El Espectador es el periódico más antiguo del país, fundado el 22 de marzo de 1887 y, bajo la dirección de Fidel Cano, es considerado uno de los periódicos más serios y profesionales por su independencia, credibilidad y objetividad.
La celebración de la Navidad en Colombia trasciende el ámbito urbano y se extiende hacia los pueblos cercanos a Bogotá, especialmente en Cundinamarca y Boyacá, donde distintas rutas navideñas han transformado la temporada decembrina en una experiencia multisensorial para locales y visitantes. De acuerdo con un informe de El Espectador, estos recorridos no solo potencian las iluminaciones propias de la época, sino que integran la cultura, la gastronomía local y actividades emblemáticas pensadas para disfrutar en familia.
Una de las propuestas más reconocidas es la “Ruta Navideña de Ubaté”, que invita a descubrir el norte de Cundinamarca y municipios seleccionados de Boyacá. Esta ruta destaca por combinar la arquitectura colonial y paisajes serranos, ideales para quienes buscan un ambiente de clima frío y tradiciones campesinas arraigadas. Los circuitos incluyen poblaciones como Tausa, Sutatausa, Cucunubá, Susa, Fúquene, Ubaté, San Miguel de Sema, Guachetá, Lenguazaque, Saboyá, Chiquinquirá y Simijaca, cada una con su sello particular en decoración, oficios y celebraciones.
En la Sabana Centro, once municipios abren sus puertas para mostrar una oferta rica en historia, naturaleza y turismo. Sobresalen paradas como la Estación del Tren de la Sabana en Cajicá, el Parque principal de Chía, el embalse del Neusa en Cogua, el Bioparque La Reserva en Cota y la Mina de Sal de Nemocón. Espacios como la Casa Museo Campesino en Gachancipá y la Catedral de Sal en Zipaquirá refuerzan el componente cultural del recorrido, mientras que actividades como el parapente en Tocancipá ofrecen alternativas para los espíritus aventureros.
Otra ruta relevante es la que conecta Machetá, Tibirita y Manta, conocida por mantener una Navidad tradicional y serena, apropiada para quienes buscan reconectarse con la historia y la cultura local a través de pesebres artesanales, expresiones artísticas y celebraciones familiares en un ambiente apacible. El recorrido inicia en el cementerio indígena de Machetá, atraviesa el parque principal de Tibirita y culmina en las iluminadas calles de Manta, en donde el arraigo cultural se traduce en una experiencia cargada de identidad.
La Sabana de Occidente también aporta su propio itinerario, con paradas emblemáticas como el Parque Las Aguas en Mosquera, el Parque Pedro Fernández en Madrid, el Centro Cultural Bacatá en Funza y el Parque Arqueológico Piedras del Tunjo en Facatativá. En cada uno de estos escenarios, la naturaleza y la historia conviven armoniosamente con la cultura navideña.
La programación de las rutas se concentra principalmente en diciembre, iniciando alrededor de la mitad del mes y extendiéndose hasta el cierre de la temporada. Los eventos, iluminaciones y ferias suelen desarrollarse en horarios nocturnos, a partir de las 5:30 o 6:00 p.m., aunque en varios pueblos también se organizan actividades diurnas, como recorridos guiados y muestras gastronómicas los fines de semana. Dado que cada municipio define su agenda, la recomendación de El Espectador es consultar previamente la programación específica.
Estas alternativas han ganado terreno entre quienes desean salir de la ciudad sin ir demasiado lejos, redescubriendo costumbres y apoyando el turismo regional. Así, las rutas navideñas alrededor de Bogotá se posicionan como espacios donde la festividad se vive con calma, autenticidad y un profundo sentido de pertenencia.
¿Cuáles son los platos típicos que se pueden degustar en las rutas navideñas?
Una de las preguntas más frecuentes al planificar una visita a estas rutas es sobre la oferta gastronómica que los pueblos presentan durante la Navidad. Este elemento resulta fundamental, pues los sabores locales enriquecen la experiencia y transmiten parte de la identidad cultural de la región.
En cada municipio, según destaca El Espectador, se preparan alimentos tradicionales que forman parte de las celebraciones, como postres, amasijos, carnes y bebidas calientes típicas de esta época y del altiplano cundiboyacense. La variedad gastronómica acompaña los recorridos y constituye uno de los atractivos para quienes desean sumergirse por completo en el espíritu navideño y las costumbres del lugar.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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