El Espectador es el periódico más antiguo del país, fundado el 22 de marzo de 1887 y, bajo la dirección de Fidel Cano, es considerado uno de los periódicos más serios y profesionales por su independencia, credibilidad y objetividad.
La creatividad, a menudo percibida como un talento innato, puede ser en realidad fruto de un arduo y persistente proceso de autodescubrimiento. Así lo expresa una voz entrevistada por El Espectador, quien describe cómo la percepción externa de su creatividad contrastaba con su propia perspectiva interior. Reconoce que, desde su punto de vista, lo que imagina y produce resulta completamente natural. Sin embargo, observado desde el exterior, sus ideas y su manera de interpretar la vida destacan por ser creativas y originales. Asegura que este camino no ha sido automático; ha sido una construcción progresiva, y solo con el tiempo tomó conciencia de que procesaba el mundo de un modo poco convencional, dotando a sus vivencias y creaciones de un matiz cómico y singular.
A lo largo de su vida, la faceta humorística de su personalidad le generó ciertos temores en cuanto a exponerla públicamente, en especial por las dificultades vinculadas a profesionalizar ese don. Al principio, prefería dejar su sentido del humor como un entretenimiento ocasional, semejante a quien sabe entretener en fiestas, pero consciente de la complejidad de sustentarse a largo plazo simplemente con este tipo de habilidades. La creatividad, en cambio, fue algo que desarrolló luego, convencido de que no se nace creativo, sino que es una destreza que requiere práctica y disciplina.
En cuanto al humor, asegura que la abundancia de comedia consumida ha elevado su umbral de sorpresa; solo aquello que realmente lo toma desprevenido logra arrancarle risas genuinas. Es justamente esa capacidad de asombro lo que valora en la improvisación teatral, donde nada está predestinado y la autenticidad es la regla, no la excepción.
La curiosidad constante es el motor detrás de sus ideas. Se describe como alguien que permanentemente se interroga acerca del funcionamiento y la estructura de lo que le rodea, llegando a desarrollar investigaciones a partir de simples intereses personales. Como ejemplo, menciona su curiosidad sobre cuál es el verdadero centro de Bogotá, un asunto aparentemente trivial pero que puede transformarse en una minuciosa indagación.
El proceso de materialización de sus ideas no es inmediato. Prefiere permitir que las propuestas reposen y se distancien en el tiempo, observando cómo evolucionan y se transforman al regresar a ellas con una perspectiva fresca. Este método, basado en el distanciamiento creativo, le permite conectar intuiciones diversas y lograr resultados más sólidos. Un ejemplo emblemático de su proceso es la serie en la que recreaba mermeladas a partir de frutas callejeras de Bogotá. Lo que comenzó con la intención de sintetizar los sabores de la ciudad en una sola mermelada, derivó en una profunda exploración sobre la diversidad frutal bogotana, transformándose en un contenido muy popular según constató por la reacción del público en redes.
Este camino de experimentación lo ha llevado a comprender que en el ámbito creativo no existe una fórmula matemática entre el esfuerzo invertido y el impacto que una obra puede tener. Tal como reflexiona a partir de los resultados dispares de sus formatos y videos, nunca se sabe qué resonará con la audiencia. Sin embargo, para él, la motivación primordial sigue siendo la satisfacción personal y la necesidad intrínseca de expresarse, más allá de la medición del éxito externo. Afirma que producir contenido es una auténtica necesidad, similar a la pulsión artística que llevó a Van Gogh a la pintura.
Su principal aprendizaje ha sido asimilar la incertidumbre propia de la actividad creativa, valorando la libertad de experimentar con ideas sin garantía de éxito. Su mayor aspiración es poder vivir de esos destellos inspiradores que surgen en momentos cotidianos, como en la ducha, y continuar dando vida a esas ocurrencias inesperadas transformándolas en proyectos tangibles y sostenibles, tal como ha relatado en la entrevista publicada por El Espectador.
¿Por qué la improvisación teatral es considerada un ejercicio clave para la creatividad?
La improvisación teatral, mencionada como una de las principales fuentes de sorpresa y diversión para el entrevistado, es un formato en el que ninguna escena está predeterminada y los actores deben actuar en el momento con espontaneidad. Esta cualidad la convierte en un laboratorio de ideas, donde la autenticidad y la reacción inmediata permiten explorar nuevas formas de expresión.
La relevancia del teatro de improvisación radica en su capacidad para romper esquemas y rutinas mentales, haciendo que quienes participan tengan que encontrar soluciones en tiempo real. Para quienes buscan fortalecer su creatividad y humor, la improvisación representa un espacio donde la mente se libera de sus restricciones habituales y aprende a fluir con lo inesperado, aprovechando la curiosidad y la apertura como recursos fundamentales.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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