¿Cuántos años hace que ingresó a la Policía y cuántos cargos ha desempeñado en ese tiempo?

Ingresé a la Policía hace más de 25 años y he tenido varios cargos de responsabilidad.

Es decir, ¿ha hecho carrera en la Policía y esta es la institución a la que ha querido pertenecer siempre?

Sí señora, eso es exacto.

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El cambio de director general de la Policía que se produjo al inicio del gobierno Petro, ¿se ha reflejado en transformaciones internas en cuanto a las relaciones de sus miembros uniformados con la población civil, de acuerdo con la directiva ministerial y presidencial?

No. Todo sigue igual e incluso peor en varios sentidos. Por mencionar un solo caso, se creó una oficina especial para un nuevo cargo: “Comisionado de Derechos Humanos para la Policía”. Pero no se ha avanzado nada y ese despacho se ha traducido, únicamente, en burocracia.

Para manejarlo nombraron a un coronel retirado que siempre está de viaje, y no le rinde cuentas sobre su trabajo a nadie y goza de un trato preferencial, tal vez, porque fue nombrado por la subdirectora. A él le pagan el sueldo más alto de todos los funcionarios civiles de la Policía.

Deme, por favor, un ejemplo sobre un campo en el que no se haya avanzado en esa materia en la Policía.

No se respetan los derechos de los policías a nivel interno o externo. Para no ir más lejos, pregunte por el trato que les dieron a los uniformados de Los Pozos, Caquetá, que estuvieron en poder de los manifestantes campesinos durante varias horas, hace unos días. ¿Qué hizo la Policía por ellos o con ellos? Le respondo: nada.

Ahora, si la institución no respeta a sus hombres, mucho menos va a respetar a los civiles. Otro ejemplo: verifique cuántos casos de acoso sexual y violencia de género han sido denunciados en la Policía y pregunte si se han resuelto esas denuncias.

La respuesta será que no, porque los mandos se cubren entre sí y porque la conducta siguiente a un reclamo de ese tipo es la de comenzar a filtrar datos en contra de la víctima para estigmatizarla y para que, ya intimidada, se retracte o suspenda sus trámites judiciales.

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¿Y los presuntos victimarios permanecen en la institución y ascienden, según casos que he conocido en mi ejercicio periodístico, o eso es falso?

Eso sí sucede. El comandante de una importante región del norte del país fue denunciado por una patrullera por acoso sexual. A la patrullera la trasladaron a un lugar remoto y a su esposo, también de la Policía, lo retiraron de la especialidad en que se encontraba.

El mensaje para ella y su pareja consistía en que si querían lograr una mejor ubicación, ella debía echar para atrás su denuncia. Y tuvo que aceptar. Me pregunto si esa conducta es reflejo de lo que enseña la Iglesia católica.

Lo que cuenta es terriblemente perturbador. A pesar de que se sabía que el general Sanabria profesa un fervor católico muy marcado, sus respuestas en una entrevista reciente sorprendieron porque revelan extremismo religioso. ¿Las creencias del director afectan el funcionamiento de la Policía?

Ciertamente su fanatismo religioso ha afectado a la institución. Por estar pendiente de su activismo católico ha descuidado sus deberes y no está al frente de las decisiones operativas o administrativas que ha delegado en la subdirectora.

Por ejemplo, cuando estaban ocurriendo los graves hechos de Caquetá, en momentos en que los más de 70 de nuestros hombres estaban atrapados en mitad de los manifestantes campesinos, él no fue quien se enteró, en primer lugar, de lo que estaba pasando. Le informaron a la general Yackeline Navarro (subdirectora de la Policía). Y ella impidió que un general cuyo nombre no menciono viajara a Los Pozos con helicópteros de apoyo, como él lo estaba solicitando. A la subdirectora no le importó el peligro que podrían estar corriendo nuestros hombres. Fue solo después de varias horas y ante la insistencia de los medios de comunicación cuando finalmente vinimos a actuar.

Más adelante le pregunto por la subdirectora. Ahora quisiera saber cuál es su opinión personal sobre afirmaciones de su director en el sentido de que él ha disuelto marchas violentas exponiendo un crucifijo ante los manifestantes o que él ha enfrentado al “Maligno” mediante oraciones.

Todos, o la mayoría, creemos en Dios. La elección religiosa es respetable. El problema es la imposición y que para él solo exista el catolicismo excluyendo las demás creencias a las cuales califica de demoniacas. Su fanatismo es irrespetuoso con quienes no sienten o piensan como él. Ahora, en cuanto a su pregunta directa, la delincuencia no se combate con un crucifijo: se combate con estrategias y procedimientos. Las cifras hablan por sí mismas. Y ni el director ni la subdirectora hacen nada por mejorar nuestros resultados. Los demás generales hacen lo que pueden, pues con mucha frecuencia “Z1” y “Z2” les cortan las alas.

Cuando menciona a “Z1” y a “Z2”, ¿se refiere al director y subdirectora de la Policía, general Sanabria y general Yackeline Navarro?

Sí. Así los denominamos internamente.

