La pesadilla en la que se convirtió el viaje de los sueños de la familia Martínez Canro sigue estremeciendo a Colombia. En julio de 2025, tres de sus integrantes —Viviana Canro, su esposo Nelson Martínez y el pequeño Matías, de apenas cuatro años— fueron hallados sin vida en la habitación 404 del hotel Portobelo, en San Andrés. El primero en ver la desgarradora escena fue el abuelo Orlando Canro, con quien Séptimo Día viajó a la isla para reconstruir el caso.
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Los familiares de las víctimas comentaron que Viviana y Nelson llevaban meses planeando el viaje y que, incluso, lo había pagado a cuotas durante más de un año. Según recordó una hermana de Nelson, “la intención de ellos era viajar, querían viajar y conocer y pues qué rico”.




La ilusión de la pareja era visitar las playas de arena blanca, ver el mar turquesa y pasar unos días de descanso en familia, pues incluso Viviana, estilista bogotana de 42 años, había sorprendido a sus padres con los tiquetes: “Me dio un tiquete de viaje para San Andrés y me dijo ‘vea, papito, este es su regalo de cumpleaños’”, relató Orlando con voz entrecortada.
Sin embargo, cuando al fin llegó el tan anhelado día y arribaron a San Andrés en horas de la noche del 9 de julio de 2025, desde el primer momento les contaron a sus familiares en Bogotá que el hotel Portobelo, en donde se hospedarían, no resultó como esperaban. En audios enviados por WhatsApp, Viviana le dijo a una de sus hijas: “Ese hotel está re re mohoso, huele hartísimo, hartísimo a moho. Uy, no, me dio pena, me sentí mal con mis papás. No, no sé qué hacer”.
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La última noche en familia
A pesar de las incomodidades, que dicen habían sido reportadas también al personal del hotel, el 10 de julio pasaron un día alegre en la playa. “Siempre compartíamos algo bonito y así la pasamos ese día”, recordó Orlando. En la noche, hicieron planes para el siguiente día: alquilar un carro y recorrer los rincones de la isla. Pero, desafortunadamente, esas serían las últimas horas de vida de Viviana, Nelson y el pequeño Matías.
La mañana del 11 de julio, Orlando se acercó a la habitación 404 del hotel Portobelo para buscarlos y, aunque tocó la puerta varias veces, no obtuvo respuesta. “Yo le dije a él: algo pasó, imposible que no abran”, relató en Séptimo Día su esposa, Cecilia Zuluaga, quien confesó que desde ese momento tuvo un presentimiento, “me dio algo feo en el pecho” y, por ello, pidió en la recepción que abrieran la habitación.
Cuando finalmente el personal del hotel abrió la puerta, el padre de Viviana y abuelo de Matías se encontró con la escena más dolorosa de su vida. Al borde del llanto narró que vio a su hija: “Ahí en el pasillito ese tiradita en el piso. Yo la vi, Dios mío, se me vino el mundo encima. Cogí una cobija y se la puse encima a ella. Miré a la cama y veo a mi yerno y a mi niño dormiditos ahí juntos. Quedaron juntos dormiditos”.
Entre tanto, la mamá de Viviana, Cecilia Zuluaga, también recordó que su reacción fue gritar pidiendo alguna explicación de “por qué estaban así, por qué si ellos habían estado compartiendo un día con nosotros, esa noche durmieron y al tercer día ya estaban muertos”.
¿Qué había ocurrido en la habitación 404 del hotel Portobelo, San Andrés?
El hallazgo inicial dejó a todos confundidos. No había sangre ni signos de violencia. “Se me pasaron mil cosas por encima, yo decía qué pasó, Dios mío, pero yo no veía nada. Yo no vi sangre. Yo no vi riña, no vi nada”, reveló Orlando Canro. De hecho, la Fiscalía descartó rápidamente un asesinato violento.
Semanas más tarde, la autopsia revelada por Medicina Legal entregó un dictamen clave: la familia murió por intoxicación por fosfina, un gas letal derivado de compuestos químicos usados en fumigación. Pero, ¿cómo llegó esa sustancia a la habitación 404?
Una fumigación en habitación cercana
Documentos obtenidos por Séptimo Día revelaron que el 10 de julio, un día antes de la tragedia, se realizó una fumigación en la habitación 405, justo al lado del cuarto donde dormía la familia Martínez Canro. El trabajo lo ejecutó la empresa Livco EU, que durante 13 años le prestó el servicio de control de plagas al hotel.
De acuerdo con los documentos, el técnico a cargo del trabajo fue Michael Garzón, quien reportó haber utilizado un producto comercial llamado Demand Duo, considerado seguro y autorizado para el control de insectos en entornos urbanos. Sin embargo, la investigación avanza luego de conocerse el dictamen de Medicina Legal, puesto que ese insecticida no contiene fosfina y eso fue lo que encontraron en los cuerpos.
Especialistas en toxicología explican que la fosfina es un gas de categoría uno en la escala de toxicidad y su inhalación genera falta de oxígeno en los tejidos rápidamente. Este producto suele emplearse en bodegas agrícolas para proteger granos y semillas, nunca en hoteles o viviendas.
“Pudo ser el mismo desconocimiento del técnico. A nadie le cabe en la cabeza utilizar un producto categoría uno, altamente riesgoso, en un área cerrada”, señaló Carlos Rivera, experto en fumigaciones de edificio y hoteles en Bogotá, en Séptimo Día.
Así las cosas, la Fiscalía investiga si Garzón contaba con la capacitación exigida por la ley. Aunque en su hoja de vida figuran títulos de cursos en el SENA, hasta 2023 no había registro de los certificados requeridos para que una persona pueda realizar fumigaciones.
La respuesta del hotel
Frente a la tragedia, el hotel Portobelo ha insistido en que cumple con todas las normas de seguridad. “Nosotros no podemos asumir responsabilidades. Serán las autoridades las que determinen quiénes son los responsables”, aseguró su representante.
No obstante, la familia insiste en que el hotel tenía que advertirles. En palabras de la madre y abuela de las víctimas, debieron decir “no pueden dormir ahí porque echamos un veneno, pero no, se quedaron callados”.
Por su parte, Rodrigo Livingston, representante legal de la empresa Livco EU, no respondió las preguntas de Séptimo Día porque, dijo, “eso está en manos de la Fiscalía”.
Mientras el ente investigador avanza en las pesquisas por presunto homicidio culposo, los familiares siguen reclamando justicia. “Yo lo único que le pido a los investigadores es que si fue el hotel, que si fue la fumigación, que haya sido lo que haya sido, que respondan por este caso”, solicitó Orlando, quien con el corazón partido recordó en la isla “nosotros vinimos cinco y eso es lo triste, que no volvimos sino dos con vida”.
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