Por: El Espectador

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Este artículo fue curado por pulzo   Oct 3, 2025 - 3:24 pm
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Un reciente hurto masivo registrado en un supermercado de Chapinero, en Bogotá, encendió nuevamente las alarmas sobre la seguridad en la capital. Seis personas lograron sustraer varias botellas y cajas de licor del establecimiento, en un incidente que va más allá de lo anecdótico y refleja una tendencia preocupante para la ciudad. La Policía Metropolitana de Bogotá (Mebog) actuó con celeridad y, con el apoyo del personal del supermercado, detuvo a un joven de 20 años presuntamente involucrado, aunque el resto de los participantes logró huir. Este hecho subraya la necesidad de fortalecer la colaboración entre ciudadanos y autoridades para mejorar la respuesta ante los delitos, aunque también expone las deficiencias del sistema de seguridad local.

Datos oficiales de la Mebog indican que durante 2025 en Chapinero hubo una reducción del 25 % en hurtos a comercio respecto al año anterior, con 182 casos menos y 119 capturas por hechos delictivos diversos. Sin embargo, el panorama general en Bogotá es menos alentador: los hurtos a personas continúan en aumento. Entre enero y agosto del año en curso, se reportaron 86.931 casos en la ciudad, una cifra que supera los registros del mismo periodo de 2024 en 400 incidentes adicionales. Esto equivale a más de 14 hurtos cada hora y posiciona a Bogotá con la tasa más alta de hurtos —1.645 por cada 100.000 habitantes— entre las principales ciudades del país, de acuerdo con cifras recopiladas por El Espectador.

Las cifras muestran que la dinámica del delito es desigual en la ciudad. Mientras en Puente Aranda, Teusaquillo y Rafael Uribe Uribe el hurto a personas ha crecido hasta un 33 %, en zonas como Chapinero y Santa Fe se observan leves disminuciones. Estos patrones reflejan una dispersión territorial que complica la labor policial y la formulación de políticas públicas, requiriendo estrategias diferenciadas según las características socioeconómicas y urbanas de cada localidad, tal como destacan los reportes del diario El Espectador.

El fenómeno del hurto en Bogotá se relaciona tanto con factores estructurales como con formas de operación cada vez más complejas. Según especialistas consultados, la criminalidad no solo está vinculada al desempleo y la pobreza, sino también a organizaciones dedicadas al hurto masivo y a modalidades que emplean intimidación y sustancias como la escopolamina, utilizada para anular la voluntad de las víctimas mediante sus efectos amnésicos. La Policía y expertos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) subrayan la sofisticación creciente de estas redes delictivas.

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Las respuestas institucionales han enfatizado el reforzamiento de la presencia policial, la integración de cámaras de seguridad y el análisis de patrones de criminalidad para hacer intervenciones precisas. El caso del supermercado chapineruno evidencia también la importancia de la tecnología en la identificación y persecución de los delincuentes, aunque los desafíos persisten para capturar al resto de los involucrados, como señala El Espectador. Adicionalmente, los estudios de periodismo de investigación de LatAm Journalism Review y la Fundación Gabo destacan la relevancia de informar con rigor para no acentuar la percepción de inseguridad y fomentar una reacción ciudadana informada y colaborativa.

En última instancia, la situación exige políticas integrales que incluyan prevención, inclusión social y participación activa tanto de la ciudadanía como de los medios. Solo con un enfoque articulado será posible contrarrestar no solo los efectos, sino sobre todo las causas estructurales que permiten la persistencia y adaptación del hurto en la capital colombiana.

¿Qué es la escopolamina y por qué se utiliza en robos?
La escopolamina es una sustancia con efectos amnésicos que anula la voluntad y memoria de quienes la ingieren, facilitando así que los delincuentes cometan hurtos sin que la víctima pueda reaccionar o recordar lo sucedido. En Bogotá, su uso se ha vuelto una de las modalidades más peligrosas dentro del espectro de delitos contra personas, pues incrementa la vulnerabilidad de los ciudadanos y representa un reto para las autoridades en términos de prevención y tratamiento de las víctimas.

¿Por qué hay diferencias en las tasas de hurtos entre localidades de Bogotá?
Las diferencias en las tasas de hurtos entre zonas como Chapinero, Puente Aranda, Teusaquillo o Santa Fe se explican por el contexto socioeconómico, la densidad poblacional y las características de urbanismo de cada localidad. Algunos sectores presentan condiciones más propicias para la vigilancia y cooperación comunitaria, mientras que otros carecen de recursos y requieren intervenciones focalizadas. Reconocer esta disparidad es esencial para el desarrollo de estrategias específicas que aborden las realidades particulares de cada barrio o localidad.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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