La comunidad de Cajicá se reunió este 31 de agosto para acompañar el sepelio de Valeria Afanador Cárdenas, la menor de 10 años con síndrome de Down, cuyo caso provocó una de las búsquedas más extensas en Cundinamarca en los últimos años.
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Su padre, Manuel Afanador, expresó en medio de la ceremonia religiosa que, pese al dolor, quería agradecer la solidaridad recibida y rendir un homenaje a la memoria de su hija, quien fue encontrada sin vida el pasado viernes en el río Frío, tras 18 días de intensa búsqueda.
¿Cómo fue la desaparición de Valeria Afanador?
La desaparición de Valeria ocurrió el 12 de agosto en el colegio Gimnasio Campestre Los Laureles, ubicado en Cajicá. Las cámaras de seguridad de la institución registraron a la niña en una zona cercana a los arbustos que colindan con el río Frío. En esas imágenes se observa cómo Valeria se acerca en varias ocasiones a la malla metálica que separa el colegio del sector externo, un comportamiento que su padre calificó en otras ocasiones como inusual.




A partir de ese momento, comenzó una operación de búsqueda en la que participaron más de 200 personas entre uniformados, rescatistas y voluntarios: drones, perros entrenados y equipos especializados rastrearon la zona durante 18 días, sin éxito. El 29 de agosto, la situación dio un giro definitivo: un campesino reportó a las autoridades la presencia de un cuerpo en el río Frío, a pocos metros del colegio. La Fiscalía y el gobernador de Cundinamarca, Jorge Emilio Rey, confirmaron que se trataba de Valeria. El hallazgo generó dudas, ya que el área había sido inspeccionada en repetidas ocasiones desde el inicio de la búsqueda.
La jornada de este domingo 31 de agosto comenzó con una caravana fúnebre que partió desde Chía hacia Cajicá. La carroza, escoltada por vehículos de Bomberos, Defensa Civil y ciudadanos, recorrió las calles hasta llegar al Club Edad de Oro, donde fue realizada la velación. Desde allí, el cortejo continuó hasta la Iglesia Inmaculada Concepción, donde se celebró la eucaristía. En cumplimiento de lo solicitado por la familia, los asistentes vistieron ropa de colores vivos y llevaron globos que ondearon en el aire durante el recorrido.
En medio de la ceremonia religiosa, Manuel Afanador tomó el micrófono y, frente al féretro de su hija, leyó unas palabras con voz entrecortada que resumieron el dolor de un padre y la forma en que quiere que su hija sea recordada: “Aprendimos que en los niños no hay maldad, vimos que los niños son amor. Y hoy, con mi alma partida en pedazos, le devuelvo a Dios ese angelito que me mandó, que me hizo muy feliz, que me hizo reír, que me hizo llorar, pero que durante 10 años aprendí a que Valeria era mi mundo”, expresó el padre de la pequeña.
“Con la fe de que algún día nos encontraremos y que me dé esos abrazos tan menudos, que me hacen mucha falta, pero que así mismo me dan la fortaleza de seguir adelante por la vida de Santiago y de Manuel (sus dos hermanos), por Luisa (la mamá de Valeria), por mis papás, por mis suegros, por mis sobrinos, por todos y por todas estas personas que hoy oran porque nuestra familia tenga un consuelo para que este ángel cubra este municipio. También estoy seguro de que todos ustedes orarán por justicia por Valeria, porque fue el hombre lleno de maldad que no la quitó. De nuevo, no tengo sino agradecimientos para todos y cada uno de ustedes”, agregó.
“Con todo mi corazón, Valeria de mi vida, la princesa que vino a pintar de mil colores mi vida, hoy se la entrego a Dios para que ilumine nuestra vida de esta familia. Eternamente, vuela alto con Dios, vuela alto”, concluyó entre lágrimas.
El último momento que los padres de Valeria compartieron con ella fue la mañana del 12 de agosto. Según relató anteriormente Luisa Cárdenas, su madre, ella la dejó en las instalaciones del colegio alrededor de las 7:10 a.m., “como todos los días”. Sin embargo, horas después, la familia recibió una llamada angustiante por parte de los directivos de la institución, quienes les informaron sobre la desaparición de la menor. Sus padres reconocen que hay elementos extraños en los hechos y se abstienen de sacar conclusiones sobre lo ocurrido.
Sobre el material audiovisual revisado, los padres de Valeria señalaron anteriormente que el único video al que han tenido acceso les resultó particularmente inquietante: Lo último que nosotros llegamos a ver fue el registro donde la niña se acerca de manera extraña a las eugenias, a la malla viva del colegio. En unos movimientos muy extraños, que cuando ya nosotros analizamos un poco más dijimos: ‘Vengan, ahí hay algo raro porque la niña no se iba a acercar así como así a la malla'”, había explicado su padre, días antes de que la pequeña fuera encontrada sin vida.
Interrogantes sobre el hallazgo del cuerpo de Valeria Afanador en río de Cajicá
El gobernador Jorge Emilio Rey Ángel señaló que “estuvimos más de 200 personas desde el día uno buscándola, se hizo descubierta, se hizo análisis palmo a palmo de ese corredor y allí no estaba. Nos queda la sensación de que a Valeria la dejaron recientemente en el sitio”, teniendo en cuenta que esa franja había sido revisada en múltiples ocasiones. Esta declaración fue respaldada por rescatistas y autoridades locales, quienes afirmaron que la zona había sido inspeccionada con distintos recursos técnicos y humanos.
El abogado de la familia, Julián Quintana, advirtió en Noticias Caracol que “la principal hipótesis y por la cual fue abierta la investigación es homicidio”. Aseguró, además, que no se descarta la responsabilidad del colegio ni la posible participación de una tercera persona que hubiera inducido a la menor a salir de las instalaciones. Quintana recordó que en los videos analizados se observa a Valeria mirando hacia el exterior, como si alguien la estuviera llamando. Según él, la conducta de la niña coincide con su costumbre de seguir instrucciones de adultos, lo que refuerza la hipótesis de que pudo haber recibido una indicación para salir del colegio.
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