
Después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 contra Estados Unidos, el mundo cambió para siempre. Pero no solo porque vio en vivo la magnitud del atentado y conoció la espantosa capacidad de los autores, sino por las medidas que tomó ese país para que algo así no volviera a ocurrir. Una de ellas fue la Orden Ejecutiva 13224 que firmó el presidente George W. Bush, y que se ha venido actualizando desde entonces con el fin de incluir a nuevos actores de riesgo para Estados Unidos y sus colaboradores. En ese radar se podría situar el presidente Gustavo Petro por su permanente respaldo a Nicolás Maduro.
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La lista comenzó 12 días después de los atentados con 24 personas o entidades, entre las que se destacaban Osama bin Laden, Ayman al-Zawahiri, Muhammad Atif, Al Qaeda en el Magreb Islámico y el Ejército Islámico de Adén. A lo largo de 24 años se han ido sumando más personas o entidades, y el pasado 25 de agosto llegó a ella la cabeza del régimen venezolano, a quien Estados Unidos acusa de ser también el cabecilla del Cartel de los Soles, un grupo criminal que debe su nombre a las insignias del sol que aparecen en los uniformes de los altos oficiales del régimen venezolano y que, según Washington, ha corrompido las altas esferas políticas, militares y judiciales en Venezuela desde finales de los años noventa para enviar drogas a Estados Unidos.
Pero el presidente Petro salió de inmediato a decir que esa organización criminal no existe y que, más bien, “es la excusa ficticia de la extrema derecha para derribar gobiernos que no les obedecen”. No dio ninguna prueba al respecto. En cambio, Estados Unidos cuenta, por ejemplo, con el testimonio del general retirado Hugo Armando ‘el Pollo’ Carvajal Barrios, considerado una de las principales cabezas del Cartel de los Soles y que se declaró culpable en Estados Unidos de narcotráfico, narcoterrorismo, posesión y conspiración para poseer armas y artefactos destructivos. El 29 de octubre recibirá su sentencia.




“Carvajal Barrios y otros miembros del Cartel de los Soles abusaron del pueblo venezolano y corrompieron las instituciones legítimas de Venezuela, incluyendo partes del Ejército, el aparato de inteligencia y las ramas Legislativa y Judicial, para facilitar la importación de toneladas de cocaína a Estados Unidos”, indicó en ese momento el Departamento del Tesoro. “El Cartel de los Soles no solo buscaba enriquecer a sus miembros y aumentar su poder, sino también ‘inundar’ de cocaína a EE. UU. y causar los peligrosos y adictivos efectos de esta droga en los usuarios estadounidenses”.
Para combatir a ese cartel y a otras organizaciones criminales que también incluyó en su Orden Ejecutiva 13224 ampliada —como los mexicanos Cartel de Sinaloa, Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) y Cartel del Golfo, lo mismo que la banda venezolana ‘Tren de Aragua’ y la organización de origen salvadoreño Mara Salvatrucha (MS-13)—, Estados Unidos tiene en curso una amplia operación militar en el mar Caribe, frente a Venezuela. Maduro teme una invasión que le ponga fin a su régimen y ha ordenado alistamiento de milicias y un despliegue militar hacia la frontera con Colombia.
Gustavo Petro insiste en mostrarle los dientes a EE. UU.
Y el presidente Petro, como lo ha hecho a lo largo de su administración, volvió a mostrarle los dientes a Estados Unidos y criticó su despliegue militar sin que, desde la mirada de varios analistas, tenga velas en ese entierro. Aunque el problema incumbe a Estados Unidos y Venezuela, el presidente colombiano dijo que “ni Colombia ni la oposición venezolana en Venezuela, ni ningún latinoamericano que se respete, debe ni solicitar ni alegrarse con una invasión extranjera en nuestro suelo. Los problemas de los latinoamericanos y caribeños los solucionamos los latinoamericanos y caribeños. Con Europa o con Norteamérica o con China o África, hablamos de nuestros problemas comunes de tú a tú y como humanos, no como siervos”.
Algunos defensores del jefe de Estado aseguran que tiene la licencia de meterse en ese problema ajeno por ser el presidente ‘pro tempore’ de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), aunque resulta difícil creer que todos los 33 Estados que conforman ese foro de diálogo —surgido a la sombra del chavismo y cuyas decisiones no son vinculantes, es decir que las partes no están obligadas a cumplir con las declaraciones que se dicten en las cumbres— suscriban los dichos del mandatario colombiano contra Estados Unidos. Los temas centrales de la agenda de la Celac incluyen el problema mundial de las drogas, precisamente la causa de la acción militar de Estados Unidos en el Caribe y contra el Cartel de los Soles.
Este lunes se reúnen de urgencia los cancilleres de la Celac para abordar la operación de Estados Unidos en el Caribe y ahí se verá el peso que tengan las palabras del presiente Petro. El organismo —para muchos una OEA sin Estados Unidos— está integrado por Antigua y Barbuda, Argentina, Bahamas, Barbados, Belice, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Dominica, Ecuador, El Salvador, Granada, Guatemala, Haití, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía, Surinam, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela. Se espera un pronunciamiento que parece de difícil consenso.
Gustavo Petro, del lado de Nicolás Maduro, se expone ante EE. UU.
Pero el mandatario colombiano ha hecho más que hablar. También ha dado muestras de coordinación de acciones con Maduro, como cuando aseguró que le había solicitado al régimen que militarizara la frontera del Catatumbo del lado venezolano y que, al tiempo, había ordenado el Ejército Nacional “ampliar el número de efectivos en el Catatumbo colombiano”. Esas coordinaciones también las han reconocido Maduro y el número dos del régimen, Diosdado Cabello, que han sostenido que están en contacto permanente y mantienen informado al Gobierno de Petro. Nada se sabe de sus contactos en secreto. En otras palabras, Petro tiene tratos y coordina acciones con prófugos de la justicia estadounidense, y eso lo puede situar en el ámbito de cobertura de la Orden Ejecutiva 13224.
Puede que lo haga a propósito en un momento en el que se vienen las elecciones presidenciales en el país y radicalizar su postura frente a Estados Unidos le da réditos entre sus seguidores, además de despertar con su discurso latinoamericanista el nacionalismo en otros sectores. En todo caso, y con las consecuencias que pueda haber para Colombia, la Orden Ejecutiva 13224 autoriza, “debido a la omnipresencia y la expansión de las bases financieras de los terroristas extranjeros” —y el Cartel de los Soles y Maduro lo son para Estados Unidos— al gobierno estadounidense a “bloquear los activos de personas y entidades que brinden apoyo, servicios o asistencia, o se asocien de alguna manera con terroristas y organizaciones terroristas designadas en virtud de la Orden, así como con sus subsidiarias, organizaciones fachada, agentes y asociados”.
Como se ve, pese a que la Orden es rigurosamente clara, deja algunas puertas abiertas para la interpretación como el uso de la expresión “se asocien de alguna manera…”. Y hay más en el apartado ‘Criterios de designación’ de personas o entidades en la Orden Ejecutiva 13224, que establece que el Secretario del Tesoro podrá designar a personas o entidades que se determine que ayuden, patrocinen o proporcionen apoyo financiero, material o tecnológico, o servicios financieros o de otro tipo, a o en apoyo […] de o individuos o entidades designados en o bajo la Orden; o estar asociado de otra manera con ciertas personas o entidades designadas en o bajo la Orden. Por cualquiera de esas puertas podría salir un señalamiento contra el presidente Petro por defender a Maduro.
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