Por: Portal Bogotá

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Este artículo fue curado por Andrea Castillo   Dic 9, 2025 - 11:11 am
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La Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) ha propuesto una invitación abierta a la comunidad para sumergirse en las experiencias que ofrecen sus Aulas Ambientales Abiertas, conocidas como Parques CAR. Esta iniciativa, nacida con el propósito de consolidar espacios de encuentro cercana con la naturaleza, fomenta un turismo responsable, sostenible y accesible para personas de todas las edades, especialmente en la temporada de fin de año. Los Parques CAR representan una respuesta a la demanda de lugares seguros y enriquecedores donde es posible disfrutar, aprender y generar conciencia sobre la importancia de los ecosistemas regionales, como afirma Luisa Aguirre, directora técnica de Sostenibilidad e Innovación para el Fortalecimiento de la Cultura Ambiental de la entidad.

Ubicados a corta distancia de la capital, Bogotá, los visitantes tienen la oportunidad de explorar destinos como el Embalse del Neusa, Embalse El Hato, Río Neusa, Laguna Cacique Guatavita, Puente Sopó y Juan Pablo II. Cada uno posee un portafolio de servicios cuidadosamente diseñado, que va desde senderismo guiado y observación de fauna, hasta talleres de educación ambiental, actividades lúdicas, recorridos en bicicleta, zonas para picnic, camping y opciones de alojamiento confortable para familias, grupos de amigos o parejas.

Según destacó la CAR a través de sus declaraciones oficiales, estos puntos, antes concebidos únicamente como parques recreativos, ahora son verdaderos centros integrales de educación ambiental y cultura ecológica. La agenda de actividades se amplía hacia experiencias históricas y culturales, saberes ancestrales de la región, ciencia participativa y muestras de gastronomía local, enriqueciendo la visita y propiciando una reconexión profunda con el territorio y sus comunidades.

En palabras de Luisa Aguirre, la clave está en convertir cada una de las seis aulas ambientales en ambientes sensoriales de aprendizaje que fortalezcan una cultura orientada al respeto y valoración de los paisajes, la biodiversidad y los entornos de Cundinamarca y Boyacá. Las estrategias educativas buscan contribuir a que los visitantes, tanto nacionales como extranjeros, desarrollen una percepción integral sobre la importancia de estos sistemas naturales.

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Entre las opciones disponibles se encuentran el avistamiento de aves y otros animales, senderismo interpretativo, fomento de la producción local mediante ferias y actividades de apoyo para productores de alimentos y artesanías, bicitours, caminatas nocturnas, pesca artesanal y una oferta diversa de actividades artísticas y culturales, junto con alojamiento en cabañas equipadas para la convivencia familiar.

Cada Parque CAR, o Aula Ambiental Abierta, presenta una identidad propia: la Laguna del Cacique Guatavita custodia relatos ancestrales y la leyenda del Dorado; el Embalse de El Hato conjuga historia patria y tradiciones coloniales; Embalse del Neusa destaca por sus bosques nativos y espejos de agua; Río Neusa se perfila como un refugio familiar; Puente Sopó se ha transformado en santuario para la observación de aves; mientras que Juan Pablo II emerge como un pulmón verde ideal para la espiritualidad y la meditación, según la información oficial de la CAR.

La Corporación reafirma su apuesta por transformar el turismo convencional hacia una forma de visita consciente y responsable, donde el bienestar ambiental y el respeto por las comunidades son prioridad. Para más detalles sobre la oferta de las Aulas Ambientales Abiertas, puede consultarse el portal oficial de Parques CAR o la cuenta de Instagram @parquescar_cundi.

¿Cómo contribuyen las actividades ofrecidas por las Aulas Ambientales Abiertas de la CAR al fortalecimiento de una cultura ambiental?

La sensibilización y educación ambiental juegan un papel central en los programas de la CAR. Al ofrecer actividades que involucran tanto el aprendizaje sensorial como la participación directa en el entorno natural, la entidad busca que los visitantes valoren la biodiversidad y los paisajes locales desde la experiencia vivencial y el conocimiento adquirido en los talleres y recorridos.

Esta estrategia responde a la necesidad de involucrar a la población en el cuidado del patrimonio natural, fomentando prácticas de turismo que sean sostenibles y responsables. Así, la cultura ambiental se fortalece cuando las personas trasladan estos aprendizajes a sus acciones cotidianas, contribuyendo a la conservación de los recursos naturales de la región y al reconocimiento de la riqueza cultural y ecológica de Cundinamarca y Boyacá.

* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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