pregunta pone de manifiesto la necesidad de pensar intervenciones sostenidas que trasciendan los resultados de corto plazo y permitan avanzar de fondo en la superación de la vulnerabilidad epidemiológica.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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