Por: El Espectador

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Este artículo fue curado por pulzo   Dic 11, 2025 - 5:58 am
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La situación de los andenes en La Candelaria, uno de los sectores históricos más emblemáticos de Bogotá, es objeto de preocupación tanto para residentes como para visitantes. Según lo documenta El Espectador, muchas de estas aceras presentan condiciones notoriamente deficientes: su estrechez obliga a los peatones a caminar en fila india y, en algunos casos, tan cerca de la vía que se exponen al constante riesgo del tránsito vehicular y de buses. Además, persisten baldosas rotas o en mal estado, lo que agrava no solo el deterioro físico del entorno, sino también la experiencia cotidiana de quienes transitan la zona.

En varias cuadras estratégicas, como aquellas comprendidas entre la carrera cuarta y quinta, desde la calle 12c hasta la 10, la movilidad peatonal se complica aún más ante la presencia de obras inacabadas. Los trabajos, lejos de facilitar el desplazamiento, han generado bloqueos que obligan a los transeúntes a desplazarse por la calzada reservada a los vehículos—aumentando el riesgo de accidentes y generando incomodidad en actividades diarias. La problemática se ha intensificado ante la lentitud en el avance de las obras, algo que tiene en vilo a los habitantes de barrios como La Concordia.

El caso de La Concordia resulta paradigmático. El contrato que buscaba transformar y reconstruir los andenes del sector fue adjudicado por la alcaldía local durante la administración de Claudia López, con el propósito expreso de mejorar la accesibilidad para personas con discapacidad y adultos mayores—grupos tradicionalmente marginados en la planeación urbana. Sin embargo, de acuerdo con la misma fuente, la labor del contratista se ha visto empañada por reiteradas dilaciones en la entrega, pese a esfuerzos recientes de la nueva administración por agilizar el proceso.

Las razones aducidas por la Alcaldía Local giran en torno a hallazgos y particularidades del suelo del centro que han dificultado la ejecución dentro de los plazos originales. Ante esto, los vecinos exigen la pronta finalización de unas obras necesarias no solo para el bienestar local sino por el impacto que tienen en el turismo y la movilidad del sector. La administración asegura que los trabajos concluirán este mes, intentando calmar la impaciencia de quienes experimentan a diario los inconvenientes derivados del retraso.

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El impacto de esta situación se multiplica en temporada decembrina, cuando la afluencia de personas en La Concordia y adyacencias alcanza su punto máximo. Sitios emblemáticos como la Plaza del Chorro de Quevedo, la Plaza de La Concordia o la popular calle de Las Sombrillas concentran grandes volúmenes de peatones. Según datos referidos por El Espectador, el 67 % de los turistas internacionales y el 27 % de los procedentes de otras regiones del país se dan cita en este sector. Sin embargo, la distribución del espacio pareciera desincentivar el tránsito peatonal en favor del automotor, dada la permanencia prolongada de polisombras—cercas provisionales de plástico—alrededor de los puntos de obra, que restringen aún más la ya limitada circulación para quienes caminan.

Así, la situación de los andenes en La Candelaria no solo refleja un atraso en el cumplimiento de metas contractuales, sino una problemática urbana de fondo: ¿cómo garantizar una movilidad segura y digna para todos en los centros históricos que atraen tanto a turistas como a residentes? Frente a la inminente culminación de las obras anunciada por la Alcaldía Local, la comunidad sigue atenta al impacto real que tendrán estos trabajos en la experiencia cotidiana y en la percepción del espacio público.

¿Qué son las polisombras y por qué afectan la movilidad? Las polisombras son cercas o vallas construidas con lonas plásticas que suelen emplearse para delimitar áreas en construcción o en proceso de intervención en el espacio urbano. Su presencia, como ocurre en los alrededores de La Concordia y otras zonas de La Candelaria, limita aún más la capacidad de los peatones para transitar de manera fluida y segura, mientras aparentan priorizar el paso de vehículos frente al desplazamiento de personas. Comprender el impacto de estos elementos resulta fundamental para analizar cómo las obras públicas pueden afectar el entorno y la calidad de vida urbana.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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