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Este artículo fue curado por pulzo   Oct 11, 2025 - 9:13 pm
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La leucemia es un cáncer hematológico que afecta el desarrollo y funcionamiento normal de las células sanguíneas al producir una proliferación anómala de células inmaduras que reemplazan a las células sanas en la médula ósea. Esta situación causa una drástica reducción de plaquetas, glóbulos blancos y glóbulos rojos funcionales, lo que se traduce clínicamente en síntomas como fatiga persistente, palidez marcada y sangrados inexplicables, según consta en el documento original. Este desbalance en las células sanguíneas se origina por mutaciones genéticas que alteran las señales encargadas de controlar el ciclo vital de las células, impidiendo su muerte programada, lo cual favorece una división celular acelerada e incontrolada.

El cáncer infantil continúa siendo una de las principales causas de muerte en menores a nivel global. Conforme a datos de Globocan, una base reconocida en estadísticas oncológicas, solo en el año 2022 se registraron más de 275 mil nuevos casos y 105 mil muertes por cáncer entre niños y adolescentes de 0 a 19 años. La tasa ajustada anual fue de 4,1 casos por cada 100 mil menores en este rango etario. Dentro de Latinoamérica, Colombia ocupa el octavo lugar regional en cuanto a incidencia estandarizada de leucemias pediátricas, reportando 12,8 casos por cada 100 mil menores de 18 años según cifras del Instituto Nacional de Salud.

Las variedades más prevalentes de leucemia en la infancia son la leucemia linfoblástica aguda (LLA) y la leucemia mieloide aguda (LMA), con una mayor frecuencia de LLA en niños de uno a nueve años —a razón de 3,7 casos por cada 100 mil menores—. Entre los factores que pueden intervenir en su aparición, se destacan antecedentes de tratamientos oncológicos previos, exposición crónica a sustancias químicas como el benceno, síndromes genéticos como el de Down, el tabaquismo —en particular para la leucemia mielógena aguda— y la predisposición hereditaria. Estos elementos, junto con mutaciones originadas en el propio organismo, inciden en el riesgo y desarrollo de la enfermedad, como señalan el documento original y el National Cancer Institute.

El diagnóstico temprano representa un reto, debido a que los síntomas iniciales —fatiga, sudores nocturnos y pérdida de peso involuntaria— suelen ser ambiguos y pueden confundirse con cuadros infecciosos habituales. Otros signos, como la facilidad para presentar hematomas, sangrados prolongados o dolores relacionados con el crecimiento de órganos internos, dependen de la disfunción de diversas líneas celulares, dificultando la identificación inmediata, de acuerdo con fuentes como la Mayo Clinic.

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Desde la perspectiva clínica, la leucemia puede dividirse según su curso (agudo o crónico) y el tipo celular de origen. Las leucemias agudas, dominadas por blastos inmaduros, causan una progresión rápida que requiere intervención inmediata, mientras que las crónicas avanzan lentamente y pueden pasar inadvertidas en etapas iniciales, lo que convierte el monitoreo constante en un desafío clínico destacado (American Cancer Society).

Recientes desarrollos en inmunoterapia y terapias dirigidas han mejorado el pronóstico, así como la calidad de vida de los niños afectados por leucemia linfoblástica aguda. Sin embargo, la disponibilidad de estos tratamientos aún es desigual, lo cual plantea importantes interrogantes sobre la equidad en el acceso a terapias innovadoras, como advierte la revista Lancet Oncology (2023). En el ámbito público, organismos como la Organización Mundial de la Salud destacan la necesidad de fortalecer tanto el diagnóstico molecular como el acceso a terapias personalizadas, al tiempo que subrayan la influencia de factores ambientales y socioeconómicos en el desenlace de los casos (World Health Organization; Cancer Epidemiology, 2024).

Así, la leucemia infantil plantea no solo un desafío médico, sino también social y económico, que requiere un enfoque integral sustentado en datos oficiales, investigación clínica y políticas públicas orientadas a reducir la carga de la enfermedad. El análisis desde múltiples ángulos permite avanzar en la detección, el acceso al tratamiento y la prevención, contribuyendo a una mejor comprensión y manejo del cáncer infantil en el actual escenario global.

¿Qué significa leucemia mieloide aguda (LMA)?

La denominación leucemia mieloide aguda (LMA) se refiere a una clase específica de cáncer hematológico en la que las células madre de la médula ósea destinadas a convertirse en glóbulos blancos maduros (mielocitos) crecen descontroladamente y quedan detenidas en un estado inmaduro denominado “blasto”. Dada su inmadurez, estas células no cumplen funciones de defensa y terminan desplazando a las células sanas, lo que provoca la aparición rápida de síntomas y la necesidad de un tratamiento inmediato. Comprender el término ayuda a diferenciarla de otros tipos, facilitando el abordaje diagnóstico y terapéutico correcto.

Esta clasificación es significativa porque determina tanto el pronóstico como las opciones de manejo, ya que las leucemias agudas progresan con mayor velocidad y severidad que las crónicas. Por ello, reconocer las características distintivas de la LMA es esencial para buscar atención oportuna y adaptar las intervenciones médicas a las necesidades específicas del paciente.

¿Por qué el diagnóstico de la leucemia en niños suele demorarse?

El retraso en el diagnóstico de la leucemia pediátrica radica principalmente en que los síntomas iniciales, como fatiga, fiebre inexplicada y pérdida de peso, se asemejan a las manifestaciones de infecciones o trastornos comunes en la infancia. Esto puede llevar tanto a las familias como a los profesionales de la salud a interpretar erróneamente los signos, derivando en demoras en la derivación a especialistas y en la realización de estudios hematológicos.

El impacto de esta demora es importante, ya que la progresión rápida de la enfermedad en ciertos subtipos puede comprometer las posibilidades de recuperación. Por esta razón, los organismos de salud enfatizan la importancia de la vigilancia de síntomas persistentes o inusuales, y promueven la formación continua del personal médico en la identificación temprana de signos sugestivos de leucemia infantil.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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