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Escrito por:  Fredy Moreno
Editor jefe     Jun 5, 2025 - 9:03 am

Hay al menos cinco razones por las que el presidente Gustavo Petro busca la consulta popular por decreto. Todas saltaron a la palestra esta semana después de que el mandatario anunció que, pese a la decisión del Senado de negar esa iniciativa, convocará al “pueblo” para que se manifieste sobre la reforma laboral. Todas tienen fundamento según la perspectiva desde la que surgen y reflejan el peligroso nivel de crispación política al que ha sido conducido el país.

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1. Gustavo Petro lucha legítimamente por los trabajadores

Una manera de ver la idea del Gobierno es recoger la declaración del ministro de Trabajo, Antonio Sanguino: la consulta popular es “un seguro de vida” para las iniciativas sociales del Ejecutivo. El presidente Petro ha asegurado que el objetivo es que la ciudadanía decida de manera directa sobre la reforma laboral en Colombia. Según el jefe de Estado, varias de sus reformas han enfrentado obstáculos en el Congreso de la República, por lo que buscó un mecanismo de participación ciudadana que permita avanzar en la construcción de un país con mayor equidad y garantías sociales.

Al mandatario lo debe mover su legítima aspiración de cumplir las promesas que hizo en campaña y el deseo de mejorar las condiciones de los trabajadores mediante el fortalecimiento de sus derechos y la regulación de las condiciones de contratación, con cambios como la reducción de la precarización laboral, el fortalecimiento de la seguridad social y la regulación de la tercerización y protección de los trabajadores informales, entre otros. Eso es lo que manifiesta en su discurso. Pero hay otras miradas que le atribuyen diferentes motivaciones.

2. Gustavo Petro busca recuperar la iniciativa política

Por ejemplo, el hecho de que el presidente Petro insista en convocar a la consulta popular por decreto —pese a que el Senado de la República la rechazó y pese a que ese órgano del Legislativo revivió y esté debatiendo de nuevo la reforma laboral que había dado origen a la consulta—, es entendido por diversos sectores como un intento para recuperar la iniciativa política que ha perdido, un hecho que evidencian su desfavorabilidad en los sondeos de opinión (que se sitúan apenas por encima del 30 %) y el fracaso del paro nacional que impulsó los pasados 28 y 29 de mayo.

Aunque el mandatario insiste en agitar las calles (por ejemplo, acaba de anunciar otra movilización nacional y que participará en ella en Cali), persisten las dudas sobre la fortaleza de su vínculo con las manifestaciones callejeras, un escenario donde históricamente ha sido fuerte y ha consolidado su liderazgo. La sorpresa para muchos es que el presidente Petro hubiera sabido capitalizar en el pasado como senador el inconformismo social (durante el mandato de Iván Duque) y haya pavimentado así su camino hacia la presidencia, pero ahora como jefe de Estado no consiga los mismos efectos y necesite ingentes recursos oficiales para organizar sus manifestaciones.

3. Idea de Gustavo Petro es sacudirse del escándalo de la UNGRD

Esta semana llamó poderosamente la atención la coincidencia, el mismo día, entre el anuncio de la Fiscalía General de la Nación de solicitud de audiencia para imputarle cargos al exministro de Hacienda Ricardo Bonilla por su presunta responsabilidad en tráfico de influencias e interés indebido en la celebración de contratos en el marco del escándalo de la Unidad Nacional de Gestión de Riesgos de Desastres (UNGRD) y el anuncio del presidente Petro de que convocará la consulta popular por decreto.

Bonilla es uno más de los exaltos funcionarios muy cercanos al presidente Petro que tiene que responder por el desfalco a esa entidad, cuyo fin, al parecer, era comprar los votos de algunos congresistas para sacar adelante en el Legislativo las iniciativas gubernamentales. Otro que está enredado en el mismo escándalo es el exdirector del Dapre Carlos Ramón González (hoy por fuera del país), viejo conocido de Petro desde cuando militaron en el M-19, que ya fue imputado. En fila para responder ante la justicia también estaría el exministro del Interior Luis Fernando Velasco.

