Han pasado casi 30 años, un sinnúmero de acciones administrativas, cientos de promesas de campaña, un puñado de mandatarios y en Ibagué, para infortunio de miles de habitantes, aún no se puede garantizar la prestación efectiva y de calidad del servicio de agua.

Con sobradas razones, en las últimas semanas personas en distintos sectores de la ciudad han salido con carteles, cintas y ollas a taponar algunas de las principales vías debido a que los racionamientos y los permanentes cortes de agua los tienen al borde del desespero.

Por tratarse de un asunto de primera necesidad, indispensable para la vida, se considera que hoy por hoy el principal problema de Ibagué -por encima del histórico desempleo- son las serias deficiencias en el suministro del líquido en numerosas zonas del municipio.

Es sabido que cuando aumenta la turbiedad del río Combeima, el principal afluente de la ciudad, se debe suspender la captación de la bocatoma. Eso explica las interrupciones del servicio, pero muchos no entienden por qué ocurre incluso en temporada de bajas lluvias.

Ni siquiera para algunos concejales, que están conectados con la gestión del Ibal, entienden a ciencia cierta la razón por la que la empresa no está garantizando el recurso hídrico en la ciudad, problema que redunda en dificultades para el mantenimiento de la salud.

Por esto, cuando se ha empezado a ampliar el ramillete de precandidatos a la Alcaldía para las elecciones locales de 2023, los analistas sostienen que el agua ineludiblemente se debe situar en el primer renglón de la agenda y la deliberación pública.

Ibagué
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Para Jaime Eduardo Reyes, director del Instituto de Desarrollo Regional de la Universidad de Ibagué, los futuros aspirantes deben poner en el centro de una sana discusión pública las salidas para solucionar el problema y la ciudadanía, por su parte, exigir compromisos en ese mismo sentido.

“Yo entiendo las dinámicas políticas que se empiezan a dar, pero por estar preocupados por esas cosas se nos olvida que tenemos unas tareas superiores. Necesitamos más personas trabajando en pro de que el próximo Gobierno nacional incluya los grandes proyectos que necesita Ibagué en el Plan de Desarrollo”, afirmó.

De acuerdo con Reyes, desde ya la clase política del Tolima debe adelantar los esfuerzos y acercamientos para que en la futura discusión del Plan Nacional de Desarrollo queden incorporadas iniciativas que atiendan necesidades insatisfechas como el acceso al agua.

“No importa quién sea el alcalde, si no logramos que se incluyan los grandes temas de Ibagué, vamos a seguir teniendo escasos recursos con pocos apoyos nacionales”, indicó Reyes, quien invitó a la ciudadanía a votar de manera informada.

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“Desafortunadamente la ciudad viene retrocediendo en muchos temas. Es hora de que los ibaguereños voten mucho más a conciencia alrededor de los candidatos y se exija mucho más a los gobernantes cuando son elegidos”, añadió el economista.

Testigo y participante de varias elecciones, Reyes sostuvo que las personas deben saber leer muy bien al candidato que mejor interprete las necesidades de la ciudad, pero que también demuestre la solvencia técnica para enfrentar problemas como el del agua.

“Tenemos que fijarnos en un cúmulo de factores que tienen mucho que ver con el liderazgo y la iniciativa del gobernante, su capacidad de gerencia y gestión, y las competencias que desafortunadamente no se encuentran”, comentó Reyes.

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Falta planeación

Carlos Salazar, coordinador del programa Ibagué Cómo Vamos, señaló que la ciudad necesita una planeación a largo plazo en materia de agua potable y saneamiento básico que fije acciones claras. Ese principio es el que deben tener claro los aspirantes en un eventual gobierno.

“Desafortunadamente no se está haciendo una planeación a largo plazo en la que se identifiquen cuáles van a ser las acciones. No podemos quedarnos en soluciones correctivas a los problemas que van apareciendo. Aquí hay que tener en cuenta que hay procesos de transición demográfica y estructura poblacional que son crecientes, manejos de tecnología, actualización de equipos, cambio climático”, indicó.

Salazar comentó que sin un proceso de planeación el Gobierno municipal no va a poder garantizar el servicio en zonas urbanas y rurales en unas cuantas décadas, lo que podría suscitar una crisis.

Los apuntes del analista van en la misma línea de los conceptos emitidos por la Procuraduría Ambiental y Agraria del Tolima, que desde el año anterior llamó la atención sobre la importante de que la ciudad construya una política pública que trace las acciones a largo plazo en lo que respecta a acueducto y alcantarillado.

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“No existe un documento que contenga unos elementos para priorizar año a año, o en el corto, mediano y largo plazo, que consultorías o en qué zona de alcantarillado deben hacerse obras públicas, ese es el elemento que necesita la ciudad, una política pública elevada a un acuerdo municipal en el Concejo o decreto del Alcalde”, señaló en su momento el procurador Daniel Rubio.

