
En la grabación se observa a una mujer realizando comentarios despectivos contra la mencionada joven, a quien además empujó y cuya amiga sufrió un jalón de cabello.
La situación, que ocurrió en un aparente estado de embriaguez, generó fuerte rechazo digital, donde usuarios identificaron a la agresora y divulgaron ampliamente sus datos laborales y personales. El perfil de Linkedin de la mujer también fue viralizado en redes.
La víctima compartió el video en TikTok e Instagram, mostrando frases ofensivas como “piojosa” y alusiones a su nacionalidad venezolana, lo que evidenció un claro acto de xenofobia.
El hecho abrió un debate ético y corporativo sobre hasta qué punto una empresa debe intervenir cuando un trabajador protagoniza un escándalo fuera de su ámbito laboral.




Iván Jiménez, profesor del Observatorio Laboral de la Javeriana, dijo a El Tiempo que las compañías no pueden sancionar directamente conductas privadas, salvo que generen un daño institucional o involucren visiblemente representación de la empresa.
Sin embargo, advirtió que, desde el punto de vista reputacional, las organizaciones sí pueden decidir prescindir de un empleado para evitar que su imagen se asocie a comportamientos discriminatorios.
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