Así, lo de la UNGRD se le presenta al presidente Petro como un nudo corredizo que se cierra cada vez más. Esa sería la razón para agitar el ‘decretazo’ que busca convocar la consulta popular y desviar la atención con el fin de que el país tenga que hablar de otra cosa. Quienes defienden esta tesis entienden que para el mandatario es crucial que Colombia discuta sobre reformas que inobjetablemente favorecen a los trabajadores y no sobre el, hasta ahora, peor escándalo de su gobierno, pues desacredita su promesa de cambio de viejas costumbres y de luchar contra la corrupción.

4. Gustavo Petro da primer paso para golpe de Estado

Después de que el presidente Petro anunciara que convocaría por decreto la consulta popular, ocho partidos, en una actitud con muy pocos antecedentes, calificaron sin ambages la decisión del mandatario como un “golpe de Estado”. Cambio Radical, el Centro Democrático, el Partido Conservador, MIRA, Colombia Justa Libres, el Partido Liberal, el Partido de la U y el Partido ASI rechazaron la “acción unilateral e inconstitucional por parte del Gobierno Petro”.

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Al ministro del Interior, Armando Benedetti, le pareció “dramático”, “barato” y hasta “histérico” que muchos en Colombia vieran la actitud del presidente Petro como el primer paso de un golpe de Estado, un hecho que solo ve posible como una insurrección militar y el asalto de tanques y bombardeo a la sede de un gobierno. Para el mandatario, un golpe de Estado es “haber metido tanques y fusiles en la comuna 13 [de Medellín], haber entregado el poder público al poder paramilitar para que desaparecieran a centenares de personas y haber utilizado la escombrera como fosa común de ciudadanos. Dictadura es matar 6.402 jovenes [sic] inocentes con balas del Estado”.

Tanto el presidente como su ministro parecen ignorar que los golpes de Estado contemporáneos pueden no estar acompañados de acciones violentas. El mismo presidente Petro ha ocupado un muy buen tiempo de sus discursos situándose como objetivo de un “golpe blando”. Hoy, y así lo demuestran los casos de Venezuela y Nicaragua, para hablar solo de esta parte del mundo, el poder es tomado en procesos que carcomen paulatinamente las democracias, desconociendo los preceptos constitucionales, los fallos judiciales y acabando con la independencia de los poderes públicos subordinándolos al Ejecutivo.

5. El presidente Gustavo Petro obedece a sus pasiones

Una última razón que motivaría al presidente Petro, sobre todo esgrimida por sus más férreos opositores, está relacionada con su propia personalidad. Si bien su intimidad y fuero personal son sagrados, hay quienes sostienen que sus motivaciones están afectadas menos por la razón que por aspectos como su carácter pendenciero. Incluso, otros, como la senadora uribista María Fernanda Cabal, vienen solicitando que el mandatario se someta a evaluaciones psiquiátricas y toxicológicas.

Estas posturas son animadas, entre otras cosas, por las cartas que ha publicado el excanciller de este Gobierno Álvaro Leyva Durán en las que asegura que el jefe de Estado padece de una seria adicción a las drogas. Además, lo acusa de comportamientos que desdicen de la figura de un presidente de la República, con lo que el exministro de Relaciones Exteriores echa a rodar la idea de que el país está en manos de una persona incompetente.

Tal es el estado en el que está Colombia ante la insistencia del presidente Petro de convocar a una consulta popular por decreto. Son múltiples los factores que estarían detrás de esa decisión. Esos se pueden entrever y discutir. Lo que es imprevisible es la magnitud de los efectos que pueda provocar la decisión del mandatario. Por ahora, el país entero mira a las altas cortes como única instancia que pueda actuar con cordura.

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