Desde el momento en el que salió de su consultorio, esa noche del 30 de enero, el médico, de 44 años —no identificado por estrictas razones de seguridad—, pensó en llevar su pistola (permitida), debido a los continuos atracos en el sector. Caminó unas 6 calles y llegó al puente peatonal, ubicado en la calle 123 con carrera Novena, revela la revista.

En ese sector, al norte de Bogotá, se percató de un carro Sedán blanco que era conducido a baja velocidad. Luego, observó a 3 jóvenes bajarse del vehículo y acercarse al puente. “El doctor olió el peligro y aceleró aún más mientras vigilaba de reojo a los tres sujetos que lo seguían”, narra el medio.

Ellos (presuntos delincuentes) corrieron, lo alcanzaron, se “abalanzaron sobre él y comenzó un forcejeo”. Uno de los sujetos tenía un cuchillo con el que amenazaba a su víctima a la que le robó el celular; Otro de los jóvenes, agrega Semana, lo golpeaba con la cacha de un arma; y el tercero, le lanzaba puñaladas con una navaja.

“Trataron de reducirlo a golpes en el pecho y el estómago, pero el doctor seguía luchando en pie. Entonces uno de los asaltantes amenazó: ‘¡Va a tocar pegarle un tiro y meterlo al carro. Echémoslo al carro, pero con un tiro!’”, cita la revista.

Lee También

El medio también narra que los presuntos ladrones “trataron de doblarle los brazos” al médico para arrastrarlo al automóvil, como lo contó la semana pasada el abogado defensor.

“Consiguió hacer mayor fuerza y logró desprenderse ligeramente de los atacantes, parecía que estaba cayendo, pero al inclinarse sacó una pistola 9 milímetros que ocultaba en la pretina del lado derecho del pantalón. No hubo tiempo de nada más. Disparó en el mismo segundo que tuvo el arma empuñada contra los delincuentes”, revela Semana.

El primero al que le disparó fue al sujeto que lo amenazó con el cuchillo; Luego, disparó contra el segundo asaltante, y, finalmente se enfrentó con el individuo que tenía un arma de fogueo y que le disparó en el pecho.

“El galeno creyó que estaba herido, se agachó y, a la vez que se encogía, disparó contra el tercer atacante. De inmediato, este cayó al piso, aunque no se rindió. Desde allí disparó nuevamente dos veces, instante en el cual el doctor respondió con otro balazo. Fue el último”, agrega.

Sonaron 15 balazos. El doctor se quedó sin balas y corrió temiendo que el hombre que estaba en el carro lo persiguiera. Según la revista, tenía un “navajazo en el pómulo derecho, tenía raspaduras y hematomas en todo el cuerpo”, por lo que llegó a su casa a curarse.

El caso consternó a toda la ciudad. Algunos criticaron y otros alabaron. Sin embargo, las autoridades se encargaron de su trabajo. Investigaron al médico, que actuó bajo legítima defensa, tienen con detención domiciliaria al cuarto integrante de la banda, mientras reciben todos los testimonios de otras personas que fueron víctimas de estos sujetos en ese mismo puente peatonal.

“Los delincuentes lo pusieron frente al dilema extremo de matar o morir”: Semana.