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Este artículo fue curado por pulzo   Sep 7, 2025 - 11:30 am
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La administración municipal ha iniciado una estrategia para enfrentar la presencia de garzas bueyeras (Bubulcus ibis) en áreas urbanas, buscando lograr un equilibrio entre la conservación de la especie y la protección del entorno y la comunidad. El enfoque del plan consiste en ahuyentar a estas aves de manera controlada para conducirlas hacia hábitats más apropiados, asegurando su bienestar y el de los habitantes. Según las autoridades locales, la metodología empleada prioriza el uso de técnicas pasivas y, en caso necesario, sonidos de impacto cuidadosamente seleccionados, que no alteran el comportamiento natural ni provocan daños a las garzas, respaldando así una intervención respetuosa y ética.

La garza bueyera destaca por su notable adaptabilidad, lo que ha facilitado su expansión más allá de su área de origen en África hacia numerosos países. Esta capacidad de colonizar nuevas regiones se ve reforzada por la carencia de depredadores efectivos en su entorno adoptivo, permitiendo un crecimiento poblacional acelerado y la consolidación de grandes colonias. Sin embargo, la multiplicación de estas aves en entornos urbanos acarrea serias consecuencias: sus excrementos ácidos deterioran rápidamente tanto la vegetación como las infraestructuras públicas y privadas, debido a la acumulación que daña árboles, edificaciones y demás estructuras, según investigaciones difundidas por el Instituto Nacional de Salud de Colombia.

No se trata de un fenómeno aislado. Un estudio publicado en la revista científica Urban Ecology indica que el aumento de garzas bueyeras afecta a ciudades latinoamericanas como Cali y Barranquilla. Estas urbes han diseñado respuestas integrales que incluyen la transferencia progresiva de las aves y el acompañamiento técnico para observar su adaptabilidad en entornos rurales, donde el contacto humano es menor y se reducen los conflictos asociados.

El actual plan de ahuyentamiento es fruto de la cooperación municipal con empresas especializadas y brigadas de expertos en fauna silvestre, como la firma Tucán, que implementan procedimientos avalados por organismos ambientales como la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (AUNAP). Tales acciones se apegan a la legislación nacional e internacional, y buscan garantizar el desplazamiento seguro sin causar riesgos a la fauna ni vulnerar normativas sobre protección ambiental.

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El abordaje incluye, además, componentes socioambientales clave. El Instituto Nacional de Salud advierte que la presencia masiva de estas aves representa un riesgo sanitario, pues la acumulación de excrementos en lugares públicos puede facilitar la proliferación de bacterias y virus. Por ello, la gestión responsable de la fauna urbana contribuye tanto al cuidado del entorno natural como a la prevención de posibles focos infecciosos, ofreciendo beneficios tanto ambientales como de salud pública.

En definitiva, la sostenibilidad de estas intervenciones dependerá de la consolidación de políticas ambientales que fomenten la educación sobre el impacto de especies invasoras, refuercen la vigilancia en el espacio público y mantengan la cooperación con entidades científicas. Solo así se podrá mantener la biodiversidad en convivencia armónica con el desarrollo urbano, garantizando el resguardo de infraestructuras y la calidad de vida de la ciudadanía.

¿Cómo afectan las garzas bueyeras a la vegetación urbana?
La acumulación de excrementos de garza bueyera es especialmente ácida. Según el Instituto Nacional de Salud, este residuo deteriora la vegetación arbórea en parques y calles, provocando daños en hojas y troncos, e incluso llegando a secar árboles jóvenes. Por lo tanto, la proliferación de estas aves en zonas urbanas pone en riesgo la calidad y supervivencia de la cobertura vegetal, haciéndola más susceptible a plagas y debilitando la capacidad regenerativa natural de los ecosistemas urbanos.

¿Qué significa un “plan de ahuyentamiento controlado” y cómo se ejecuta?
El término hace referencia a estrategias organizadas por autoridades y expertos para inducir el traslado voluntario de especies invasoras, sin causar daños a los animales ni al entorno. En el caso de la garza bueyera, el plan implica el uso de sonidos específicos aprobados por organismos ambientales y acciones que promueven el traslado natural de las aves, evitando métodos agresivos. Este enfoque está regulado por la legislación ambiental vigente y tiene como objetivo proteger tanto a la fauna silvestre como la integridad de la comunidad donde ocurren estas intervenciones.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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