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La comunidad citentífica mantiene la atención sobre la variante ‘Frankenstein’ del Covid-19, identificada técnicamente como XFG o Stratus.
Este nuevo linaje del SARS-CoV-2 se convirtió en uno de los más detectados en los últimos meses, con un crecimiento rápido en diferentes regiones del mundo.
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Datos de la Organización Mundial de la Salud, OMS, indican que a finales de julio de 2025 representaba cerca de la mitad de los casos confirmados globalmente.
Origen y expansión de la nueva variante
La variante XFG tiene un origen particular: es el resultado de la combinación genética de dos subvariantes de Ómicron, LF.7 y LP.8.1.2.
Este proceso, conocido como recombinación, se produce cuando una persona contrae simultáneamente dos versiones distintas del virus, lo que permite el intercambio de material genético y la formación de un linaje híbrido.
El apodo ‘Frankenstein’ hace referencia a este carácter híbrido, inspirado en la obra literaria de Mary Shelley. Aunque el nombre es llamativo, los expertos recuerdan que no implica mayor peligrosidad que otras variantes en circulación.
La OMS la incluyó en la categoría de “variante bajo vigilancia” debido a su capacidad para expandirse rápidamente y evadir parcialmente la respuesta inmunitaria.
Actualmente, su presencia se registra en Asia, Europa, América Latina y América del Norte. El aumento sostenido de casos mantiene un seguimiento constante por parte de las autoridades sanitarias, aunque no se detectaron incrementos significativos en hospitalizaciones ni mortalidad.
Síntomas, prevención y tratamientos para nueva variante del COVID-19
En términos de síntomas, la variante ‘Frankenstein’ se comporta de forma similar a otras subvariantes de Ómicron.
Sin embargo, médicos y pacientes reportan un signo distintivo: la ronquera o pérdida temporal de la voz, que en algunos casos aparece antes que otros síntomas.
También se presentan fiebre, dolor de garganta, tos seca, congestión nasal, fatiga y, en menor medida, molestias digestivas como diarrea o dolor abdominal.
El manejo clínico no difiere del utilizado para otras variantes. Las vacunas aprobadas, en especial las actualizadas contra cepas recientes, mantienen su efectividad para prevenir cuadros graves.
Los antivirales disponibles continúan siendo una herramienta válida, y las medidas de prevención —lavado frecuente de manos, uso de mascarilla en espacios cerrados y ventilación de ambientes— siguen siendo recomendadas.
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Para la OMS, la clave está en no bajar la guardia. Aunque la evidencia actual indica que la variante “Frankenstein” no genera mayor gravedad, su alta transmisibilidad y capacidad de evasión inmunológica justifican un monitoreo constante.
Mantener la vacunación al día y reforzar las medidas de cuidado personal son acciones esenciales para reducir el riesgo de contagio y limitar su propagación en la población.
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