¿Es cierto que los policías del círculo más cercano del general Sanabria, para mantener posiciones privilegiadas, deben expresar públicamente que profesan las mismas creencias del director y que es notoria su participación en actos religiosos?

Cierto. Antes pocos iban a misa, entre otras razones, porque la capilla es pequeña. Y algunos de los que asistían se quedaban en los pasillos a escucharla. Ahora va muchísima gente y quienes son más cercanos al director rezan y hasta se lanzan al piso de rodillas para que él los vea. Estos ni siquiera asistían en el pasado a los actos religiosos.

Haga un cálculo aproximado a la realidad: ¿cuántos uniformados y civiles iban antes a misa y cuántos van desde cuándo Sanabria se posesionó como director?

Antes iba a misa un 10 o 15 % por su propia voluntad. Hoy se encuentra a un 80 u 85 % del personal en la capilla.

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¿Un oficial de su rango y experiencia puede tener contacto con el general Henry Sanabria o con la subdirectora, pedirles cita o hacerles alguna solicitud?

No se sabe con quién es más difícil hablar: si con el general Sanabria o con la general Yackeline. El general Sanabria no atiende a quien se haya divorciado, a quien conviva en unión libre o a quien pertenezca a las comunidades LGBTI, supuestamente porque la religión no se lo permite. Y si uno le pide cita a la general Yackeline debe pasar primero por un filtro de “revisión” que ejerce una capitán que apoya a la subdirectora en sus labores. Esta capitán se precia de tener “superpoderes” con los que determina si usted tiene buena o mala energía. En ese momento ella decide si uno puede ingresar al despacho de la general o si debe asistir, primero, a un retiro espiritual.

¿Cómo así? ¿Los obligan a ir a retiros espirituales como precondición para tener una entrevista con la subdirectora?

En la práctica es así. La capitán, en la que confía plenamente la subdirectora, perfila y clasifica a quienes lleguen a su oficina. A muchos -no sé si a todos- les indica que hay que ir a retiros espirituales con la esposa, antes de que puedan ser recibidos por la general Yackeline.

¿Ha ido a esos retiros?

No, nunca he ido. Para ser sincero, les he “sacado el cuerpo” y no he asistido. Pero muchos uniformados hacen los retiros por temor.

Algunos oficiales que han hablado con periodistas han dicho que les cobran por su asistencia a retiros espirituales. ¿Es cierto?

Sí. A mí y a otros nos han dicho que para ir a un retiro espiritual de tres o cuatro días hay que pagar $725.000 por pareja. Es plata que sale de nuestros bolsillos. No se paga con el presupuesto oficial de la Policía.

¿En dónde hacen los retiros?

Como le digo, nunca he ido, pero a los oficiales que sí han estado les dicen que deben hacer los retiros en una asociación privada de católicos que se llama Lazos de Amor Mariano.

Cuando dice que una capitán sostiene que posee “superporderes”, ¿qué cree que ella quiere decir con esa afirmación?

Que es vidente y que tiene el don de la predicción, según ella afirma. La capitán se queda mirando a quien tiene al frente, después asegura que su aura está “negra”, que ella tuvo un sueño y que puede pasar algo negativo. Luego dice que hay que ir al retiro espiritual con la esposa para combatir los males. Y que la general Yackeline invita a que uno vaya a esos retiros.

No conocía la extrema religiosidad mágica de la subdirectora de la Policía. ¿Se altera la rutina de la institución por el catolicismo extremo y, también, por la práctica de actos como los que ha relatado?

Claro que se altera. Como lo manifesté, la capitán que dice estar dotada de “superpoderes” hace rituales a medianoche para rezar por las personas que no son de los afectos de la cúpula. Rezan simultáneamente con oficiales que se encuentran en otras partes del país. ¿Cómo cree que nos va a quienes no pertenecemos a esos círculos, sino que nos dedicamos a presentar resultados?

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¿Quiere decir que los ascensos, traslados, asignación de cargos, permisos, etc., se resuelven, entonces, a favor de los practicantes religiosos y en contra de los demás?

Sí. Quienes no demuestren que viven para la religión y sus prácticas se convierten en sus “enemigos”, aunque nadie los declare explícitamente así. Hay varios generales que han tenido inconvenientes de trabajo por no estar de acuerdo con esos excesos.

¿Es verdad que la subdirectora también se encarga de la gestión interna de la Policía?

Sí, especialmente la gestión de talento humano. Ella sí que ha sabido aprovechar: traslada a la gente de acuerdo con sus caprichos, a los mejores o peores sitios, y el director encargado de esa oficina se tiene que limitar a tramitar lo que ella ordene, puesto que él no tiene ni voz ni voto. Ahora, no se trata solo de que él tenga que obedecerle a la subdirectora. Ella no respeta tampoco a ninguno de los demás generales. Si los entrevista sin revelar su identidad, le ratificarán lo que sostengo y se dará cuenta de que es cierto. Por si fuera poco, ella tiene su grupo, en todo el país, conformado por oficiales superiores y oficiales subalternos. Los demás no tenemos ninguna oportunidad. Basta con que haya una verificación sobre cuántos oficiales con excelentes hojas de vida han sido enviados a vacaciones para presionarlos a que soliciten el retiro o para llamarlos a calificar servicios.

