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Escrito por:  Fredy Moreno
Editor jefe     Ago 26, 2025 - 9:30 am

Ya no sorprende que el presidente Gustavo Petro salga en defensa de Nicolás Maduro. Al comienzo de su mandato lo hacía con cierta timidez por razones políticas, pero con el transcurso de los años lo viene haciendo más abiertamente. Hace unas semanas, cuando Estados Unidos aumentó a 50 millones de dólares la recompensa por la cabeza del régimen venezolano, el mandatario colombiano aseguró que ayudaba con contundencia en la lucha contra el narcotráfico, y ahora dijo sin tapujos que el Cartel de los Soles no existe.

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Todo comenzó con las declaraciones de Diosdado Cabello sobre la seguridad en la frontera entre Colombia y Venezuela, según las cuales “el Gobierno colombiano ha estado colaborando” con el régimen de Venezuela, por lo cual piden que del lado colombiano “hagan lo propio [es decir, la movilización de tropas] para asegurar la paz en todo el eje [los departamentos colombianos de La Guajira, Norte de Santander y Cesar, y los estados venezolanos de Zulia y Táchira], para desalojar a quien quiera radicarse para cometer delitos en la zona de la frontera”.

Esta afirmación se suma a otra de Nicolás Maduro que aseguró —al sostener que es entendible que Venezuela refuerce su presencia militar en la frontera con Colombia con más de 15.000 unidades militares, vehículos, aeronaves, drones y otros equipos de seguridad y combate, de lo cual ya dio parte al Gobierno de Petro— que “ha habido conversaciones con el ministro de Defensa colombiano [y] espero que eso fluya muy bien”.

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Contradicción de Gustavo Petro sobre Cartel de los Soles

En el ambiente han quedado flotando esas graves afirmaciones de la colaboración de Colombia con el régimen de Venezuela. Después, el presidente Petro sostuvo que “el cartel de los soles no existe”, sino que “es la excusa ficticia de la extrema derecha para derribar gobiernos que no les obedecen”. Apeló al comodín que viene usando para achacarle prácticamente todos los males del mundo (la “junta del narcotráfico”), y luego incurrió en una grave contradicción: “El paso de cocaína colombiana por Venezuela, lo controla la Junta del narcotráfico y sus capos viven en Europa y Oriente medio. Le propuse a EEUU y Venezuela que juntos destruyamos ese cartel. Es coordinar y no someter.

Ante este mensaje, el representante estadounidense republicano Carlos Giménez cuestionó al presidente colombiano y sostuvo que “acaba de firmar su propia sentencia. En el Congreso de Estados Unidos, no tomaremos esto de chiste. Al contrario, es gravísimo”, pues, para Estados Unidos, el Cartel de los Soles surgió en la alta oficialidad de las fuerzas armadas venezolanas, dirigido por Maduro, Cabello y el ministro de defensa, Vladimir Padrino, entre otros.

Giménez se refiere a algo simple: si, efectivamente, como aseguran Maduro y Cabello, existe una cooperación por parte de Colombia con el régimen, el presidente Petro sería cómplice de una empresa narcotraficante y transnacional, lo que permitiría que la justicia estadounidense lo imputara. Ese muy probable escenario hizo que el mandatario colombiano le respondiera a Giménez, a su estilo: “Usted no tiene derecho a sentenciar a ningún presidente elegido popularmente en latinoamérica [sic]. Pudieron sentenciar a Pinochet, pero resultó aliado”.

Salvavidas de concreto de Gustavo Petro a Nicolás Maduro

La semana pasada, en respuesta a la senadora María Fernanda Cabal, que aseguró que en medio de las operaciones de EE. UU. contra el Cartel de los Soles, “del que es jefe Nicolás Maduro amigo de Petro, sale [Armando] Benedetti a negar el acuerdo binacional ilegal de cooperación con la dictadura de ese país”, el presidente Petro ya había esgrimido su idea de que “quien maneja el tráfico de cocaína por Venezuela no es el ‘cartel de los soles’, esa es una mentira como las armas de destrucción masiva de Irak, y solo sirve para invadir países. Quien maneja el tráfico de cocaína por Venezuela son los mismos que manejan el tráfico de cocaína del Catatumbo, los llanos y la Sabana de Bogotá, se llaman la Junta del Narcotráfico y el gobierno de los EEUU y las inteligencias de Europa tienen desde hace tiempo la información”.

