El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una nueva orden ejecutiva que restringe el ingreso de ciudadanos de 19 países, incluyendo Venezuela y Cuba, al territorio estadounidense.
Aunque Venezuela no enfrenta un bloqueo total, se aplicarán restricciones incluso a personas con visas válidas de inmigrante y no inmigrante. Las visas a las que aplicará la restricción son las B (de turismo y negocios), F y M (para estudiantes) y J (para intercambios).
(Vea también: Sorprenden a viajeros en EE. UU. con revocatoria de visa y dan razones: “Decisión consular”).
La medida, que entrará en vigor el 9 de junio de 2025, responde a preocupaciones de seguridad nacional tras un atentado en Colorado supuestamente perpetrado por un inmigrante ilegal.
Trump justificó la decisión alegando que varios países, como Venezuela, carecen de mecanismos efectivos para verificar antecedentes de sus ciudadanos.
La restricción no afectará a residentes permanentes, personas con doble nacionalidad que usen pasaporte de un país no restringido, diplomáticos, deportistas internacionales, ni solicitantes de asilo.
El decreto también establece que las visas ya emitidas no serán revocadas. Además, el secretario de Estado, Marco Rubio, deberá revisar la aplicación de la medida cada 90 y 180 días, respectivamente, para evaluar si los países afectados mejoran sus sistemas de verificación.
Según Trump, la medida busca evitar ataques como los que han ocurrido en Europa debido a políticas migratorias laxas.
Por qué Estados Unidos pide visas a visitantes extranjeros
Estados Unidos exige visas a los visitantes de otros países como parte de una estrategia integral de control migratorio y seguridad nacional. Una visa es una autorización previa que permite a ciudadanos extranjeros solicitar entrada al país con un propósito específico, ya sea turismo, estudio, trabajo, tratamiento médico u otros. Esta medida permite a las autoridades estadounidenses evaluar de antemano si un solicitante representa un riesgo para el país, ya sea por razones de seguridad, salud pública, antecedentes penales o posibilidad de inmigración ilegal. En este sentido, el sistema de visas funciona como una primera línea de defensa para filtrar quién puede ingresar al país y bajo qué condiciones, lo cual es especialmente importante en un contexto global donde los flujos migratorios, el terrorismo y el crimen transnacional son temas sensibles.
Además del componente de seguridad, la política de visas también cumple funciones de regulación económica y diplomática. Por un lado, ayuda a asegurar que quienes ingresan al país cumplan con las condiciones de su estadía y no permanezcan de forma irregular ni ocupen empleos de manera ilegal. Por otro, la política de visas refleja las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y otros países.
Algunos países tienen acuerdos que permiten el ingreso sin visa para estancias cortas, lo que indica un alto nivel de confianza mutua y cooperación. Sin embargo, en países donde existen problemas de documentación, cooperación gubernamental limitada, o altos niveles de emigración irregular, el requerimiento de visa se convierte en una herramienta diplomática para ejercer presión y fomentar mejores prácticas.
También es importante señalar que el proceso de solicitud de visa permite a Estados Unidos recopilar información personal relevante, como datos biométricos, historial de viajes, y vínculos familiares o laborales.
Cómo se revisan entradas a los Estados Unidos
Esta información alimenta bases de datos que contribuyen a detectar patrones de fraude migratorio, redes de tráfico humano o actividades sospechosas. A través de entrevistas consulares y procesos de verificación, las autoridades pueden analizar cada caso individualmente, lo que brinda un nivel de control mucho más detallado que permitir el acceso irrestricto.
En definitiva, la exigencia de visa es una política compleja que va más allá del simple control fronterizo. Se trata de una herramienta estratégica que combina seguridad, diplomacia, economía y gestión migratoria. Aunque puede parecer un obstáculo para algunos visitantes, en la práctica busca proteger tanto a los ciudadanos estadounidenses como a los propios viajeros, asegurando que el ingreso al país se realice de manera ordenada, legal y segura.
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