Esta entrevista revela un estado escandaloso de desgobierno en la Policía. ¿Sus afirmaciones pueden ser respaldadas, como lo propone, por otros oficiales?

Claro que sí. Hágales la pregunta y verá que, a cambio de no revelar sus identidades, muchos me respaldarán. La gente está indignada, cansada y desmotivada.

¿Es católico practicante o pertenece a otra religión? ¿Cómo se ha sentido y cómo lo han tratado en esta nueva etapa de la Policía?

Soy católico practicante y, de todos modos, me han tratado mal porque no finjo lo que no siento, no me arrodillo ni hago aspaviento de mis creencias. Uno merece ser respetado y ser escuchado por sus jefes por sus ejecutorias y por su trabajo. No por otros factores. Y también necesitamos tener a un líder que nos guíe y nos entusiasme. Pero en esta administración es difícil mantener una relación profesional de acuerdo con los méritos. Por el contrario, si por ejemplo uno se divorcia o si no va a los retiros espirituales o si alguien se declara gay, queda en la mira. Quienes pertenecen a otra iglesia o tienen otras preferencias sexuales son estigmatizados y se les discrimina como si fueran demonios.

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No sabía que también se discrimina a los policías que se divorcian o que opten por acciones diferentes a las del catolicismo…

El director y la subdirectora estigmatizan a quienes se separan y pueden trasladarlos a lugares lejanos como una forma de castigo. La presión en su contra es tan fuerte, que muchos terminan retirándose. Y si vive en unión libre lo obligan a casarse.

El general Sanabria afirmó que sus antecesores en la Dirección Nacional de la Policía también habían acudido a prácticas como el exorcismo (conjuros contra el demonio), rezos e invocaciones para vencer a los delincuentes. ¿Alguna vez oyó hablar de ese tipo de acciones en tiempos de los generales Vargas, Nieto u otros?

La verdad, en mis más de dos décadas en la Policía nunca vi ni supe de un director o de un general exorcista o fanático de la religión. Como dije antes, la mayoría somos católicos, pero no nos excedemos en la manifestación pública de nuestras creencias que, en muchos casos, sobrepasan las de la religión para pasar a las de la superstición.

En todas las instituciones se presentan crisis. ¿Esta que dibuja en la actualidad sobre la Policía es como las otras que ha vivido?

No. Nunca he vivido algo igual. Admito que he visto muchas crisis, pero jamás una tan “brava” como esta.

Le voy a volver a preguntar por algo que ya le mencioné antes: ¿cuántos oficiales estarán dispuestos a ratificar todo lo que ha contado aquí?

Le garantizo que serían muchos. Pero la gente vive prevenida y tiene miedo de quedar por fuera.

La Policía y los Lazos de Amor Mariano

Lazos de Amor Mariano se denomina la “asociación privada de fieles” que fue fundada, según su página web, en Medellín, en 1999, por el ciudadano laico José Rodrigo Jaramillo que inicialmente conformaba grupos de oración. Hoy, esa asociación ha crecido al punto de tener varias sedes en muchos municipios grandes y pequeños de Colombia y en, por lo menos, diez países del continente incluyendo a Estados Unidos. Según les sugieren en la Policía, a los oficiales que se acercan a la dirección o subdirección de la institución, ellos deben asistir a retiros espirituales con sus esposas, en las sedes de Lazos de Amor Mariano. De acuerdo con el entrevistado en estas páginas, un oficial de alta graduación, los retiros se ofrecen por fines de semana o unos más extensos, a razón de $725 mil pesos la pareja. Se desconoce cuál convenio liga a la Policía con esta entidad particular ni si los recursos obtenidos de la realización de retiros para los uniformados, le deja a la institución oficial beneficios aparte de los “espirituales” que supuestamente obtienen quienes van a recibir las bendiciones católicas.

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Sanabria, cada vez que habla, asombra a todos

Fuerte rechazo han despertado las recientes declaraciones del director de la Policía Nacional, general Henry Sanabria, quien expresó, entre otras polémicas afirmaciones, que él combate a los violentos poniéndoles al frente un Crucifijo; que ha vencido al “Maligno” varias veces; que ha sacado el demonio del cuerpo poseído de algunos de sus oficiales y que la comunidad gay es muy numerosa en la Policía y por eso hay alto contagio de sida. Por si fuera poco, el general Sanabria también calificó el condón de método abortivo.

Y semanas antes, precisamente el día de la Mujer, se enfrentó a la indignación femenina cuando, para homenajear a las mujeres, ordenó hacer un video en el cual, estaba, en primer plano, una gran figura de la Virgen mientras se le escuchaba recitar un pasaje bíblico según el cual “el encanto de la mujer alegra a su esposo y si es sensata, lo hace prosperar”.

Las feministas protestaron de inmediato y el general nunca rectificó. Mayor debate causó cuando confesó que se enamoró de su esposa porque tenía “unas lindas piernas” en lugar de decir, según sus críticos, que lo conquistó su alma o su espíritu. Muchos piden hoy al gobierno Petro retirar a Sanabria de su posición.