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Valledupar y Colombia registran reducción histórica en la tasa de desempleo, pero enfrentan desafíos estructurales
El presidente Gustavo Petro destacó como “hito histórico” tanto la reducción en la tasa de desempleo como el aumento del salario mínimo durante su administración. Respaldado por datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), Petro subrayó que la tasa nacional de desempleo cayó a 8,8% en julio de 2025, siendo este el nivel más bajo registrado en lo que va del siglo XXI. Esta cifra representa, según el gobierno y los organismos oficiales, un importante avance frente al prolongado reto del desempleo en Colombia.
A nivel local, la capital del Cesar, Valledupar, reflectó el mismo fenómeno de mejora. El DANE registró para el trimestre mayo-julio de 2025 una disminución de la tasa de desempleo hasta un 9%, marcando un descenso de 2,3 puntos porcentuales comparado con el mismo periodo del año anterior. Este logro implica que alrededor de 4.000 personas han salido del desempleo en la ciudad, cuya fuerza laboral ronda los 203.000 trabajadores. Los sectores con más empleo son comercio y reparación de vehículos, administración pública, salud, defensa, actividades artísticas, transporte y construcción.
No obstante, subsiste una alta informalidad laboral: el 64,2% de quienes trabajan en Valledupar lo hacen en condiciones informales, según el DANE. Esta cifra persiste como un obstáculo considerable para la estabilidad y dignidad laboral en la región. La informalidad implica empleo sin protección social, prestaciones ni seguridad, y es un fenómeno que supera el 50% a escala nacional, afectando la capacidad de muchas familias de acceder a seguros de salud, pensiones y otros beneficios sociales.
En entrevista con el periódico EL PILÓN, la economista local Daniela Díaz analizó que si bien la reducción del desempleo es una señal positiva, existen desafíos estructurales no resueltos. Entre ellos, una importante brecha de género en el empleo —el desempleo femenino supera al masculino—, y una elevada tasa de desempleo juvenil que llega al 15%. Díaz urgió a crear más incentivos para la contratación formal y a reforzar programas de capacitación para pequeños empresarios y trabajadores informales, admitiendo que el “empleo digno y estable” es aún un objetivo lejano para amplios sectores sociales.




El incremento del salario mínimo en 2025, según el Ministerio de Trabajo y el Banco Mundial, hizo parte de una estrategia gubernamental para mejorar el poder adquisitivo del trabajador y estimular el consumo interno. Especialistas como Carlos Montoya, del Observatorio Laboral Colombiano, indicaron que el impacto negativo sobre el empleo formal fue limitado gracias a políticas complementarias como capacitaciones e incentivos para las pequeñas y medianas empresas. Sin embargo, el principal obstáculo identificado sigue siendo la expansión de la economía informal, problemática que reduce la cobertura de la seguridad social.
Estudios conjuntos del DANE y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) remarcan que las zonas de alta informalidad, como Valledupar, también presentan mayores índices de pobreza y menos variedad en su economía. Aunque sectores como el comercio, impulsado por el turismo y la identidad cultural —por ejemplo, el vallenato— generan puestos de trabajo, persiste una dependencia de empleos informales y temporales, lo que incrementa la precariedad y limita el acceso a derechos básicos.
Expertos en desarrollo económico, como la investigadora María Fernanda López del Centro de Estudios Urbanos y Regionales de la Universidad Nacional, advierten que para transformar la reducción del desempleo en mejoras reales de calidad de vida es esencial consolidar la formalización, así como ampliar el acceso a educación técnica y superior, especialmente para jóvenes y mujeres, quienes siguen siendo los grupos más vulnerables.
En conclusión, la notable reducción en la tasa de desempleo nacional y local —impulsada por el sector comercio y la reactivación económica pospandemia— representa una noticia alentadora, pero dista de ser una solución definitiva. La sostenibilidad de estos avances dependerá de reformas estructurales que aborden la informalidad, mejoren las condiciones laborales y garanticen la estabilidad de los trabajadores, en particular en regiones como Valledupar, donde los retos persisten y demandan atención prioritaria.
Preguntas frecuentes relacionadas
¿Qué significa informalidad laboral y cómo afecta a los trabajadores en Colombia?La informalidad laboral se refiere a las actividades económicas realizadas al margen de la regulación estatal y la seguridad social. En el contexto colombiano, los trabajadores informales carecen de afiliación a pensiones, salud, riesgos laborales y prestaciones sociales. Esta situación precariza el empleo, dificulta a las familias asegurar ingresos estables y limita el acceso a servicios fundamentales, como la protección en caso de enfermedad o vejez. El alto porcentaje de informalidad —superior al 50% a nivel nacional y de 64,2% en Valledupar— imposibilita que los logros en reducción del desempleo se traduzcan siempre en mejoras reales en la calidad de vida.
El impacto más fuerte se da en la población vulnerable: jóvenes, mujeres y quienes tienen baja escolaridad se ven obligados por la falta de oportunidades formales a aceptar empleos sin garantías legales ni sociales, perpetuando así la exclusión. Por ello, diversos expertos abogan por la promoción de la formalidad laboral a través de incentivos y políticas inclusivas.
¿Cuáles son los sectores que más contribuyen a la generación de empleo en Valledupar?Según datos del DANE y entrevistas recogidas por medios regionales, la fuerza laboral de Valledupar se concentra principalmente en el comercio y reparación de vehículos, administración pública, salud, defensa, actividades artísticas, transporte y construcción. De estos, el comercio y el sector cultural —estrechamente vinculado al turismo del vallenato y otros eventos— han sido especialmente dinámicos en los últimos años, desempeñando un papel relevante en la reducción de la tasa de desempleo local.
Sin embargo, la dependencia de ocupaciones temporales y muchas veces informales persiste como reto. La diversificación en sectores más formales, así como la ampliación de oportunidades en áreas técnicas, servicios y educación son identificadas como claves para garantizar empleos sostenibles y de calidad en la capital del Cesar.
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