Con esa afirmación, el presidente Petro, intentando negar la existencia del Cartel de los Soles, confirma que en Venezuela sí hay tráfico de cocaína, aunque, según él, a cargo de su tan mentada junta del narcotráfico de Dubái. Por otro lado, el hecho de que la invasión a Irak hubiera estado sostenida en una falacia (la de que ese país estaba desarrollando y tenía armas de destrucción masiva) no quiere decir necesariamente que las razones que mueven a Estados Unidos a desplegar fuerzas frente a Venezuela para combatir el narcotráfico y hayan incrementado la recompensa por Maduro, a quien califican como el cabecilla del Cartel de los Soles, sean ficción también. El presidente Petro apela a la figura retórica del símil con el país asiático para descalificar la acción contra el régimen de Venezuela.

El jefe de Estado colombiano se sigue enfrentando no solo contra el congresista Giménez, sino contra toda la bancada republicana de la Florida, que tiene un pleito con el Gobierno colombiano y los regímenes de Cuba, Venezuela y Nicaragua, y que además tiene una estrecha relación con el secretario de Estado, Marco Rubio, líder de la ofensiva de Estados Unidos contra Venezuela. Petro se sitúa cada vez más en el centro de la mira de Estados Unidos, no porque tenga la razón (“Yo tengo las evidencias de los compradores de cocaína colombiana que pasa a Venezuela. Y si la verdad cuesta la cárcel, pues preso voy”, le dijo a Giménez), sino porque una confrontación con esa potencia le deja réditos políticos, sobre todo entre sus seguidores que creen a pie juntillas el discurso antiimperialista.

Juan Fernando Cristo, exministro del Interior de Petro, aseguró en Caracol Radio que, en este contexto, la declaración del presidente Petro “es equivocada y hace daño a estas alturas”, porque, “con lo que está sucediendo, es comprar un pleito ajeno. El Cartel de los Soles obvio que existe desde hace más de 15 años en el interior de las fuerzas militares; otra es la discusión de quiénes pertenecen, qué grado de responsabilidad tienen los dignatarios venezolanos. Pero, sin duda alguna, ha habido una complicidad del régimen venezolano con la salida de la droga del Catatumbo, de la frontera colombiana, hacia el Caribe, hacia Estados Unidos, por parte de esas fuerzas militares venezolanas”.

De hecho, Maduro ha usado como contraargumento un informe de la ONU que dice que en Venezuela no hay cultivos de coca, pero dice poco o nada sobre las acusaciones según las cuales su régimen facilita el trasiego de la droga y es una de las principales rutas de exportación de la cocaína que se produce en Colombia. Y, de nuevo, el salvavidas que le lanza el presidente Petro parece de concreto, porque admite que por territorio venezolano sí pasa droga. “Quien maneja el tráfico de cocaína por Venezuela son los mismos que manejan el tráfico de cocaína del Catatumbo, los llanos y la Sabana de Bogotá […]”, dijo Petro, y agregó que controlan “la mayor cantidad de cocaína vendida en Colombia, […] en aeronaves desde el Apure por Venezuela. Compran eso si, funcionarios públicos civiles oficiales o de oposición, y uniformados en Venezuela […]”.

Resulta difícil creer que tantas cosas que pasan en Venezuela no las conozca el régimen de Maduro y que tampoco haya evidencias de que las combata. Si no fuera responsable por acción, sí lo sería por omisión. Esa es otra de las razones que dan sustento a la afirmación de la existencia del Cartel de los Soles que comenzó a perseguir con fuerza Estados Unidos y que el presiente Petro pretende tapar con un dedo, con eventuales consecuencias negativas para Colombia.

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