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En un significativo operativo desarrollado en la vereda Miraflores, perteneciente al municipio de Mistrató, Risaralda, las autoridades lograron la captura de dos supuestos líderes del Clan del Golfo. Estos individuos están vinculados directamente al reclutamiento de jóvenes en Mistrató y Belén de Umbría, con el fin de incorporarlos a la estructura armada de esta organización criminal. Este hecho evidencia cómo las estructuras ilegales persisten y se adaptan pese a los constantes esfuerzos estatales destinados a erradicar su influencia en la región occidental de Risaralda.
Los capturados forman parte del denominado componente criminal focalizado de la subestructura Edwin Román Velásquez Valle, un grupo que mantiene operaciones activas y violentas en la zona, de acuerdo con información proporcionada por el Ministerio de Defensa. La operación “Acero”, según explicó el teniente coronel Luis Alfonso Palomino Elejalde, comandante del Batallón de Artillería de Campaña No.° 8 San Mateo, contó con el apoyo de fuerzas urbanas destacadas desde Belén y Mistrató. La aprehensión fue posible gracias a la información aportada por un informante local, subrayando el papel fundamental de la colaboración ciudadana en el desmantelamiento de redes delictivas.
Entre los capturados se encuentra alias Sierra, quien tenía órdenes judiciales por graves delitos como homicidio, tráfico de armas y estupefacientes. Según la inteligencia militar, Sierra era jefe de sicarios y coordinador de homicidios, además de reclutador de nuevos miembros. El otro capturado, alias Costeño, está señalado como responsable de asesinatos selectivos en la región. Durante el operativo se incautaron armas de fuego y munición, lo que confirma el nivel de militarización y la capacidad armamentística de estas organizaciones.
La operación es reflejo de una problemática nacional más amplia: el Clan del Golfo representa actualmente la principal organización criminal con control territorial en Colombia y una pieza central en la cadena del narcotráfico y la violencia estructural, según reportes del Ministerio de Defensa y análisis de ONG como Fundaredes y el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz). El reclutamiento de jóvenes se ha consolidado como una estrategia clave de esta estructura para fortalecer su supervivencia y dominio regional.




Las causas de fondo que favorecen la presencia del Clan del Golfo en Risaralda están asociadas, como han documentado la Universidad Nacional de Colombia y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), a factores estructurales como la exclusión social, la escasez de oportunidades en educación y empleo en zonas rurales y la debilidad institucional para prevenir la violencia juvenil. Estas condiciones perpetúan un ciclo que no solo afecta la seguridad de las comunidades, sino también su desarrollo humano y económico, incrementando la vulnerabilidad de los jóvenes ante la captación criminal.
La reciente captura también destaca la capacidad operativa que puede alcanzarse mediante el trabajo conjunto entre fuerzas armadas, policía, la Fiscalía General de la Nación y la colaboración de la comunidad. Sin embargo, voces expertas como la del analista militar Hernando Calvo Ospina, citadas en medios nacionales, advierten que los éxitos tácticos deben complementarse con políticas públicas integrales para prevenir la rápida reorganización de estos grupos. La atención a las raíces del problema, sumada a la acción judicial y militar, figura como la única vía para consolidar condiciones de paz y justicia duraderas en la región, según la Comisión Colombiana de Juristas y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
¿Por qué se reclutan principalmente jóvenes en zonas rurales? La selección de jóvenes en áreas rurales como Mistrató y Belén de Umbría responde a motivos vinculados a la vulnerabilidad de esta población. Según estudios del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) y otros organismos citados en el artículo, la falta de oportunidades educativas, laborales y de inclusión social impulsa a muchos jóvenes a buscar alternativas que, en situaciones extremas, los llevan a aceptar la vinculación con estructuras criminales. Esta dinámica social facilita el reclutamiento y perpetúa el círculo de violencia.
En este contexto, la educación y las políticas sociales juegan un papel central. El acceso limitado a herramientas para el desarrollo personal y profesional crea un terreno fértil para que organizaciones como el Clan del Golfo capitalicen la desesperanza y la marginación juvenil. Por eso, expertos subrayan la necesidad de reforzar programas de prevención y protección en estos territorios para desarticular la influencia de los grupos armados.
¿Qué significa subestructura dentro de una organización criminal? El término subestructura, según se explica en la información provista, designa a una célula o división interna de un grupo criminal más grande. En el caso del Clan del Golfo, la subestructura Edwin Román Velásquez Valle representa un brazo operativo que actúa de manera autónoma en una región específica, pero bajo la dirección y control de la organización principal.
Esta forma de organización permite a grupos como el Clan del Golfo diversificar sus actividades y mantener presencia en diversas zonas del país, adaptándose a los desafíos locales. La descentralización facilita la gestión de operaciones, el reclutamiento y la ejecución de acciones ilícitas con cierto nivel de independencia, dificultando su erradicación total a través de intervenciones puntuales.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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