La burundanga y otros fármacos se han convertido en el arma silenciosa de la delincuencia en Colombia. A través de redes sociales y aplicaciones de citas, hombres y mujeres son engañados, drogados y despojados de sus pertenencias en cuestión de minutos; en algunos casos, las consecuencias resultan fatales. Séptimo Día conoció en Armenia, Quindío, la historia de un hombre que no solo sobrevivió tras ser drogado, sino que meses después logró rastrear a la mujer responsable para que las autoridades pudieran capturarla.
Los hechos ocurrieron en marzo de 2022, cuando Aníbal, a quien llamaremos así para proteger su identidad, conoció a una mujer a través de una aplicación de citas. Después de varias conversaciones, acordaron encontrarse en persona.
(Lea también: Revelan nueva modalidad de vender droga en Bogotá: tienen empaque con logo de Batman)
El empresario quindiano, de 52 años, aseguró que cayó en manos de una mujer que lo drogó tras aceptar la cita del 7 de marzo de ese año. Lo ocurrido lo llevó a tomar una decisión inesperada: “hacer justicia por mano propia”.




El hombre contó que la mujer se presentó como azafata y que ambos acordaron salir a cenar en el norte de Armenia. “Me generó confianza porque la vieja tenía mucho efectivo, estaba muy bien de joyas, muy bien de reloj, muy bien de teléfono y muy bien hablada”, relató la víctima.
Sin embargo, lo que parecía una noche prometedora se convirtió en una pesadilla. “Nos tomamos un par de cervezas…Luego ella me dijo que había dejado algo en el carro, yo voy hasta el auto y cuando vuelvo seguimos tomando, de ahí empiezo a recordar menos de lo que pasó ese día”, dijo.
Aníbal recordó que lo último que tiene en su memoria es haber ingresado, cerca de la medianoche, a una habitación de un motel ubicado en el sur de Armenia. Al siguiente día, ya no tenía sus pertenecías.
El hombre denunció que, además de dinero en efectivo y objetos de valor, la mujer también le robó un arma de fuego debidamente amparada. “Me robo dinero de una cuenta, dinero efectivo, el reloj, toda la parte de documentación, el teléfono…Y me dijeron que yo había autorizado la salida de la mujer”, aseguró.
Tras un chequeo médico se determinó que Aníbal tenía en su organismo benzodiacepinas, un fármaco que, según especialistas, puede hacer que el cerebro y la sangre funcionen más lento.
Lo que sufrió es una modalidad que las autoridades llaman sumisión química, en la que delincuentes usan sustancias como clonazepam, lorazepam o incluso medicamentos de uso psiquiátrico para anular la voluntad de la víctima y facilitar el robo.
Tendió una trampa a burundanguera que lo drogó
Aníbal no solo denunció a la mujer, sino que además decidió rastrearla y tenderle una trampa para que las autoridades pudieran capturarla. “Yo sigo en la aplicación, la vuelvo a encontrar y con ayuda de un amigo la volvemos a citar unos meses después”, reveló.
Con ayuda de su amigo, planeó un encuentro en Pereira, en junio de 2022, tres meses después de lo ocurrido. “Mi amigo se sentó con ella y a los cinco minutos la mujer le solicitó que ingresaran dentro del establecimiento. Hubo un momento de confusión y fue donde ingresaron y capturaron a la mujer”, contó Aníbal.
La investigación reveló que, cuatro días antes de la captura, se había registrado en el sistema otra denuncia por robo cometido por una supuesta burundanguera. La descripción coincidía con la de la mujer que había drogado y despojado a Aníbal. El denunciante era Nolberto, un quindiano de 54 años, quien aseguró haber sido víctima de la misma persona.
Aníbal, junto a un amigo, logró poner a la mujer en manos de las autoridades. Los hechos quedaron registrados en un video que muestra el momento en que la señalada fue trasladada a un CAI cercano. No obstante, la mujer fue dejada en libertad porque “no había una orden de captura” y no había flagrancia.
La víctima aseguró que no entendió por qué no fue capturada, pese a que tenía dos cédulas diferentes con la misma fotografía y distintos nombres: una como ciudadana colombiana y otra como venezolana. Para Aníbal, esto representaba un claro caso de delito por falsedad en documento público.
De acuerdo con el artículo 383 del Código Penal Colombiano, portar cualquier sustancia que genere efectos similares a la escopolamina constituye un delito cuando no se puede justificar su uso. Esto incluye medicamentos controlados que requieren fórmula médica especial y cuyo consumo legítimo no pueda ser demostrado.
(Vea también: Niño de 3 años lucha por su vida luego de grave intoxicación: sus padres le habrían dado cocaína)
El médico Miguel Antonio Tolosa Rodríguez, especialista en toxicología clínica, explicó las razones por las que el uso de la escopolamina ya no es tan común: “La escopolamina produce un efecto de agitación. La persona puede alucinar, tornarse agresiva, lo cual no le conviene al victimario”, afirmó. A esto se suman dos factores cruciales: su síntesis es costosa y complicada. Por si fuera poco, el mercado ofrece alternativas más económicas, potentes y fáciles de conseguir. “Hay sustancias que se consiguen en farmacias”, agregó el experto.
Según cifras de la Policía Nacional, en la última década se han reportado más de 21.000 robos cometidos mediante sumisión química. Esto equivale a un promedio alarmante de seis víctimas diarias en el país. Los departamentos de Cundinamarca, Antioquia y Valle del Cauca concentran la mayor incidencia de estos casos.
* Pulzo.com se escribe con Z
LO ÚLTIMO