Por otro lado, Salazar también cree que en el debate público se debe dar más relevancia al manejo de los acueductos comunitarios, pues, como ya se dijo, no está proveyendo un líquido de calidad y que, por el contrario, pone en riesgo la salud de casi 100.000 habitantes.

Se han centrado todos los esfuerzos en el Acueducto Complementario, pero se han dejado a un lado los comunitarios, que tienen problemas tanto de gobernanza como de calidad del agua. No solo hay que ponerle atención a las funciones del Ibal sino revisar con rigor la actividad de estos acueductos para que funcionen de la mejor manera”, aseveró.

Buscar la mano de la Nación

El concejal William Rosas señaló que los futuros candidatos, además de priorizar el servicio del agua, deben tener la claridad meridiana de cuáles son las cargas presupuestales del Ibal y saber actuar ante el Gobierno nacional para buscar la cofinanciación de proyectos.

“El tema es que nosotros tenemos responsabilidades y unos compromisos, pero hay dinero, entonces necesitamos la consecución de recursos del Gobierno nacional. La empresa tiene una alta carga prestacional dejada de otras administraciones y una situación de valoración de carga que tiene con las funciones de cada uno de los empleados”, dijo.

Resaltó que la administración de Gustavo Petro, al poner el énfasis en la dignificación de las comunidades con el acceso a servicios, supondría un gran aliado para mejorar las condiciones del suministro en la ciudad.

“En este momento nos toca hacer cualquier gestión en la Nación para que nos puedan suministrar y completar las fases que nos hacen falta de Acueducto Complementario. Hay que buscar su acompañamiento y exigirle unos compromisos”, expresó.

“También necesitamos mirar que el próximo alcalde sea uno que conozca palmo a palmo la ciudad y sus necesidades. Esto es un trabajo que es dispendioso y dependemos de obtener recursos. Lo mejor, a mi modo de ver, sería que el próximo alcalde debe ser de la misma línea del presidente”, opinó.

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Diálogo con más actores

Guillermo Pérez, abogado experto en Derechos Humanos, dijo que el problema del agua debe ser abordado más allá de la discusión meramente electoral y tiene que vincular, además de líderes políticos, a diferentes actores para ayudar a desatar los nudos.

El agua es el punto uno de la agenda local y regional, y por eso pido que no se politice sino que haya una concertación entre los distintos sectores políticos, económicos y sociales para garantizar el acceso al agua. El alcalde cometería un error si cree que puede liderar solo eso porque no lo va a poder sacar adelante”, indicó.

El analista señaló que el deficiente suministro de agua es una complicación que incide en otros asuntos como la salubridad pública, la infraestructura y las condiciones de desarrollo. “Si no resolvemos el tema del agua, que es absolutamente vital, pues los otros problemas van a ser mucho más difíciles de solucionar”, comentó.

Pérez dijo que cualquier esfuerzo en construir una marca de ciudad en los ámbitos cultural o deportivo no van a tener mayor impacto si la ciudad no resuelve en primer lugar las dificultades de acceso a agua, de ahí que insistió en la necesidad de sumar más voces en la discusión.

“Este es un tema que está asociado al manejo de las cuencas hídricas, al cambio climático, la deforestación. Uno de los mayores recursos que tiene el Tolima es el agua y lo estamos acabando de manera impune. Creo que debe haber un acuerdo de diferentes sectores para mirar cómo vamos a manejar el tema del agua”, añadió.

De otra parte, señaló que el problema se vuelve más agudo si se tiene en cuenta que por lo menos 20 % de la población en Ibagué no toma agua de buena calidad por el pésimo tratamiento de los acueductos comunitarios, lo que obliga una intervención de la autoridad sanitaria.

“El problema no solo es de cobertura, sino de calidad. No le hemos prestado la suficiente atención al Índice de Riesgo de la Calidad del Agua, que es crítico en muchos casos y se puede agudizar. No podemos seguir con ‘parches’ como llevar el agua en carrotanques, porque esas acciones solo apagan los incendios, pero el lío de fondo sigue”, agregó.

Ibagué
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Analistas hablan del problema del agua

  • Jaime Eduardo Reyes: “Desafortunadamente el problema del agua va a ser otra vez un tema de campaña porque no se logró avanzar mayor cosa. La ciudad no solo tiene un problema para la prestación desde el Ibal sino los acueductos comunitarios”.
  • Guillermo Pérez: “Si el problema del agua se vuelve una bandera política o una causa electoral, va a ser muy difícil encontrar las soluciones. Se debe convocar a todos los sectores para intentar encontrar una salida”.
  • Carlos Salazar: “Para solucionar el problema es necesario revisar el servicio de agua no solo desde la operación del Ibal sino desde los acueductos complementarios, que tienen problemas de calidad y el modelo de gobernanza”.
  • William Rosas: “Debemos garantizar la voluntad del Gobierno nacional, porque en las arcas del Ibal no tenemos los recursos para terminar el Acueducto Complementario. Todos los candidatos deben tener claras la finanzas”.