Después de 20 años, Kathleen Folbigg fue indultada de los delitos que nunca cometió: tres cargos de asesinato y uno de homicidio involuntario de sus cuatro hijos.

Todo gracias a nuevas evidencias científicas y “dudas razonables” sobre su culpabilidad en las muertes de los cuatro niños.

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El fiscal general de Nueva Gales del Sur, Michael Daley, ordenó la puesta en libertad de la mujer de 55 años. Por lo tanto, habló con el gobernador y le recomendó un indulto incondicional.

Lo anterior, fue concebido y sería puesta en libertad del Centro Correccional Clarence ese mismo día.

“Este ha sido un terrible calvario para todos los afectados y espero que nuestras acciones de hoy puedan poner fin a este asunto de hace 20 años”, dijo Daley, quien añadió que había informado a Craig Folbigg, el padre de los bebés, de su decisión. “Será un día duro para él”, dijo.

Kathleen Folbigg y su marido, Craig, tuvieron a su primer hijo, Caleb, en febrero de 1989. Vivió sólo 19 días. Al año siguiente, nació Patrick, que murió a los ocho meses.

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Dos años después, llegó Sarah, que falleció a los 10 meses. Luego, en 1999, la cuarta y más longeva hija de la pareja, Laura, que murió a los 18 meses.

En el caso de las dos niñas, Sarah y Laura, la investigación descubrió que había una “posibilidad razonable” de que una mutación genética conocida como CALM2-G114R ocasionara sus muertes.

Según García Vinuesa en una entrevista con El Mundo, es un gen que codifica la calmodulina, “una proteína que es importante para regular el ritmo cardiaco, porque controla la entrada y salida de calcio de las células del corazón“, dijo.

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“Y se sabe que es causa importante de muerte súbita en niños y de arritmias que en general son bastantes letales”, añadió.

Por otro lado, los dos niños no presentaban esa mutación.

En cambio, según explicaba la inmunóloga, Caleb, el primer bebé, nació con una laringomalacia, una obstrucción en las vías respiratorias.

“El segundo bebé, Patrick, desarrolló una epilepsia muy severa a los cuatro meses y murió a los ocho meses de un ataque epiléptico”, detallaba.

Arresto

La investigación policial sobre la muerte de los cuatro niños comenzó el día en que murió Laura, pero pasaron más de dos años antes de que Folbigg fuera detenida y acusada.

A pesar de que el examen de los restos de los bebés no se encontró ninguna evidencia física de que hubieran sido asfixiados, Craig, el marido de Folbigg quien sospechaba de ella, colaboró con los agentes.

A las autoridades le entregó sus diarios en los que, según los fiscales, contenían “los pensamientos más profundos de una mujer torturada por la culpa por su papel en la muerte de sus hijos“.

Liberación

“Estoy eufórica”, decía en sus primeras declaraciones al canal australiano 9News.

Dicho medio acompañó a la madre indultada durante su salida de la prisión hasta una granja donde le esperaba su amiga Tracy Chapman, uno de sus pocos apoyos con los que ha contado durante las dos décadas que ha pasado en una celda.