El Ministerio de Hacienda, a través de su titular Germán Ávila, anunció que estaría dispuesto a modificar dos de los impuestos más polémicos de la reforma tributaria: el gravamen al consumo de bebidas alcohólicas, especialmente la cerveza, y el impuesto al carbono que incrementa en 100 pesos el precio de la gasolina.
Con estas concesiones, el Gobierno busca salvar la ley de financiamiento con la que pretende recaudar 16,3 billones de pesos para cubrir parte del Presupuesto de 2026, detalla La República.
La reforma enfrenta un futuro incierto en las comisiones económicas del Congreso, donde podría hundirse por falta de votos. Si esto ocurre, el Gobierno tendría que acudir a sesiones extraordinarias, añadió ese medio.
Los impuestos a la cerveza y al carbono han sido algunos de los más cuestionados desde que se presentó el proyecto en septiembre, junto con tributos financieros y el aumento del impuesto al patrimonio.
Ávila defendió que el sector financiero paga tasas más bajas que otros sectores y tiene utilidades crecientes, apuntó ese periódico.
El ministro insistió en mantener impuestos que generan mayor recaudo, como el consumo de alcohol y tabaco, el patrimonio y gravámenes a personas jurídicas, que sumarían 6,5 billones.
Mientras tanto, persiste la controversia por la posibilidad de declarar una emergencia económica para aprobar la tributaria vía decreto, algo que expertos consideran improcedente.
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