
María Claudia Tarazona dio una nueva entrevista, esta vez en vivo para Caracol Radio, en la que contó varios hechos inéditos sobre lo que fueron los días en los que Miguel Uribe estuvo en la clínica, su posterior fallecimiento y lo que ahora será de su vida como mamá de cuatro hijos.
En esa conversación, la viuda del senador Uribe Turbay decidió hacer una confesión sobre aquel 11 de agosto, día en el que falleció el entonces precandidato presidencia. “No se lo he contado ni a mis hijas”, aseguró antes de contar la anécdota.
“Miguel se murió a las 2 de la mañana y yo a esa hora sentí un frío en todo mi cuerpo. Abrí mis ojos , me faltó el aire, miré el reloj y me volví a dormir. Hora y media después me estaban avisando que Miguel había fallecido”, recordó.
Fue así como ella sintió que, sin saberlo, Miguel Uribe había muerto, aunque solo empezaba una nueva etapa de su vida.




Sobre aquel 11 de agosto, María Claudia recuerda cada instante como si hubiera sido ayer. Así lo relató en Caracol Radio: “El día que a mi me dieron la noticia de su muerte, fue a las 3:30 de la mañana. El papa de Miguel y su esposa Delia llegaron a la casa. Las niñas se desbarataron. Se tiraron al piso. Lloraban de una manera tan dolorosa, que uno no quiere ver llorar así a nadie, pero menos a unos hijos. No hay forma. Eso supera la capacidad de aguantar el dolor de un ser humano. Yo tuve mucha fortaleza y las sostuve. Les dije que era el momento de llorar, las abrace y las sostuve. Luego fui a la clínica y vi a Miguel muerto. Fue el momento más doloroso de la vida, junto al día en el que lo llevamos en una ambulancia para que no se muriera”.
La esposa de Miguel Uribe también dijo que ahora que volvió a la casa siente la presencia del senador en cada espacio y poco a poco va logrando sanar algunas heridas, que, aunque recientes, las va llevando con la fortaleza de Dios en su vida y en su corazón.
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“Estamos aterrizando en una nueva realidad, que es aprender a vivir sin Miguel. Para ellas (sus hijas) es muy doloroso, ven muchas cosas por redes sociales, las llaman, les dicen cosas, la violencia se mete en la familia, las niñas viven en un país distinto al que vivimos nosotros en nuestra infancia”, dijo, por lo que ella se ha convertido en el bastión de su familia.
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