
La vida de Andreina Fiallo, reconocida por haber sido pareja del exfutbolista Fredy Guarín, estuvo marcada por uno de los episodios más dolorosos que puede enfrentar una madre: ver a su hijo tomar la decisión de irse de casa para vivir con su padre.
Entre lágrimas, la empresaria relató cómo esa etapa coincidió con momentos de profunda vulnerabilidad en su vida y con los retos propios de la adolescencia de Daniel Guarín, su hijo mayor.
Fiallo confesó que el proceso comenzó durante la pandemia, una época que ya de por sí había sido compleja para todos debido al encierro y a los cambios emocionales. Ella estaba iniciando una nueva relación, lo que significaba también la llegada de una figura paterna distinta a la que sus hijos habían conocido. Para Daniel, aceptar ese cambio fue difícil.
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“Él no podía entender que su mamá tuviera que rehacer su vida”, contó entre sollozos. La cercanía que siempre habían tenido madre e hijo se vio alterada por comentarios externos y por las voces que lo incitaban a cambiar de ambiente. “Le ofrecieron la salida más fácil: ‘si no estás feliz allá, vente con nosotros’”, relató Fiallo.
La decisión de Daniel Guarín que entriteció a Andreina Fiallo
En diciembre de 2020, sin que existiera un conflicto grave en casa, Daniel Guarín Fiallo tomó la decisión de irse con su papá, el futbolista Freddy Guarín. Para Andreina fue un golpe inesperado: “Nunca imaginé que a los 15 años me diría que se iba. Fue durísimo, porque siempre habíamos sido muy unidos”.
La situación se complicó cuando, en marzo de 2021, la comunicación entre madre e hijo se rompió. Daniel no quería hablarle y, en medio de esa distancia, ella se enteró de que estaba embarazada. Fiallo aseguró que vivió momentos de tristeza profunda: “Me levantaba pensando en él, lloraba todos los días. No hubo un solo instante en que no lo extrañara”.
Con voz entrecortada y en medio del llanto, recordó un episodio particular: el Día de la Madre de 2021. Andreina intentó contactarlo varias veces porque deseaba abrazarlo, pero Daniel se negó. Finalmente, recibió un regalo con una tarjeta firmada por sus hijos, lo que, aunque le dio algo de consuelo, dejó en evidencia la distancia emocional que existía.
La empresaria reveló que durante ese tiempo su hijo estuvo expuesto a malas influencias y a situaciones de riesgo, algo que como madre le causaba un dolor enorme. Sin embargo, entendió que debía dejarlo vivir su propia experiencia para que pudiera valorar lo que tenía en casa.
¿Cuándo regresó Daniel Guarín a la casa?
Meses después, antes del cumpleaños de Daniel, la familia viajó a Barú, en Cartagena, junto con Dana, la hermana menor. Ese viaje marcó un punto de inflexión, pues al regresar a Medellín el joven ya no quería separarse de su mamá.
Fiallo explicó que aunque fue uno de los procesos más duros de su vida, también significó un aprendizaje para ambos. “Mi hijo debía irse, estrellarse y vivir esa mala experiencia para valorar quién siempre estuvo ahí para él”, expresó.
Finalmente, Daniel reconoció su error y se lo confesó con sinceridad: “Mami, no sé por qué me fui, fue por inmadurez”. Ese momento de reconciliación permitió que madre e hijo compartieran el embarazo de Ian, el hijo menor de Andreina, fortaleciendo nuevamente la unión familiar.
Fiallo, al compartir este relato cargado de dolor y aprendizaje, mostró la vulnerabilidad y la fortaleza que muchas madres viven en silencio. Su historia refleja los retos de la maternidad en medio de separaciones, nuevas relaciones y los difíciles caminos de la adolescencia.
Hoy, más tranquila y con sus hijos a su lado, afirma que esa etapa la hizo más fuerte y le permitió comprender que, aunque los hijos pueden equivocarse, siempre regresan al amor incondicional de una madre.
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