Uno de los análisis al respecto lo expone el New York Times, diario que cree que el contagio del mandatario podría significar un golpe a su candidatura.

Ese medio apunta a que el mandatario viene quitándole importancia y negando la dimensión a la pandemia, con su reticencia a usar tapabocas como su mayor símbolo de desdén. Esto al punto de burlarse de su rival, Joe Biden, por usarlo a cada instante.

Sin embargo, ese blindaje aparente que construyó podría caer al haber contraído la enfermedad, haciéndolo ver vulnerable e impreciso en su juicio sobre la misma, lo que  podría afectar la solidez de su discurso.

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Según el Times, las decisiones del mandatario sobre la pandemia podrían perder credibilidad en algunos sectores al ver que ni siquiera el hombre más poderoso del planeta se salvó del virus, pese a que le restaba importancia.

Su posible ausencia de los debates también podría resultar decisiva, teniendo en cuenta que su estrategia clara fue atacar a Biden, arrinconándolo y mostrándose superior al discutir (más que al debatir, pues el tire y afloje entre ambos pareció independiente de los argumentos).

Trump sabe jugar contra los pronósticos

Sin embargo, el análisis del New York Times parece subestimar en parte la conocida capacidad de Trump de volver a su favor las situaciones desfavorables; algo que quedó claro desde el mismo momento en que ganó las elecciones contra todo pronóstico.

Parte de esa ‘resiliencia’ política parte de la incondicionalidad de un amplio sector de su electorado que desafía muchas veces hasta el sentido común para darle la razón. Esto ha quedado demostrado en distintas oportunidades, como cuando se anunció que quienes quisieran acompañar a Trump a sus eventos de campaña tendrían que eximirlo de cualquier responsabilidad en caso de contraer COVID-19. Un tema que no impidió que cientos de seguidores se lanzaran a seguirlo, aunque en algunos eventos sí se notó que eran muchos menos de lo esperado.

Aunque en algunas encuestas luce rezagado respecto a Biden, el efecto de la contingencia actual en las posibilidades de Trump es todavía incierto. El demócrata desaparecerá durante unos días de las primeras planas y Trump las ocupará gustoso, aplicando el viejo refrán de la política: “Que hablen, mal o bien, pero que hablen”. Es ahí donde sabe ganar, y sabe hacerlo aunque sea por haber perdido una batalla contra el coronavirus.